26 de marzo de 2017

A cualquier otra parte

Camino pisando charcos, está lloviendo y Madrid empapa mi mirada. Por mis auriculares suenan canciones de otro tiempo, algunas ya olvidadas, que me demuestran que no es sólo cosa mía eso de no tener muy claro el sentido de todo, pero hoy he decidido que no voy buscarle sentido a nada. Porque a veces buscar es no estar presente. Y hoy necesito estarlo.

Te espero bajo la lluvia, me gusta sentir las gotas resbalando por mi rostro, siento que me devuelven a ese estado líquido que un día tuvimos y del que surgimos. No tardas en llegar y te encuentro hermosa como nunca, radiante como siempre. Se están desbordando galaxias de tus ojos sin que te des cuenta, poblando esta ciudad de estrellas. Pero me lo callo, fotografío la estampa y lo almaceno en mi cabeza para cuando necesite regresar a este momento.

Pasan las horas y a tu lado el tiempo cobra un sentido extraño, como si no existiera. Mi planeta conjuga con tu gravedad de un modo que no podría explicar ni con fórmulas matemáticas. Lo que duerme en el pecho me baila liviano y se aflojan los tornillos de mi cordura. No sé si tengo estómago o un sinfín de remolinos que se agitan.

Sonríes y vuelves a ser el faro que evita mi naufragio una vez más. Clavas tu mirada en la mía y viajamos de la mano al lugar del que venimos, en el que ya nos conocimos antes, antes incluso de conocernos, donde la sabiduría se respira y se exuda por los poros de la piel. Sin darnos cuenta estamos fundidos en un abrazo. Y explotan las galaxias

Tu boca junto a la mía conectando, calmando todas las guerras que nos han atormentado, que casi acaban con nosotros. Tu lengua acariciando la paz de mi idioma. Tus manos curando cicatrices. Sin juicios ni culpables. Abriendo los cerrojos del corazón. Que sabe la verdad. Que necesita la verdad.

El día se echa sobre nosotros. Nos despedimos. Sabemos que este momento se ha quedado flotando en el tiempo y que ha sido sólo nuestro. Que nos pertenece y que nada ni nadie podrá quitárnoslo, aunque la cordura vuelva y exija descargar su espada contra alguien.

Las mejores historias, sólo pueden vivirlas los locos que arriesgan. Y arriesgamos.

Y ahora que somos galaxia, que bailen las estrellas para nosotros.

Y que se joda el tiempo.

Galaxy by Adam

2 Comentarios:

  1. Madrid no deja de ser mi ciudad favorita para este tipo de encuentros. Y ahora que hace sol, mucho mejor.
    Un abrazo,
    p.

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