7 de abril de 2011

La espera

Hay algo más cuando suena el piano, algo que va más allá de la melodía y el ritmo. Los dedos del pianista acarician las teclas como si fuera un cuerpo de mujer, arañando notas que llenan mis oídos. Sé que no es el piano con que los Beatles grabaron “Let it be”, ni siquiera está afinado, ni pulcro, ni brillante. Pero dudo que ningún otro consiga hacerme mecer de esta forma.

Tras la barra un camarero agita con absoluta precisión una coctelera, sus movimientos son cuidados y armónicos, fluidos, todo un arte, fruto quizás de muchas horas de trabajo durante demasiadas noches. Si en lugar de copas estuviera diseñando puentes no me cabe duda de que su próxima obra sería el nuevo Golden Gate.

En una mesa cercana una pareja discute acaloradamente, haciendo aspavientos, mientras un cliente solitario aprovecha su distracción para mirar descarada y lascivamente el escote de la mujer. Dos mesas más allá un grupo de amigos ríe y alardea de conquistas de fin de semana. En otra dos chicas se abrazan ajenas a cuanto sucede alrededor.

En los baños no para de nevar a pesar de que la primavera avanza inexorable. Se mueren sueños mientras alguien se venga de una exnovia escribiendo soeces con rotulador en la puerta. Otros graban corazones a navaja y alguien deja un verso de Neruda. Curioso contraste, mezcla de maldad, sabiduría y aburrimiento.

Una camarera rubia guiña el ojo y disimula mientras sirve. Se agacha exageradamente y después la veo alejarse sonriendo por las reacciones que provoca mientras bambolea sus caderas. Consigue atrapar unas cuantas miradas que no pierden detalle de su avance y lo siguen al compás. Si fundase una nueva religión más de la mitad de los hombres de este bar se harían devotos al instante.

Me impaciento y miro el reloj. Observo una y otra vez la puerta, esperando que con el próximo giro de las bisagras tú aparezcas. El piano deja de sonar. Sobre el escenario alguien canta, hace llorar su guitarra mientras despierta el interés del público. Canta la misma canción con que te conocí y con la que te vi sonreír por primera vez. Hace más de un año. Desde entonces no he dejado de venir…

He intentado encontrarte a todas horas, por la mañana, por la tarde, en días de lluvia, en días de sol, he soñado con el encuentro una y otra vez pero jamás has vuelto a aparecer. ¿Por qué no dije nada en aquel instante? ¿Por qué este maldito sentimiento de culpabilidad ahora? He sopesado posibilidades, puede que aparezcas con amigos, puede que aparezcas llorando o riendo, puede que ni siquiera aparezcas o también puede que aparezcas del brazo de otro.

Y pasan las horas mientras espero. Te busco en la cara de todos los clientes pero no estás. Decido marcharme, cojo mis cosas y justo cuando voy a salir del local alguien entra. Eres tú, ¿quién me lo iba a decir? Tus ojos se cruzan con los míos y amablemente te apartas.

- Disculpa –sonríes como la primera vez.
- No pasa nada –contesto sonriendo también.

Salgo del local mientras te dejo dentro. Una intensa paz interior me arde en el pecho. Ha pasado un año y no he sido capaz de decirte nada más. ¿Qué voy a decir? Me ha bastado tu sonrisa, la espera ha merecido la pena.

Me alejo. Puede que también vuelva mañana, y pasado, y puede que pase un año y siga viniendo o toda una vida. Sonriendo, sin hablar, como la primera vez. Buscando encontrar tu sonrisa entre la gente. El único gesto que todavía me devuelve la paz.




Imagen: Leonardo Romero

NOTA:Para éste relato me he tomado la licencia de usar de inspiración y banda sonora la canción de David Rivera "De un tiempo a esta parte", incluída en su albúm "Abril".

7 Comentarios:

  1. ¿Pero serás mamonazo hipócrita de mierda? ¿Cómo puedes escribir genialidades como esta justo el día despues de asegurarme que no eras capaz de enlazar dos líneas seguidas?

    Te perdono porque te has salido, no por otra cosa ;)

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  2. Completamente de acuerdo con el señorito Ehse. Solo tú puedes mandarnos ayer un mail así y después escribir una entrada de semejante calibre... ya te vale XD! ;)
    La paz casi siempre se encuentra escondida por los bares, en algún rincón.Y sí. A veces viene acompañanda, otras veces llega del brazo de otro,a veces no llega, y a veces simplemente (y como bien has expresado) llega tarde... Nadie sabe por donde trasnocha ni qué la entretiene...supongo que la vida hace que se la paz se nos muestre esquiva, simplemente para que la echemos de menos.
    No se puede capturar una sonrisa, en especial ese tipo de sonrisa que no habla y aún así lo dice (casi) todo...o tal vez sí...en todo caso, y ya que volviste a cruzarte con ella...debiste girar sobre tus pies, quedarte un rato y tomarte una copa para comprobarlo...estoy convencida de que (en contra de lo que cres) las visagras no giraron de nuevo por casualidad ;)
    Aún así tranquilo, que siempre hay un plan B: te invito a una Guinness :)
    Un abrazo inmenso TroBador!!!

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  3. El mundo cabe en un bar, la música parece el tiempo que gira sobre el, y con maestría describes la vida pasar, en donde la monotonía no tiene lugar, porque siempre habrá un momento que le dará sentido.

    Un abrazo camarada desde la trinchera! :)

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  4. A veces, pasas una vida esperando algo y cuando desistes de pronto aparece. POr ello, cobran mayor sentido.
    Ahora bien, ¿ y si ese instante que siempre soñase puedieses tenerlo todos los días? ¿Dejaría de tener el mismo sentido?
    Siempre hay sonrisas, siempre, sólo hay que estar atento y retenerlas :)

    Un abrazo también de esos de verdad. Acompañado con una sonrisa.

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  5. Como dice la canción, el que toca el piano, el que canta, la que sirve, los que discuten, los que buscan, los que ahogan sus penas, cada uno con su tema y por último el que espera acompañado de la paciencia, que no encuentra ese momento para hablar, decidirse, dar un paso o tal vez eso es lo que quiere, simplemente ver y sentir la misma sensación para no perderla ¿quién sabe? pero como dice la canción
    "Bares, qué lugares
    Tan gratos para conversar
    No hay como el calor del amor en un bar".
    Un abrazo.

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  6. Me queda el consuelo de que al menos se vieron por un instante, pero me duele comprobar que todavía hay soñadores que como yo se aferran a un sueño intangible y que son tan cobardes que las palabras no brotan de su boca o lo hacen a destiempo.

    Sea como sea... grandioso relato. Un placer volver a leerte.

    Besotes.

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  7. Siempre he pensado que aquellas cosas que no se controlan, como son las sonrisas, el brillo de tus ojos cuando lo haces, los latidos de tu corazón...siempre dirán y alimentaran el alma mucho más que una conversacion llena de millones de palabras...
    Hay que ser muy bohemio y tener un gran corazón para saber apreciar esa hermosa sonrisa ;)

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