26 de enero de 2014

Trescientos kilómetros

Sé bien que jamás te he escrito una carta de despedida. Que nunca te dije adiós. Tal vez fuera porque nunca he querido sacarte de mi vida del todo, quizás porque me mataba aceptar que la mejor de las historias que he vivido nunca se había ido a tomar por culo en menos de lo que dura un parpadeo. Hay cosas para las que nadie te prepara.

De golpe me tuve que acostumbrar a no tener tu risa como bandera cada mañana, a no poder descansar mis ojos cansados en los tuyos, a decirle a todo el mundo "estoy bien" cuando en realidad jamás me había sentido tan vacío. Empecé a darle a eso de la poesía en secreto para vaciar todas las cosas que no era capaz de decirte. Ya ves, no ha salido de mis manos ni un sólo poema alegre todavía, supongo que porque en el fondo sé que si tú siguieras a mi lado yo no escribiría versos ni me subiría a cualquier escenario.

Todo este tiempo he privado al mundo de saber que en tus rizos yo tenía un refugio, que sacarte sonrisas era mi deporte favorito y que cuatro horas en tren hasta tu casa no eran nada si en el andén estabas tú esperando. Ahora me aterra hasta coger el metro, odio los vagones y cuando veo a alguien tirando de una maleta pienso en todas las que yo ya no voy a deshacer en tu habitación. Tenías el don de parar el tiempo cuando estábamos separados y de hacer que volase cuando estábamos juntos. Era un don de mierda, hay que reconocerlo, sobre todo cuando llegaba el domingo y yo tenía que volver a casa.

De tu mano todo era un poco más fácil y me tomaba a risa cosas que ahora no consigo sacar de mi cabeza. Nunca trescientos kilómetros entre tu casa y la mía fueron una distancia tan corta. Nunca los siete años que te sacaba una diferencia de edad menor. Viejas concepciones y absurdas leyes forjadas a base de decepciones se fueron al traste el día que te conocí. Y es que vaya alas tenías. Tenías unas alas del tamaño del continente africano, unas alas que envidiaría un Boeing 747; pero nuestro problema fue que nunca supimos volar juntos y cuando tú ascendías yo caía en picado.

No te puedo engañar, nunca supe deshacerme de mi tristeza, ni del halo de decadencia que me acompaña a cada paso que doy. Hoy he comprendido que quién me ame, tendrá que amar esa faceta también, o al menos comprenderla.

No voy a justificarme, así es la vida supongo, a veces se gana y otras se pierde. Entre nosotros directamente se quemó el tablero y no tuvimos sitio en el que poner las fichas. Aunque esto sea una comparación absurda, porque la vida no es un juego y siempre he odiado a los que la consideran así. Tú para mí no eras (ni eres) ninguna broma y si algo me ha dolido que estar roto es saber que tú estabas rota también.

Pero toca decir adiós, abrir la puerta para que seas feliz, o al menos para que puedas intentarlo, que yo seguiré mi camino, si es que algún día tuve alguno. Espero que en algún momento puedas perdonar todo lo que no te di, todas las balas que mi tristeza disparó contra tu vida. Yo agradeceré cada segundo que me reste, haber tenido la oportunidad de dormir y soñar, aunque fuera poco tiempo, contigo.

Imagen: "Despedida" by kelhus

40 Comentarios:

  1. Te leo, te leo y vuelvo a leerte... Es increíble lo lindo que escribís, de verdad... Sé que no soy muy variada en mis comentarios, que siempre digo lo mismo... Es que, cuando algo gusta, difícil es no redundar... Eso me pasa.

    Tiene esa dosis justa de nostalgia, de tristeza, pero no pierde la pulcritud de los textos bien escritos. Tampoco, y eso es una de las mejores cosas, pierde la capacidad expresiva enrroscándose en palabrerío. Genial.

    ¡Beso grandeeeee!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer que precisamente tú me digas eso :-) Una escritora de la escuela cortazariana capaz de sacar un texto de tres hojas de word, times new roman cuerpo 12 cada día.

