8 de mayo de 2013

Cuando llora la ciudad

Hubo un tiempo en que las risas llenaban mi vida y mi piel absorbía todas las lágrimas. La alegría era mí día a día y la nostalgia era tan sólo una palabra escrita en los diccionarios. Pasaba las horas haciendo felices a los demás y me dejaba acariciar en los momentos duros, daba calor en las noches frías y escuchaba confesiones y secretos que nadie más conocía.

Sé que fui importante en muchas vidas, que llené huecos y rellené espacios. Vi crecer a los que me rodeaban mientras yo seguía siempre joven, esperando que otros brazos rodearan mi cuerpo. Soporté el abandono en baúles, los baños de agua a cuarenta grados y los remiendos que sanaban todas mis heridas.

Acepté que todo funcionaba a base de ciclos y que al final de cada ciclo tocaba esconderse en el baúl hasta que otro amanecer llegase. Esperaba siempre que una nueva vida apareciese y unos ojos tímidos me escrutaran con curiosidad. Esperaba convertirme en alguien importante, en una referencia a la que volver con el paso de los años, en parte de la historia de una persona…

Y hoy...hoy me encuentro abandonado, sintiendo el frío en la carne y notando como me moja la lluvia de esta ciudad, quizás llora, de la misma forma que lo hago yo ahora. Ha llegado mi final. Ya no habrá más achuchones ni besitos de buenas noches. No podré ser guardián nocturno, ni ejercer de protector ante los fantasmas.

Hoy no habrá más ciclos ni risas porque alguien decidió deshacerse de mi tirándome a la basura, obligándome a aceptarlo. Tengo miedo. Mucho miedo. Espero un milagro, quizás unos ojos tristes que se apiaden de mí para agarrar mi mano y rescatarme de este cruel final…


NOTA: El día que vi esta imagen me invadió una profunda tristeza. Entonces recordé mi peluche de siempre "Cascabel" un mono que me regaló mi abuela y que todavía conservo. Yo no sería capaz de tirarlo nunca y por un momento lo imaginé en esa situación. Espero que ese conejo encontrara dueño/a y no fuera devorado por las fauces del camión de la basura. Desconozco quién es el autor/ora de la fotografía por eso no aparece citado.

17 Comentarios:

  1. Siempre he admirado mucho, y envidiado tambien, esa capacidad para sentir esa unión tan especial y única con un objeto inanimado, ya sea peluche, juguete o lo que sea..Creo que tiene que ser tan mágico mirar ese peluche y notar como te invaden los recuerdos y vuelves a vivir tu infancia através de él...

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  2. Qué triste... Una vez más es imposible no leerse a uno mismo en tus relatos!

    De hecho, no has podido describir mejor como me encuentro ahora mismo. Perdido y dentro de un baúl que me he negado mucho tiempo a abrir, porque uno se acaba acostumbrando a todo.

    Me has dejado sin palabras. Y qué imagen. Yo también tengo un peluche de la infancia que nunca nunca tiraré... Si yo hubiese visto el conejito en la basura lo hubiese recogido, porque todos nos merecemos una segunda oportunidad.

    Abrazos amigo :)

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  3. ¡Qué curios! Yo también guardo un peluche que me regalaron de niño. Es un osezno de tamaño similar al conejito de la foto. He cambiado varias veces en mi vida de casa, pero siempre lo he llevado conmigo y conmigo sigue. Le tengo un cariño especial sin saber exactamente por qué. pero en el salón está conmigo.
    Un abrazo.

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  4. Que ternura de post, Oski, me ha encantado. Y hasta que no he visto la foto, pensé que hablabas de una persona.

    Tengo mi casa llena de cachivaches para jugar, lo achaco a que tuve una infancia cutre, pero es que me encantan.

    Mi hijo con 34 años, todavía arrastra a su oso Mosito, aunque está hecho una pena.

    Hice un post con el mismo tema, pero en el mío era el oso el que decidía dejar a su dueño, en clave de humor, claro.


