14 de enero de 2008

¿Volar sin alas o estrellarse contra el suelo?

Pasaron varios días hasta que alguien cayó en la cuenta de que los sueños habían desaparecido. Fue un momento amargo, como cuando alguien desconecta el cable del reproductor sin darse cuenta e interrumpe una magistral pieza musical o como ese río caudaloso lleno de peces que de repente se seca de la noche a la mañana. Ocurrió súbitamente, nada pareció cambiar en la ciudad, las farolas no se apagaron, los coches no dejaron de circular, la gente no abandonó la rutina de sus estresantes vidas, no se calló el ruido, las radios no dejaron de sonar. Todo parecía seguir girando como lo había hecho durante tantos años. Era un día normal más, salvo por un pequeño detalle: un ángel acababa de estrellarse contra el suelo.

Se levantó un poco aturdido por el golpe, se sacudió la ropa que hasta tan sólo unos segundos antes había estado formada por una túnica blanca impoluta y ahora eran unos pantalones de pana y una camisa a cuadros. Se palpó la espalda varias veces y comprobó con estupor que sus alas habían desaparecido. Miró a su alrededor buscándolas desesperadamente pero no las encontró. Empezó a avanzar por las calles adyacentes y por fin las vio junto a un cubo de basura, se acercó hasta ellas y cuando las tocó se deshicieron en miles de plumas, que salieron impulsadas por el viento que levantaban los coches a su paso. Fue entonces cuando rompió a llorar y sus lágrimas se evaporaron antes de tocar el suelo.


- ¿No crees que nos hemos pasado un poco con el chico? –le decía un ángel fornido a otro mientras jugaban al póker sobre una pequeña mesa de café.
- Tiene que aprender por su cuenta; que descubra que allí abajo está lleno de gente sin escrúpulos y por mucho que nosotros hagamos nada va a cambiar. Lo mejor es dejar fluir las cosas.
- Parece tener mucha voluntad –contestó mientras mostraba sus cartas.-Escalera de color. ¡Yo gano!
- ¡Mierda! –tiró las cartas y se reclinó en su silla.
- Cuida ese vocabulario, los ángeles no podemos decir ese tipo de cosas...
- Tampoco podemos jugar al póker y aquí nos tienes –protestó visiblemente enojado -. Creo que te pasaste al quitarle también las alas.
- O se hacen bien las cosas, o no se hacen. Es la única manera de que vuelva aquí arrepentido y nos de una vez por todas la razón.
- Supongo que tienes razón.
Retiraron la mesa y se tumbaron sobre las nubes a observar.


Recuperado ya del todo de su caída, decidió explorar lo que le deparaba su nueva vida. Avanzaba lentamente y observaba con curiosidad todo cuanto veía. Pronto descubrió que nada iba a ser tan fácil como había pensado. Miró a un par de tipos mientras trapicheaban, le resultó curioso el cuidado y secretismo con que lo hacían, parecía que temían ser descubiertos. A aquellos tipos no pareció gustarles demasiado ser observados y con un escueto: “¿Qué coño estás mirando?”, fue suficiente para que su recién estrenado instinto de supervivencia aflorase y echase a correr. En su carrera chocó contra otro matón al que tampoco le gustó demasiado que interrumpiesen su camino de aquella manera, como respuesta le puso un ojo morado. Dolorido siguió caminando y llegó al escaparate de una pastelería, leyó “cabello de ángel” y no dudó en entrar y pedir una de aquellas cosas que mordió con avidez. Cuando el dueño del local se dio cuenta de que no pensaba pagar aquello que acababa de tomar, se dispuso a cobrar aquel pastel de otra manera. Pero el ángel, al que a partir de ahora llamaremos Gabriel se dio cuenta de que algo no marchaba y salió otra vez por patas.


-¿Crees que sobrevivirá mucho más? –preguntó el ángel fornido.
- Ummm, teóricamente está muerto, ¿no? No iría a un lugar mucho más distinto que este.
- También tienes razón…
- Lo que más me preocupa es que puedo sentir que todavía quiere cambiar las cosas: es uno de los nuestros, sabía perfectamente que lo golpearían, puede ver el futuro, pero aún así lo intentó, lo intentó por ver si estaba equivocado. Todavía tiene fe en las personas.
- La fe es lo que nos mueve, ¿no?
- Lo que nos mueve son las alas. ¿Otra partidita?
- Vale, pero esta vez reparto yo.