      ¡¡Un besote!!

      Eliminar
  2. La piel de gallina tengo. Sentimientos auténticos, amores que no funcionan pero que no fracasan. Historias que hay que cerrar para seguir hacia delante. Pero te equivocas, ella no tiene nada que perdonarte y sí mucho que agradecerte.

    ResponderEliminar
  3. Con este me has matado tío, especialmente el último párrafo.
    También te digo que hoy me has pillado con el día raro, con las defensas bajas (que en cierto modo es como deberíamos estar siempre)

    Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues imagina como estaría yo al escribir :-( Gracias por venir siempre.

      Abrazos.

      Eliminar
  4. Decir adiós es muy duro, dímelo a mí.
    Pero muchas veces es necesario.
    Un besito.

    ResponderEliminar
  5. ¿Se acuerda el día que le dije que con usted no podía ser muy objetiva porque siempre sabía cómo generar empatía al ector? ¿Recuerda usted el día que le confesé que me sentía muy identificada con sus palabras? Pues no lo olvide nunca.

    Un adiós magnífico, auténtico y desgarrador.

    Un abrazo patuno muy fuerte :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me acuerdo del día, creo que fue con una Guiness u otro tipo de cerveza, pero seguro que era ese dulce néctar de dioses jajajaja. Gracias por todo San. No lo olvidaré.

      Un abrazo grande.

      Eliminar
  6. Dejas sin aliento Oski...
    Sin embargo es tan necesario despedirse en ocasiones...

    Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo creo que lo es, cerrar etapas. Dejar escapar a tus demonios. Que te voy a contar que no sepas.

      Otro abrazo enorme para ti.

      Eliminar
  7. Las despedidas y las rupturas siempre hacen que nos replanteemos cosas. Sin embargo, debería pesar más lo bueno que lo malo, pues lo bueno siempre permanece intacto, mientras los malo se acaba desgastando y difuminando en la memoria.

    Cuídate.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que al final, se acaba olvidando lo malo y recordando lo bueno. A fin de cuentas es lo que merece la pena :-)

      Un abrazote chavalote.

      Eliminar
  8. Recordar una relación puede convertirse en un dolor que, como muy bien dices, se acaba cuando se consigue decir adiós.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, no sé si termina del todo pero al menos es un paso para recomenzar.

      Abrazos.

      Eliminar
  9. No es tanto la despedida, tan duro momento como la belleza, belleza fría como el mármol, con que lo redactas, sino el después de escribirla, el después de publicarla, el silencio y la fortaleza de ese tiempo que pasas, y ahí, en ese momento, mi abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Carlos. Seguimos en la batalla jajaja.

      Un abrazo grande.

      Eliminar
  10. Siempre les tuve pánico a las despedidas. O quizá repelús. Pero bueno, son parte de la vida. Así que a hacerse grande. :)
    Muáac.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué remedio. Hay que recomponerse como se pueda jajaja.

      Un besote.

      Eliminar
  11. ..las despedidas lo bueno que tienen es que ponen el punto y final a las historias.
    Y eso es necesario para cerrar heridas, para poder ponerte la armadura otra vez y salir a la batalla.

    cuidate Oski, haz por cuidarte tu.
    No subestimes a lo que esta por venir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :-) no lo subestimo, llegará, de eso estoy seguro, en realidad estoy bien, parece que no, pero lo estoy.

      Te mereces un poco el cielo, creo que mi blog es la antítesis del tuyo. Tú viendo la parte azul del cielo y yo poniendo nubarrones jajajaja.

      Un abrazo grande.

      Eliminar
  12. Mejor dejar y que te dejen que no haber amado nunca.

    La memoria, selectiva al fin, se quedará con esos trescientos kilómetros que no eran nada comparado con una de sus sonrisas. O como era eso de volora juntos, o cobijar a tu tristeza antigua en uno de sus rizos.

    No hay que lamentar tanto lo que perdemos, como celebrar, y mucho, con qué nos quedamos de cada experiencia.

