Había viajado toda la noche para verla aquel día, llegó una hora antes al lugar acordado y empezó a ponerse nervioso ¿y sino venía? ¿y si le surgía cualquier cosa y al final no se veían?. Cambiaba una y otra vez de canción en la radio del coche, parecía que ninguna le acaba por convencer, miraba nervioso hacia la calle pero todo seguía igual nada se movía, parecía que el tiempo había detenido los relojes, hasta el aire parecía haber cesado su movimiento…
Había cambiado su mar azul de dudas por un océano de cristal y ladrillo, por una ciudad que hoy más que nunca parecía agobiarle.
Por fin la vio parecer y era justo como la había imaginado y soñado tantas veces, exactamente igual, con la misma sonrisa, los mismos ojos, llevaba una gorra estilo francés bastante bonita que embellecía aún más si cabe sus facciones…si el mundo antes parecía detenido ahora nada existía, sólo ellos dos.
Nuestro hombre bajó del coche más nervioso que nunca, le temblaban las piernas, la voz...ella sonrío cuando lo vio y, no puedo asegurarlo pero creo que también ella lo había imaginado así, con aquella camiseta negra, los vaqueros y como no su piel tan morena y sus gestos de duda existencial.
Se acercaron el uno al otro, los dos notaron que temblaban sus voces cuando se saludaron, se dieron dos besos en la mejilla y bajaron la mirada sonrojándose. -¿Qué tal?, -Bien, -¿Nos vamos? fue todo lo que acertaron a decirse. Subieron al coche y se marcharon a un sitio más tranquilo donde poder hablar sin que nadie los molestase...
Durante la marcha fueron muy callados apenas se decían nada…la música llenaba los vacíos, Ismael Serrano se fundía con canciones de Quique González y, Manuel Cuesta bailaba el agua para luego dejar cantar a Pablo Ager...”esta noche el amor va disfrazado de sirena, creo que me he vuelto a enamorar un poco…”. ¿Un poco sólo? nuestro hombre estaba colado por ella, perdido por ella, casi vivía por ella…
Llegaron por fin y pararon el coche…decidieron salir a dar una vuelta y fueron contándose todas sus cosas, todo lo que pensaban, aunque evitaban hablar el uno del otro…poco a poco las conversaciones que habían mantenido por otros medios fueron tomando su forma real y todo empezaba a parecer perfecto, casi mágico…se reían, se sonrojaban aunque seguían manteniendo las distancias…hasta que ella dijo: -¿Qué pasa que no piensas abrazarme nunca o qué?.- a nuestro amigo le dio un vuelvo el corazón era lo que llevaba esperando desde que la vio así que en un alarde de valentía la abrazó con fuerza y apoyó la cabeza en su hombro…olía tan bien…estuvieron así un buen rato aunque a nuestros dos protagonistas les pareció tan solo unos segundos…
Se dieron la mano y volvieron lentamente al coche…mientras, la noche iba cayendo y empezaba a hacer frío…, se sentaron en la parte de atrás y encendieron la radio del coche, empezaba a sonar aquella vieja canción de Serrano “como tantas madrugadas encerrados en un coche en una calle sin luz una calle sin nombre…los dos frente a frente se miran despacio” y eso fue lo que sucedió, como en los mejores cuentos, los dos se quedaron callados mirándose el uno al otro hasta que nuestro amigo no pudo aguantar la mirada y apartó la cabeza…rápidamente volvió a mirarla a los ojos y, la mirada de ella, seguía fija donde hace unos instantes habían estado los ojos de él…ella rodeó su cuello con los brazos y acercaron sus rostros hasta notar mutuamente sus respiraciones…, él cerró los brazos en sus caderas y los dos sonrieron….brillaban sus ojos, los ojos de los dos parecían luciérnagas en la noche, pasó un minuto, dos minutos, tres minutos, aquello parecía eterno pero el mundo se había parado y no iban a desaprovechar esa oportunidad y entonces se besaron y el mundo desapareció…. viajaron juntos a otros paraísos desiertos mejores donde eran felices, a otros universos donde la vida no ahogaba y en vez de fusiles había rosas…
Siguieron besándose, recorriendo cada parte de su cuerpo con sus manos, paraban de vez en cuando para coger aire pero volvían a lanzarse al vacío del deseo…llevaban tanto tiempo esperando para hacerlo, tanto tiempo deseando estar juntos que iban a agotar sus reservas para los próximos diez años...