Gabriel terminaba su primer día fuera del cielo y se sentía dolorido (y no precisamente por los golpes recibidos), empezaba a hacer frío y tenía hambre. Maldijo las malditas normas. Los ángeles en la tierra tenían sensaciones humanas, lo único que conservaban era uno de sus poderes, elegido aleatoriamente entre todos los disponibles y, generalmente, el afortunado era el más inútil de todos ellos. Gabriel conservaba la capacidad para ver el futuro, pero por alguna extraña razón no podía ver más de cinco segundos. Con lo cual se sentía desnudo del todo.

Llegó hasta un parque y se tumbó en un banco, tiritaba de frío. La gente que pasaba por allí no veía o más bien no quería ver a Gabriel. Pero hay algo que nadie sabe, y es que los ángeles también pueden ser vengativos. Gabriel recordó los nombres de todas las personas que decidieron no ayudarlo por si algún día un rayo desviado iba a caer sobre sus cabezas. Un pequeño truco que hacia morirse de la risa (metafóricamente hablando) a los ángeles. Gajes del oficio. Nadie queda sin castigo.

Llegó a quedarse dormido y cuando despertó había un hombre sentado a su lado. Llevaba un gran abrigo, unos guantes con los dedos cortados y bebía de un cartón de vino. Su pelo descuidado y su barba enmarañada daban a entender que aquel hombre era un mendigo.

- Una noche fría, amigo, ¿eh? –dio un trago a su cartón.
- La verdad es que sí.
El mendigo se levantó y se acercó a un carrito de la compra que tenía cerca. Cogió una manta roída y se la tendió a Gabriel.

- ¿Qué hace un tipo como tú en un sitio como éste?
- Intento cambiar el mundo
- Ja, ja, ja –dio otro trago a su cartón-. Es lo más gracioso que he oído en años. Mientras unos soñamos con no morir de frío, tu sueñas con cambiar el mundo, jajaja.
- ¿Así que sueñas? –la cara de Gabriel cambió por completo.
- Bueno… si logro dormir más de cuatro horas seguidas a veces consigo soñar con un banquete o con un vino mejor que el de este cartón.
- Eso ya es algo. ¿Sabes que la mayor parte de las personas de este mundo no sueñan? Sin darse cuenta empiezan a dejar de imaginar que todo puede cambiar, se limitan a esperar, observan el mundo como espectadores, esperando que la mierda no llegue a salpicarlos nunca.
- Jajajaja. Vaya, un curioso punto de mira –dio otro trago a su cartón antes de tirarlo vacío al carro.- No serás filósofo o algo así, ¿no?
- No, sólo soy un ángel que no se ha limitado a esperar arriba a que todo cambie. He venido a intentarlo aquí abajo.
- ¡Un ángel dice! Jajajaja, amigo, tienes que dejar de beber, te sienta peor que a mí. Acepta de una vez que estás en la calle, que estamos solos y que al menos nos queda el vino para ahogar las penas. Aunque sinceramente creo que saben nadar.

Gabriel esbozó una sonrisa. Podía sentir que aquel era un buen hombre. Necesitaba buenos hombres para cambiar el mundo…

- ¿Te gustaría cambiar el mundo conmigo?
- Ummmm –el hombre se detuvo a pensar un momento-. ¿Habrá bebida y comida?
- Creo que algo se podrá hacer en ese aspecto.
- Entonces vale. De todas formas no tengo nada mejor que hacer, jajaja.

Se levantaron del banco y empujaron el carro juntos. Ahora tenían algo por lo que luchar. Cambiar el mundo no iba a ser fácil pero por algo había que empezar, pasaron el resto de la noche escribiendo en papeles: ¡Somos un ángel y un mendigo. Juntos cambiaremos el mundo. Únete!


Desde el cielo tumbados en las nubes los dos ángeles observaban sorprendidos el panorama.