    Y sí, todos queremos que nos amen como somos, pero a cambio debemos tener esa misma generosidad que exigimos.

    Se nota que has escrito este post con el corazón, Oski.

    Muchos besos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está claro, jamás hay que arrepentirse de sentir. Peor sería no haber sentido nunca.

      Un abrazo grande Tesa.

      Eliminar
  13. Cuánta nostalgia amarrada a los recuerdos. Tal vez es momento de ir soltando amarras y buscar una nueva oportunidad.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las amarras ya están libres :-) nunca hay que cerrar las puertas a nada.

      Un beso, gracias por pasar.

      Eliminar
  14. "Y la eternidad duró lo que dura un fin de semana" :)
    Dos cosas: no me aterra que cojas trenes ni metros, si de ahí surgen poemas bestiales como poema a una deconocida, y dos, desde luego, en el fondo agradezco a esa mujer joven de alas enormes que tras de ella vinieran tus papeles garabateados de poesía, la cual no tiene que ser alegre, la cual cala y llena más cuando está llena de tristeza y melancolías, como este texto, como la vida.
    Me encanta y no, y lo leo hoy y me pillas ya sabes cómo, y me entristece pero a la vez, el decir adiós siempre es decir un hola a otra cosa, quizá mejor, en cualquier caso, nueva. Y no todo lo nuevo por conocer es peor.

    Abrazo enorme, Oski.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :-) hay personas imán, ya lo sabes. Sólo por eso la vida merece la pena. Una de cal y otra de arena, nunca supe cual era la buena, hay tantas tristezas como alegrías, aunque generalmente pasemos más tiempo pensando en las cosas malas que en las buenas. En fin, todo acaba teniendo su reflejo en las letras.

      Gracias por saber leerme tanto y tan bien.

      Un abrazote.

      Eliminar
  15. El dolor de tus palabras llega hasta aquí.. A veces es mejor decir adiós para poder dar la bienvenida a otras cosas.. ÁNIMO!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias Lau! me llegan tus ánimos de la mejor forma :-)

      Un beso.

      Eliminar
  16. Hubo más desamor en esta relación que amor. Más tristeza que otra cosa, aunque te considerases afortunado de poder dormir y soñar a su lado. Seguro que en la próxima puedes conjugar amor y felicidad en la misma vida.
    Un abrazo lleno de optimismo para ti.
    y no dejes la poesía ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No puedo dejar la poesía, es ella la que me agarra, no yo a ella.

      Un abrazo, gracias por pasar.

      Eliminar
  17. Es un doloroso trance, pero es necesario tener el valor para pasar por él. Tú no solo lo has hecho, sino que además lo has adornado con palabras.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay valores que a uno le gustaría no tener que tener nunca pero bueno :-) así son las cosas.

      Un abrazote.

      Eliminar
  18. Sólo puedo decir que me dejas sin palabras.

    ResponderEliminar
  19. Estuve liada estos días y no pude comentarte antes, pero es que...esta preciosa, y dura, carta no podía dejarla pasar.
    Cuántas cosas callamos en el vano intento de no aceptar su final, pero es que...es precisamente en los finales, y en las sombras, cuando salen a la luz los versos más puros.
    Nostalgia al galope con cada palabra, y los sentimientos más sinceros en esa confesión que todos deberíamos hacer. Hacernos.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :-) no te preocupes es un placer tenerte por aquí siempre, sea cuando sea.

      Gracias por tus palabras Mónica.

      Abrazos.

      Eliminar
  20. Acabas de destrozarme por dentro con esta entrada porque me siento así, y sinceramente, es una jodida mierda. Mucho ánimo y a seguir adelante, es lo que nos queda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siento que te duela esta entrada, pero como bien dices, nos toca seguir adelante.

      Un abrazo, gracias por pasar.

      Eliminar

¿Qué te ha sugerido lo que has leído? ¿Quieres aclarar algún punto? Añade lo que quieras, siéntete libre.