22 de abril de 2018

Momentos

En qué momento fluir sin miedo al dolor del juicio,
cuándo volver a ser galaxia y después planeta,
cuál será el instante exacto en que pulsaremos
el interruptor de tormentas
que nos salve de los monstruos.

Dónde quedó aparcado el triciclo
con viajes rumbo a “cualquier parte”,
en qué esquirla del tiempo
aprendimos a vagar sin rumbo
en qué espejo comenzamos a temer nuestro reflejo.

En qué rincón quedaron los niños
que siempre fuimos y que traicionamos,
en qué dirección escaparemos ahora
si perdimos todos los mapas
y no hay ciudad que sepa bailar con nuestra esencia.

Me pregunto si llegará acaso nuestro momento,
si habrá un pequeño destello
que anticipe el crack definitivo,
si nos devorarán las llamas de los calendarios
y huirán escurridizos los años entre nuestros dedos.

Me gustaría seguir soñándome pájaro,
y no encontrarme tan cansado
para bucear en mis lodos,
que el camino no sea foso,
y seguir encontrando resquicios de luz.

Hablar el lenguaje de las golondrinas,
entender el sabor de un beso,
construirme en los abrazos,
ser arquitecto de retinas,
mostrarme tan sensible como inquebrantable.

Y no conformarme con habitar la desdicha,
cuidar lo de dentro tanto como lo de fuera,
acariciarme despacio y con paciencia,
quererme bien y a paso lento,
vencer los muros de mi impaciencia.

Y construir con tiento un nuevo cometa,
que me lleve de la mano a las estrellas
que formaron parte de mi cuerpo
y que ahora siento temblando
tan profundo y dentro de mi pecho.

Gone With The Wind by Borda

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