Han pasado cuatro años
desde la última vez que te ví, sin darnos cuenta el tiempo
amarilleó las fotos y los recuerdos se llenaron de polvo.
Me gusta pensar en ese
día en que me hiciste temblar al abrigo de aquella canción que
cantaste apoyada en mi hombro, sentí que el mundo se paraba aunque
ni siquiera nos hubiéramos besado. En ese momento se me secaron las
lágrimas y cicatrizaron las heridas. Ya era tuyo y habría hecho
cualquier cosa si tú me lo hubieras pedido. Afuera helaba pero no me
importaba, tenía tu calor cerca y la calidez endiablada de tus
palabras, tus abrazos furtivos, tus ojos negros brillantes. Hubo un
tiempo en que fuiste diosa sin saberlo y entonces fundé tu religión.
Tu eterna libertad te
hizo explorar otras vidas, saltar de otros trenes en marcha,
abandonar todo aquello que borrara tu sonrisa. La facilidad para
golpear los malos momentos me enamoró de ti, era imposible no
sonreír si tú estabas cerca y aunque nunca te conocí sola empecé
a imaginar vidas contigo. No hubo una sola de esas vidas que no me
hubiera gustado vivir.
Y el día que iba a
confesarme esclavo, que iba a romper mi silencio y a confesarte todo
lo que me quemaba por dentro decidí apagar el fuego y el tiempo pasó
deprisa. Me embarqué en otras búsquedas, otras historias. Apenas
tuvimos contacto en todo ese tiempo, no encontramos minutos siquiera
para un café y lo que una vez fueron caminos que se cruzaron
empezaron a caminar en otros rumbos. Nunca se lo dije a nadie pero
siempre busqué el brillo de tus ojos negros en otras miradas sin
encontrarlo nunca. La luna solo está en un lugar y parece que tú
decidiste llevártela puesta aquella noche.
Cuatro años después nos
hemos vuelto a encontrar. Acudo nervioso a la cita como la primera
vez, me miro en el espejo de los ascensores y no reconozco a ese que
una vez fui, mi pelo está perdiendo color y he engordado bastantes
kilos, creo que también he cambiado por dentro. La nostalgia no
consiguió ganarme y he vencido a muchos de mis fantasmas, si
supieras todo lo que he avanzado no te lo creerías, seguro que
estarías orgullosa, tú, que siempre viste en mi a un eterno
pesimista, a un romántico destrozado por las dudas y que no
encontraba forma alguna de rehacerse.
Por fin te veo, radiante
como siempre, hermosa como nunca. Con el pelo más negro y la sonrisa
más amplia. La vida te ha tratado bien y creo que eres feliz.
Comemos y me cuentas. Comemos y te cuento. Sigues siendo la misma
maravillosa persona de la que me enamoré una vez, has encontrado
formas de canalizar toda esa bondad que llevabas por dentro, has
seguido contagiando risas por donde has pisado. Has seguido siendo
tú. Y entonces miro tus ojos y veo aquel brillo que nunca he podido
encontrar en nadie más, ese brillo con el que sueño alguien me mire
alguna vez a solas y que le deseo a todo el mundo encuentre alguna
vez. De un plumazo la diosa ha vuelto exigiendo su altar, han vuelto
a brillar todas las lunas que no brillaron estos años.
Nos despedimos con un
abrazo.
- Cuídate.
- Hasta la vista, me
alegró verte.
- Espero que no pasen
cuatro años hasta que volvamos a vernos.
- Yo también lo
espero
Y te alejas con paso
seguro. El fuego vuelve a surgir como entonces y lo apago nuevamente
a golpe de guitarra y de relato, no es tan mala idea que las cosas
queden como quedaron. A fin de cuentas he descubierto una cosa, que
lo importante no es si te amé o no, si tú pensaste alguna vez en
mi. Lo importante es que he vuelto a ver ese brillo que creía
perdido. Tus ojos han vuelto a brillar al verme. Y he aprendido
algo: que ese brillo puede llegar de nuevo, que no he sabido
encontrarlo todo este tiempo porque buscarlo ha sido precisamente el
error. Hay que dejar que llegue solo, que se presente, que el sentir
sin esperar lo traiga.
Al volver a casa me miré
de nuevo en un espejo, mi pelo seguía igual y mis kilos también
pero había algo distinto, mis ojos tenían un brillo que no tenían
antes y que empujaba a mi sonrisa a alzarse. Por fin se cumple mi
sueño: alguien me mira a solas con los mismos ojos con los que tú
me miraste aquella noche. A veces hay que mirar en lugar de esperar a
que te miren.
Si te gustó la canción que incluí en el podcast visita a su autor: Kray Van Kirk
Ojalá. Que vuelva y se mantenga el brillo. Quién sabe en qué lugar, o en qué ojos.
