“Y pensar que muy pronto,
en unos pocos años, ya no recordaré de ti
más que detalles nimios y sin rostro envueltos en un halo
de película antigua y versos de papel.”
Marina Casado (“En unos pocos años”)
Hace tiempo que me hallo inmerso en una peculiar crisis existencial que me está llevando a dejar de lado las cosas que antes me llenaban. De un tiempo a esta parte empiezo a replantearme seriamente esta existencia endeble que mantiene al mundo sujeto de un pequeño hilo, y llego a pensar que nada merece tanto la pena como lo hacía antes.
Quizás ciertas cosas te llevan a pensar de esta manera. Un día, tras una pequeña discusión de amigos, llegué a la conclusión de que no estamos preparados para la verdad. A lo mejor porque es dolorosa y rompe el cristal de los sueños o, a lo mejor, porque es mejor auto convencerse de que nada es como parece.
Y de repente un día te escupen la verdad a la cara, como si fuera un jarro de agua fría, y esta no sólo te aturde si no que llega a doler.
¿Cómo se distingue si ese jarro de agua fría es real o es fruto de un cabreo momentáneo? No lo sé. Quizás no llego a comprender demasiado la situación, quizás porque si soy consciente de que algo va a dolerle a alguien, me lo callo, aunque lo esté pensando y tenga ganas de soltarlo, al final aguanto el chaparrón, dejo que se oculte en el olvido y termino sonriendo como un idiota y pidiendo perdón por ser tan deficiente y tener tantos defectos.
Entonces “la verdad” vuelve a tu cabeza día tras día, te levantas y acuestas pensando en ello, te obsesiona, te destruye, porque tú te miras al espejo y no ves a un mal tipo. No ves tantos fallos, no ves tantos errores. Pero otros parece que en cada una de tus acciones ven un tremendo error y eso te hace pensar que nada ni nadie merece la pena. Quizás lo único que pasa es que estás enamorado y odias no poder expresarlo como se merece. Odias tener que aguantar no ser el primero de la lista. Odias no ser el único y no captar su atención. Odias que al acostarse no acabe pensando en ti. Odias no llegar a comprenderla.
¿Egoísmo? Me río yo de esta palabra. Los que más acusan a otros de serlo son los que más pecan en ese sentido. Tener falta de empatía es ser egoísta. Querer ser libre constantemente en un eterno bucle del yo es ser egoísta también. ¿Acaso piensas en la libertad de los demás, o estás demasiado preocupado en saber lo que te conviene? Esas personas nunca lo reconocerán, dirán que son independientes y que les cortas las alas. En fin. Son cosas que nunca me atreveré a decir a la cara porque sé que la batalla está perdida de antemano.
Mi forma de pensar siempre ha tendido más hacia la felicidad de los demás que hacia la mía propia. Nunca olvidaré esa vez que después de meses de comprensión, cariño y de darlo todo por una chica, esa chica me soltó: “Yo es que los prefiero cabrones, porque me dan morbo”. En ese momento tuve ganas de decir: “Pues muy bien, búscate al mayor cabronazo del mundo, que te destroce la vida y te haga llorar cada día, eso sí, no vengas a llorar a mis brazos nunca más” pero por el contrario, sonreí como un idiota y dije: “Siempre me tendrás para lo que necesites”.
Y aquí sigo, replantándome si la verdad es necesaria o es mejor seguir engañándonos con tristes promesas y tristes sueños en los que todo cambiará.
No estoy triste, ni lloro por las noches pensando en la triste vida que me ha tocado vivir. Simplemente miro las cosas desde otro punto, quizás más objetivo. En el que nada me afecta porque ya no salgo de mi burbuja. Esta es mi única verdad. No hay más gente en mi mundo que la que yo quiera ver y todos los que empezaban a ser un estorbo ya han sido expulsados por la puerta de atrás sin derecho a réplica.
Quizás haya empezado a ser un poco egoísta, a pensar más en mi que en los demás y a dejar de preocuparme por problemas que ni me afectan ni me tienen porqué afectar. Al fin y al cabo dentro de unos años no volveré a saber nada de mucha gente. No merece la pena preocuparse.
Todo está bien y ya no estoy para tonterías.
NOTA: Una versión del relato que puedes leer justo debajo de este texto, “Oda a mi rutina”, ha sido seleccionado entre 989 textos para ser incluido en el libro “Cuentos para sonreír” con motivo del Primer premio Algazara de microrrelato que organizó la editorial Hipalage. Muy pronto se podrá adquirir en las librerías.
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1 de marzo de 2009
La verdad
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¡Qué honor ver mis versos en tu blog! =)
ResponderEliminarLa verdad siempre da miedo porque es una poderosa aliada de la Realidad, y esta a su vez lo es del Tiempo. Pero los sueños tienen fecha de caducidad, y a veces se hace necesario enfrentarse a la verdad para poder sembrar nuevas ilusiones. Además, a menudo no es tan imponente como parece.
No quiero parecer muy friki, pero aquí va una frase del gran Albus P. W. B. Dumbledore:
"La verdad es una cosa terrible y hermosa, y por lo tanto debe ser tratada con gran cuidado."
La verdad es necesaria, aunque duela. Eso si, no se puede ofrecer a cualquiera ni en cualquier ocasión. La verdad es como la mentira, hacen el mismo daño. Lo único que cuando dices la verdad, sientes un peso menos, y cuando mientes, un peso más.