Fundieron sus cuerpos aquella noche, se convirtieron en uno sólo, dieron rienda suelta a lo que sentían sin restricciones, recorrieron con los labios cada curva y recoveco de sus cuerpos y terminaron viendo amanecer abrazados, se sentían complementados, sentían que eran lo más importante el uno para el otro y que por fin la vida jugaba de su lado…
Una lágrima asomó por el rostro de ella y no dejó de abrazarlo y besarlo…nuestro hombre preguntó con miedo qué era lo que le pasaba y ella respondió: -Será que soy feliz, no me sueltes nunca ¿vale?. –Vale-, respondió nuestro hombre sonríendo y sintiéndose por fin parte de un mundo, de un mundo que acababan de construir y que empezaba a brillar con luz propia. Se miraron otra vez a los ojos, volvieron a abrazarse con fuerza y deseaban que aquello no terminase nunca...
Levantaron lentamente la mirada hasta que uno de ellos dijo: -¿Sabes? y los dos al unísono pronunciaron aquellas palabras que tanto tiempo habían deseado decirse en persona…-Te quiero.
Llegó la hora de marchar pero no importaba porque aquello quedaría en la memoria de ambos para siempre, era sólo el comienzo de una bonita historia, de una historia que deseaban con fuerza no terminase nunca. Esa noche el amor fue disfrazado de sirena, pero se convirtió en humano y por fin pudo respirar el aire que este mundo contenía.
Un aire que por primera vez empezaron a disfrutar, un aire que los llenaba de ganas y fuerzas de vivir, un aire que a ella le sabía a él y a él a ella.
Se despidieron besándose otra vez apasionadamente y, no estoy muy seguro, pero creo que la altura de la atmósfera descendió un poquito, aunque naturalmente ningún otro ser humano podía notarlo. El sol brilló con fuerza aquel día. Acaba de nacer una nueva estrella en el firmamento una estrella que llevaba sus nombres grabados y que esperaban con todas sus fuerzas nunca muriera ni dejara de alumbrar sus vidas, como un faro, porque eso era cada uno en la vida del otro, un faro que evitaba su irremediable naufragio contra las rocas.
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29 de agosto de 2006
Y el amor se disfrazó de sirena
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Como ya dije (tercera vez con esta xD) me encanta la historia, cuando la leí me emocionó, sobre todo un trozito de ella..
ResponderEliminarSorry por no ser mas extensa pero.. hoy me cuesta hasta mantener los ojos abiertos.
See you
:D uuuaaaooo... que bonitooo. Felicidades.
ResponderEliminarQue bonita historia!!
ResponderEliminarNos confirmas que los besos que dan las sirenas son como los de verdad, pero con extra de sal?? :P
Gracias por tu comentario, pasate y opina cuando lo desees :) Si me lo permites yo tambien lo haré. Ciao
ResponderEliminarPasaba a dejar un abrazo... sigo leyendo y luego comento.
ResponderEliminarSaludos
MentesSueltas
muy bonito tu blog, me gusta como escribes
ResponderEliminaranimo, los corazones rotos (o eso intui por tu comentario) se remiendan cuando menos se espera
saludos señor! no me da tiempo de leerte que es tarde, pero volveré con mas calama Ese faro? donde anda?
ResponderEliminarEsto me emocionó !
ResponderEliminarLindo!