Desde siempre me había formulado ésta pregunta, siempre había sido una de las incógnitas mejor guardadas de la vida al menos de la mía. Porque yo lo sentía latir en mi pecho justo a la izquierda pero ese sonido no era suficiente para sentir que de verdad estaba allí y fue entonces cuando emprendí un viaje en su busca lejos de donde nací, lejos de donde aprendí a caminar, lejos de donde aprendí a leer, lejos de donde comprendí que la amistad no era una simple palabra más del diccionario, lejos de todo y al fin y al cabo de lo que siempre había buscado.
Y entonces tomé un tren con un destino incierto, conocí muchas personas en mi viaje, muchas historias diferentes, muchas maneras de sentir y de pensar no del todo diferentes a la mía y con un sólo fin: encontrarse a sí mismas.
Es curioso descubrir como cuando dejas atrás todo te das cuenta de que lo que realmente buscas lo tenías al alcance de tu mano, quizás estaba oculto, esperando que alguien lo viera con otros ojos y supiera limpiar el polvo del olvido. Pero seguiste el viaje, como el que sigue sin más esperanza un cometa que lo dirija a algún lugar donde todo se muestre más claro y con menos trampas y seguiste buscando en las ruinas de tu corazón hasta que por fin descubriste que la vida a veces sonríe y es de bien nacidos el ser agradecidos y devolver la sonrisa.
Y buceando entre los restos de un naufragio lo encontré, encontré la pieza que faltaba en el mecanismo de mi reloj y eso me dió las fuerzas suficientes como para no dar todo por perdido. Poco a poco comprendí que todo corazón tiene dos mitades, una se nos da nada más nacer pero otra permanece oculta en algún lugar del mundo y sólo si la encontramos y la unimos conseguimos ser felices. Y encontré mi otra mitad y decidí no perderla de vista ni un momento por muy lejos que decidiera marcharse. El destino quiso que esa mitad viajara al lugar donde hacia tiempo que partí, un lugar al que siempre estuve predestinado a volver y hacia el que ahora tacho los días en el calendario para volver y recontrarme con todo lo que dejé allí y ese trozo de mi que me faltaba.
No puedo contestar a la pregunta que da título a esta entrada sin confesar que el mío no lo tengo yo, hace tiempo que salió de mi pecho y fue a parar a cierta persona que lo recibió con los brazos abiertos. Esa persona me dió el suyo también. Y hoy siento que el mío no puede latir sin establecer esa conexión casi telepática que aun a pesar de la distancia nos mantiene unidos. Una distancia a la que tan sólo le quedan cuatro meses para romperse, cuatro meses que parecen cuatro siglos y que ahogan como una soga a un ahorcado, pero es llegado a este punto donde se vuelve a establecer la conexión y te das cuenta de que por muy lejos que esté tú corazón, lo sientes cerca tuya, sientes que te canta una nana al oído para dormirte cuando no eres capaz de conciliar el sueño y sientes que te abraza esperando el tan ansiado reencuentro. Porque la vida a veces simplemente puede ser maravillosa.
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1 de noviembre de 2006
¿Dónde está el corazón?
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Vaya, intentas confirmar mi teoria de que somos piezas de un puzzle? xD Fuera bromas, me alegra verte así, me alegra leer estas cosas y lógicamente tambien me alegra que hayas encontrado la otra mitad... änimo en esos 4 meses, que no son ná, ya veras luego cuando se pasen como habra merecido la pena la espera..
ResponderEliminar(Sí, sigo escasa xD)
See you
La distancia suele encontrarse en la cabeza.
ResponderEliminarNo se nota nada, pero nada, que estás enamorado... ;)
ResponderEliminarBesillos Oski!
Muy lindo. Lobo escribió un post sobre lo mismo un día que el corazón huyó de su pecho y fue a buscarlo, en su lahoradelamerienda.blogspot.com
ResponderEliminar:) me gustó
Ainn, tu tranquilo que te queda poquito, si has aguantado mas de 40 meses, aguantas 4 ¡¡Ella te dara animo y aliento para que llegues a la meta!!
ResponderEliminar_________________________
Soy hijo de un forastero
y de una estrella del alba,
y si hay amor, me dijeron,
y si hay amor, me dijeron,
toda distancia se salva.
__________________________
Por cierto que el dibujo que acompaña al post es genial :P
Eres el mejor...espero sinceramente que siga adelante y que te haga feliz :P te deseo lo mejor.tq
ResponderEliminarbonito... el corazón en realidad no nos pertenece... siempre nos lo acaban quitando.
ResponderEliminarMuchos besos!
me alegro por ti, espero que esa mitades ya unidas no se separen jamas
ResponderEliminarbesos
de verdad que siento no poder visitar igual que siempre a mis amistades blogueras (sigo sin Internet en mi nueva cueva).
ResponderEliminarLo siento mucho.
No os olvida,LEO
Un abrazo fuerte con aires de azahar
Tienes razón. Es así y es mágico, pleno, una maravilla. Aunque esconda mil peligros, pero menos mal que el latido es aún más fuerte y no nos deja oirlos.
ResponderEliminarQue tengas un buen fin de semana.
Supongo que el corazón, como los sentimientos no nos pertenecen... Tal vez sea por eso que cuando el amor se acaba algo vacio se queda dentro de nosotros.
ResponderEliminarUn blogsaludo.
Y volverás… aunque el camino recorrido ha sido necesario para toda esa sabiduría que destilas y tornas en palabras.
ResponderEliminarUn beso infinito
Yo veo tu corazón aquí.
ResponderEliminarvi luz y entré. me gusto, he de volver
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