ResponderEliminarElijas lo que elijas, cuidate.
Un hug
Para mí, la verdad siempre ha sido un concepto absoluto, pero que en determinadas ocasiones y en ciertos aspectos de la vida, como seres humanos la captamos de manera subjetiva. La verdad es única, pero cada uno parece tener la suya. Nútrete de las verdades ajenas, pero no reniegues de la tuya. No tengas problema si de vez en cuando necesitas engañarte con promesas y sueños, en ocasiones es necesario; simplemente no te olvides de que lo estás haciendo, mantén un ancla con la realidad.
ResponderEliminarPor otro lado, no te avergüences del egoísmo, es lo más natural del mundo, no conozco ningún acto completamente altruista, no conozco a nadie que, a la hora de tomar decisiones, no se guíe plenamente por el egoísmo.
Siempre vemos la verdad de los demás, cuando nos miramos al espejo vemos el reflejo de la perfección... por eso duele tanto que nos digan como somos realmente, y nos enfadamos y nos sentimos mal... pero, a veces, hay que ser sinceros y decirla... aunque produzca dolor o nos lo hagamos a nosotros mismos...
ResponderEliminarNo creas que te estás volviendo egoísta, contrariamente, te estás volviendo más práctico. La vida da muchas vueltas y los años nos ayudan a reconocer qué personas de las que nos rodean son sienceras y leales y cuáles no. Exigir a los demás aquello que nosotros damos es un derecho, pero no es fácil conseguirlo. Siempre te quedará cierta sensación de ser un idiota a los pies de ciertas personas, pero aprenderás a que te ocurra cada vez con menos frecuencia. Aprenderás a hacerte valer y a ganarte el respeto y la honestidad de los que te rodean, siendo fiel a tus principios.
ResponderEliminarNo decaigas, lo que te ocurre es una fase vital como otras muchas que están por venir. Y no te sientas mal, mira por ti y por tu felicidad. eso no quiere decir que seas egoísta y que por arte de magia, tu generosidad vaya a desaparecer. Quien lo vea a sí, es porque no te conoce o no te quiere conocer.
Un saludo
FELICIDADES por la selección y la publicación que siempre que tú quieras ponerte a ello llegarán más momentos así.
ResponderEliminarY llegarán,porque sencillamente tienes el grial de los escritores,lo mismo lo mandas todo a la...que escribes diamantes en bruto y en polvo.
Que vas a ser tú egoista! El caracter en ese momento te hace desear serlo,aprietas puños y aún así temes hacer daño,y en circuito cerrado ese temor pasa junto al poco reparo que tienen en hacertelo,y amanece un nuevo día y como decía Charlton Heston en Midway "en marcha tigre o un piloto japonés derribará todo ese monton de palabras"
En este caso el tigre eres tú ;) y el piloto la vida así que en guardia pero sin para nada cambiar tú!
Egoista tú, xD
Un abrazo!!
Pues yo prefiero a los inocentes, tiernos y dulces, como mi marido. No podría ser feliz al lado de un cabronazo... ya lo probé y sufrí tanto que no pienso volver a repetirlo.
ResponderEliminarLa verdad es algo peligroso, hay quien no la soporta y prefiere vivir engañado, pero feliz. Es cuestionable, pero para qué vas a cargar a alguien con un tormento, pudiendo ver sonrisa radiante? Ilógico. Hay veces que yo también preferiría ser simplemente simple y alejarme de la verdad. Pero no puedo, prefiero conocerla aunque duela, aturda, sangre... Sí, la prefiero.Es cierto eso que dices de que tú al fin y al cabo te ves y no tienes tantos fallos, pero otros parecen que sí. Yo ya trato de ignorarlos, no sé si es que se creen tan sumamente inferiores que tienen que sacar a destajo los defectos de los demás para sentirse un poco mejor o lo contrario, que los que no 'llegan a su altura' no merecen el respeto. Creo que el egoísmo que algunos nos hace falta a otros le sobra en cantidades desmesuradas, pero que le vamos a hacer... tiene que haber de todo. Un abrazo Oski
ResponderEliminarPrimero FELICITACIONES!! por la selección de tu escrito.
ResponderEliminarY luego, sobre la verdad, cada uno tiene la suya. Es así lamentablemente, o por suerte. Quizá coincidas con algunas personas pero no con la mayoría.
Y lo único que tiene que importarte es ser verdadero con vos mismo.
Besos
el egoismo es una palabra mal entendida, no nos dejan utilizarla como corresponde y cuando dices "estoy siendo egoista" siempre hay alguien que viene con una sarta de moralina y discursos... cuidar de nosotros mismos es lo más altruista que podemos hacer; cuando uno aprende a cuidarse, aprende a cuidar a los demás de la manera adecuada, cediendo lo justo para dar la oportunidad a los demás para que aprendan que el limite de su felicidad y sus deseos se encuentra justo donde comienzan los límites de quien tienen enfrente... pero eso nunca debe significar ni perder la magia ni la inocencia, el mundo ya está lleno de cínicos (yo me cuento a veces entre ellos)
ResponderEliminarestá bien ser objetivo y ver las cosas desde una perspectiva más neutra, de manera que remuevan menos, pero esa forma de sentir de la que has hablado en esta entrada es parte de ti, y quizás el misterio esté, simplemente, en saber cuando hay que poner distancia y cuando dejarse llevar, y echarle corazón al asunto.
bueno... disculpa por la divagación
un besito, guapo.