ResponderEliminarQue belleza de texto ;) Hay relaciones que se marcan a fuego en tu corazón e incluso sabiendo que fueron vividas sin hacerlo... Pero nunca puedes permitir que esta pueda contigo, sino todo lo contrario, y lo que tu muy bien has plasmado al final, es decir haciendo que brillen tus ojos mas que nunca y tu corazón reluzca por encima de todo ;)
ResponderEliminarPd: Me ha parecido realmente precioso el texto, aunque no termino de saber porque me gusta tanto ;)
"siempre busqué el brillo de tus ojos negros en otras miradas sin encontrarlo nunca. La luna solo está en un lugar y parece que tú decidiste llevártela puesta aquella noche."...¿Se puede añadir algo más a semejante belleza? Hay ojos de Luna tan llenos de destellos plateados que jamás se olvidan. Brillan en la memoria aunque no nos demos cuenta durante años...su presencia nos alumnbra cada noche, cada segundo, a cada paso que damos, e inconscientemente nos pasam os el resto de la vida buscándolos en otras miradas.
ResponderEliminarOjalá, ojalá no pasen nunca más cuatro años. Ojalá nunca te cambie el tiempo por dentro...ojalá tropiezes con otro rayo de Luna en cualquier rincón :)Uno de esos inesquivables, que no se apagan jamás.
Un abrazo!!!
Uooo me ha encantado, claramente ese brillo volvera, y sí, tal vez tengas razón y has de mirar tú también no esperar siempre a que nos miren (cosa que yo también hago, que es más cómodo)
ResponderEliminarun beso y otra vez, precioso.
¿Qué te puedo decir? Me has dejado en blanco, tAn solo imaginar ese brillo, esa energía, esa manera de sentir es suficiente para vivir plenamente 1000 vidas. Hoy tu entrada está plagada de frases y pensamientos increíble pero de elegir alguna elegiría tu pensamiento final.Porque está lleno de esperanza, porque significa que comienzas a quererte como te mereces, como te queremos todos a los que nos has conquistado con tu sensibilidad, especial y única. Por fin ves el brillo de tus ojos, el reflejo de tu alma que cansado de dar, se abre para comenzar a recibir. Un besazo enorme que se te quiere muuuuucho, Oski.
ResponderEliminarOski, como te superas, cada texto transmite más que el anterior! *lágrimas en los ojos*. Una vez más me he sentido identificado (a mi también me han llamado pesimista muchas veces!) y qué preciosidad lo que escribes, y qué razón tienes en todo.
ResponderEliminarOjos malditos, qué tendrán! A mi me absorbieron unos enormes como la vida y azules como ningún otro azul ha existido sobre la tierra y ahí sigo... quizás algún día yo también me vea en el espejo y vea un poco de ese azul... algún día...
Gracias por esto tan bonito.
"A veces hay que mirar en lugar de esperar a que te miren." :)
Abrazos!
La melancolía, la nostalgia, el recuerdo de lo que fue, la pasión,el amor.
ResponderEliminarMe alegro de que el brillo de tus ojos resplandezca de nuevo en tu mirada, independientemente de la causa que lo haya producido.
Sonrisas suizas :D
Me recordó mucho a alguien muy especial en mi vida, alguien que me dijo lo mismo y que cada vez que nos reencontramos pasa lo mismo. El amor subyace siempre y los rescoldos del fuego de las miradas revive en un segundo, y eso es lo que me asusta, la capacidad que tiene una mirada o una sonrisa de provocar un incendio en un corazón. Muchos besos y hermosísima entrada.
ResponderEliminarY yo me descubro ante ti, porque logras que cuatro años quepan en el instante de una mirada, que la luna quede atrapada en su pupila, que toda la efervescencia del amor recupere su magia, y llene, de nuevo, su vida.
ResponderEliminarChapeau genio, un abrazo camarada!!
Esas personas que siempre que vuelven hacen que todo vuelva a su lugar, son como los hitos al borde del camino, como un vértice geodésico que deja constancia de que alguna vez fuimos felices, y que el camino no está cerrado.
ResponderEliminarCuídate.
p.d: Un relato perfecto, sin peros.
No sé si aplaudir, llorar de emoción o reír. Un relato lleno de belleza y sentimientos. Poesía ante la que se doblegan los egos. Un alegato al amor. Un amor con la promesa bordada en un beso invisible que nos dice que volverás a encontrarte con ella y que nuestros ojos sonreirán con los tuyos con ese brillo que nos describes, tal y como lo han hecho ahora al leer algo tan lleno de magia, ternura y preciosismo como esto.
ResponderEliminarGRACIAS por compartir encuentros tan privados y maravillosos como éste con nosotros. Somos unos privilegiados. ¡Ojalá que el próximo encuentro sea pronto y para siempre!