Se zafó de sus candados la caja
de recuerdos que escondía y se han escapado mirándome a la cara con ojos
inyectados en olvido. Siento en mi costado una puñalada que no sangra y se me
acumulan por dentro las ganas de gritar.
He acariciado cuerdas sobre escenarios
en los que nadie escucha. En los que sólo había un espectador al otro lado,
burlón y pesaroso, con ojeras, tan dispuesto a dinamitarme como a tumbarme de
un puñetazo. Y que llevaba mi nombre.
Me he vuelto a enamorar al pie de
una barra. He capturado la esencia de unos ojos y, los he descrito de tantas
formas que se me han acabado las palabras. Y ahora resuenan dentro de mí
gastadas, exhaustas, sin cuerpo ni sonido. Y no encuentro caminos para
liberarlas.
Han vuelto los kilómetros para
recordarme la inmensidad de lo que no conozco. La dulce intensidad de un abrazo
que es hogar. La voz que da calor aunque los termómetros se congelen. Y parece
tan de verdad que sé que es ilusorio.
He vuelto a dudar de mi rumbo.
Del norte de una brújula que no conozco. Del sentido de seguir poniendo sellos
vitales en las noches en que me encuentro desubicado y mucho más mayor de lo
que pensaba.
Me duele pensar que hay demasiados
sitios a los que ir, pero muy pocos en los que quedarse. En los que permanecer.
En los que construir. Quién sabe, tal vez nací para ser un mero recuerdo que se
pierde en la bruma de los días.
Que no sobrevive al paso del
tiempo…
Qué bueno, Óscar. Un texto que es un disparo certero, pero de una bala que ayuda a sacar a las otras.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Kowalski :-) aunque a veces disparo sin tener muy claro hacia dónde narices va a ir la bala. Me alegra acertar de vez en cuando.
EliminarAbrazos.
Es imposible que hayas nacido para ser olvido... Un abrazo desde La Redonda 😘
ResponderEliminarGracias mariniet, siempre me haces sonreír jajaja. Un abrazo! espero volver pronto o verte por estos lares.
EliminarTodos, absolutamente todos, somos nómadas en la memoria de los lugares, y de las gentes, y a veces de nosotros. Pero sobrevivir se sobrevive. Las palabras, en cambio, son de esas pocas cosas ilimatadas y perdurables, por eso hay que estar cerquita de ellas, aunque sea buscándolas.
ResponderEliminarEstá claro que lo que no mata fortalece (o eso decía Nietszche). Me encantó lo de ser nómada, me deja pensando.
EliminarSalud y gracias.
Genial, Oscar. Un poco amargo. Quizá sea hora de echar el ancla y permanecer. Quedarse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quién sabe, tal vez, cuando te pasas la vida huyendo y no hay respuesta tal vez la respuesta es quedarse.
EliminarAbrazos.