    Para cuando tengas un rato tonto.

    http://elalmacendelosdiasperdidos.blogspot.com.es/2011/10/desahogos-de-un-oso-amoroso.html

    Un beso,


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  5. Un post muy sensible que nos hace pensar en la variedad tan infinita de relaciones que el ser humano puede mantener a lo largo de una vida...Curioso también el sentir que un objeto puede despertar en nosotros...

    Un abrazo

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  6. Es el siglo XXI. Aquí todo es desechable. En realidad, el único valor que cuenta es la utilidad, lo que no resulta útil acaba en la basura.

    Un texto muy sentimental.

    Un abrazo!

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  7. Enternecedor relato Oski,yo tambien pense que se trataba de una persona pero aunque no lo sea los lazos de unión entre el juguete de la infancia y el crio es un lazo de union muy personal tanto que llega a durar muchisimo tiempo incluso pasa de generacion.Gracias por compartirlo amigo,besines.
    P.D. la foto saca la nostalgia de la niñez,enternecedora.

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  8. Enorme, mientras lo leía ha cambiado totalmente el significado del relato, son cosas que no deben perderse, al igual que las fotos y recuerdos de la infancia.

    El mío es un leopardo que ahora mismo está guardando la habitación asomado desde la cima del armario y que, desde luego, no acabará en la situación de ese pobre conejo.

    Un abrazo!

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  9. Estoy totalmente de acuerdo contigo: nunca sería capaz de tirar ningún peluche (ni ningún objeto), tu vida ha crecido con ellos, y para bien o para mal, siempre te recordarán quién eres, y de dónde vienes... de ese modo es más fácil saber a hacia dónde vamos.

    Ha sido un texto realmente triste, pero la belleza de eso es que has hecho que todos los que lo hemos leído, o por lo menos la gran mayoría, nos aferremos más a nuestros peluches u objetos que una vez se nos dieron para sacarnos una sonrisa.

    De verdad, ha sido una de las mejores entradas, sobre todo por la lección que cada uno puede sacar de un mismo texto.

    Un fuerte abrazo, Oski! Seguimos en contacto por facebook :)

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  10. Todos somos un peluche viejo a veces. Eso no es malo. Lo trágico es que ya no te quieran.

    Es demoledor.

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  11. Antes lo viejo era eterno, sabio, bello. Ahora es solo viejo, desechable.

    Cuídate.

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  12. Hasta que no llegó la foto- triste por cierto- no sabía diferenciar si era para una persona o que. Porque es perfectamente aplicable a ambos casos.

    El peluche con el que dormía cuando era chica, ahora es el que me acompaña mientras estudio. Sí, le hablo como si fuera una persona para hacer " foco de atención". jajaja.

    ¡Besos grandeeees!

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  13. Vaya pena! yo también tengo algún peluche "de los de toda la vida" que nunca sería capaz de abandonar. Pobre conejo, parece hecho adrede pero realmente parece triste.
    :)

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  14. Relato cargado de ternura y sentimiento. Muy emotivo.

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  15. Siento una profunda tristeza. ¿Por qué abandonar la infanacia así? ¿Por qué dejarla tirada con desprecio en un cubo de basura?

    Mis lágrimas se escapan de mis ojos sin darme cuenta. Ese acto nunca lo entenderé.

    Abrazos de pato!

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  16. Jo Oski, lloraba la ciudad y lloro yo. Qué bonito... Sabes, yo nunca he tenido así un juguete o muñeco al que le tuviera un apego super especial, pero recuerdo ver la película de Toy Story y desde entonces me preocupaba especialmente por que los juguetes estuvieran cómodos. Te lo prometo, nunca dejaba un juguete tirado ni mal puesto, los adecuaba pensando que de veras tenían "alma" y no podía hacer que se sintieran mal. Esta entrada me recuerda a eso, y la palabra nostalgia ha vuelto a mi diccionario.

    ¡LOS JUGUETES NUNCA SE TIRAN! Hay miles de niños sin ellos, y hoy en día miles de sitios donde poder donarlos.
    Abrazos infantiles de peluche.

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