-¿Has visto eso? ¡Reparten panfletos y la gente se les une, sonríen al leerlo, creen que están locos! ¡Les parece gracioso y piensan que es buena idea!
- Ese pequeño cabroncete lo está consiguiendo.
- Nuestro pequeño Gabriel es ya todo un ángel, va a cambiar el mundo a base de sonrisas.
- ¿Cómo no se nos ocurriría a nosotros antes?
- Quizás pasamos demasiado tiempo jugando al póker o haciéndole putadas al pobre.
- Quizás…

Ambos sonrieron y lloraron de felicidad pero naturalmente sus lágrimas se evaporaron antes de tocar el suelo.

NOTA: Éste relato forma parte de mi participación como miembro de "El cuentacuentos". Se encuentra bajo una licencia Creative Commons ©


10 Comentarios:

  1. Bueno chiquillo veo que te ha sentado bien el descanso. :)
    Me ha gustado esta historia, sí. Ese dejar ver que siempre habrá alguien dispuesto en el mundo por cambiar las cosas suceda lo que suceda. Aunque te sigan puteando, aunque veas que ya nadie tiene ilusiones por nada.

    Estos angeles... Con alas o sin ellas siempre lo serán ¿no?

    Besinos.

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  2. Hola Oski!! ¡Como se te echaba de menos! Muy original, em ha gustado tanto el choque del ángel con el mundo com ese mendigo romántico al que todavía le quedan ganas de cambiar el mundo. Buen cuento.


    Un abrazo,

    Pedro.

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  3. Hmmm... ¡venga, vale! Si el parón te ha servido para escribir esta historia, yo voy a reconocer que ha sido una buena idea (pero sigo pensando que no lo necesitabas...).

    ¿Qué te digo que no te esperes y que vayas a creerte? ¿Sinceramente? Pues... te diré que este relato me recuerda mucho a los de ese Oski que para mi era un completo desconocido al que admiraba y envidiaba por su forma de escribir. Ese Oski, tiempo después, pasó a ser mi canijo (mi hermano pequeño) y a escribir maravillas como esa que no voy a nombrar (los dos sabemos porqué, jejeje :P) y ahora... ahora vuelve para dejarme flipada una vez más.

    Cómo dejes de escribir otra vez, voy y te doy una colleja, ¿entendido? ;)

    Enhorabuena por una historia mejor que buena (esto rima y todo, ¿has visto? jeje). Besotes, aplausos y flores, ya sabes...

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  4. es una historia muy chula, me gusta lo de los ángeles jugando al poker, y lo que dice el mendigo sobre que las penas saben nadar.... :)
    Ah, sí; lo de que la gente vaya a seguir a un par de colgaos que reparten panfletos no se lo cree ni Gabriel por más fe que tenga ^^ aunque sería muy bonito.
    buen regreso encanto.
    un besillo con mucha fe.

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  5. Saludos...

    cómo va la vida...?

    Yo aquí tratando de visitar cada planeta, ciertmente cada mano es especial, hoy necesito las tuyas...la verdad que no aparece ningun correo dodne comunicarme contigo...

    El Punto es que necesito saber cómo andas de tiempo... muy ocupado, mas o menos ocupado... tengo una propuesta que hacerte... ojala pudieras responderme pronto... te dejo mi correo electronico... princiipito@gmail.com

    Un abrazo grande...

    Principito

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  6. Oski me ha encantado!! cuántas cosas pueden conseguirse a través de la risa...es un arma genial.

    Volveremos a leernos...

    Un saludo!

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  7. Y es que no es tan sueño cambiar el mundo, basta con querer cambiarlo. Claro que a quien se le ocurre o termina con la camisa de fuerza o despreciado. Hasta los mismos ángeles dudaban de su congérene y la sociedad dio la espalda al mendígo. Perfiles ideales para cambiar el mundo :)
    Un relato de gran contenido.Muy bueno Oski. Un abrazo

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  8. Buena historia!!! Me alegro de que el descanso te haya aportado ingenio y calidad (aunque antes ya eras todo un maestro).
    Que eso, que es precioso y muy original y estoy encantada de leerte de nuevo.
    Un abrazo.

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  9. Hermoso relato!!!
    Ahora atrévete a cambiar el mundo...
    http://www.revistalabrys.blogspot.com/

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  10. Muy chula...cambia tu vida para cambiar el mundo...siempre es posible un cambio a mejor...odio aquello de "mas vale malo conocido que buneo por conocer"

    Un beso!!

    Pd -> Yo tb voy a ver a Quique el dia 18 al palacio de congresos!!! A ver si hablamos via msn ;)

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