Recorro ciudades a velocidades de vértigo. Sobrevuelo parajes haciendo maniobras imposibles sin miedo a entrar en barrena. A vista de pájaro extiendo los brazos y lo controlo todo. Es la grandeza de soñar, de alcanzar lo imposible, de ser por una vez, todo aquello que siempre quisiste ser, sin ojalás, sin "otra vez será”, sin el ya le llamaremos.
Y entonces despiertas, la rutina te golpea con saña, del mismo modo que la pata de una cama golpea tu dedo meñique cuando despistada y confiandamente te acercas descalzo a ella. Pasan los días y el cielo gris se torna azul para después volver a ser gris nuevamente,en un bucle infinito tan predecible que te hace bostezar de aburrimiento. Trato de ver un resquicio de esperanza en los que me rodean, un pequeño gesto que cambie ésta certeza atroz de que todo se derrumba. Una mueca...
Y abro mi novela inacabada, todavía a la mitad de la primera página. Investigo mis proyectos demacrados, guardados en cajones, sangrando en el suelo y suplicándome un rescate que nunca llega. Me acuerdo de Eltharion y de Sayuri, de aquella rosa negra, de mi noche de lobos... de tantas historias que juré continuar y aún siguen a flor de olvido. Y lloro, me derrumbo y lloro. Lágrimas de tinta que emborronan mis cuadernos. Pienso “mañana me pondré” y el mañana nunca llega. Lo que llega es la noche y los temblores, los sudores y la voz que me repite una y otra vez: “no llegarás”, “no serás”, “abandona de una vez...”
¿No creo ya en Nunca Jamás? ¿Peter ha muerto o nunca existió? ¿Lo maté yo?... sin darme cuenta, por querer atar su sombra, por agotar el polvo de hadas...
Y cuando mi cabeza estaba a un palmo de reventar, llegó Lisboa a mi vida, un resquicio de luz entre tanta sombra. Una huida necesaria, mi escapatoria perfecta. El lugar donde el fénix renació de sus cenizas. A veces, las pequeñas cosas son las que nos mantienen vivos. Las que nos abren los ojos. Dos billetes de avión y un viaje sorpresa...
Y, entre tranvías y autobuses amarillos, monumentos, charcos y fados que no oímos recordé que aún me quedan tres certezas, una fuiste tú, inevitablemente. Otra lleva una bellota colgada del cuello y la última sonríe eternamente mientras toca metafóricamente el saxofón en mi salón.
No sé si llegaré a ser algo, si la rutina acabará por ahogarme del todo, si volveré a Nunca Jamás o si la nostalgia seguirá invadiéndome como un parásito, lo único que sé es que gracias a esas tres certezas el mundo duele menos y eso, sólo eso, ya es razón para volver a soñar que vuelo.
Ojalá se hubieran juntado físicamente todas en Lisboa. No habría existido mejor remate para mecernos lentamente al ritmo de la vida.
Gracias...
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16 de febrero de 2011
Mis tres certezas
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:_) Y esa una siempre llevará tu bellota colgada en el cuello...ya sabess que es una suerte que la pusiera ahí, porque más tarde le ha salvado la vida, una y mil veces :)
ResponderEliminarLlegarás a dónde quieras, serás lo que desees, aunque no te des cuenta esta una te ha visto renacer mil veces cual Fénix... :) Y otras tantas que te quedan pequeño ;) No voy a hablar de Peter Pan esta vez, tampoco de Wendy, ni de Nunca Jamás...ya sabes...estoy reeleyendo la novela y me pongo tontorrona XD!
Tres certezas...¿son muchas o pocas? yo creo que son más que suficientes :) En especial la que toca el saxofón metafórico en el salón ;)
Un abrazo enorme TroBador!!!
Algún día daremos todos la vuelta al mundo en 80 días, y será MARAVILLOSO :)
Lisboa...tan decadentemente bella. Tan evocadora y tan acorde con ese sentimiento gris claro que te ronda, que nos ronda a todos los que no podemos vivir ocn un pañuelo que tape nuestros ojos. Nuestros ojos, nuestras alas que sólo vuelan con el polvo mágico de Campanilla parecen haberse secado, oxidado antes de tiempo. Serán las circunstancias, el frío, los cambios, o las cosas que no cambian. Seremos nosotros o serán los demás. No lo sé, pero lo comprendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se me hace muy raro decir esto ahora, porque el relato realmente me ha tocado, pero ¡mierda! no sé quedarme callado. He tenido un pequeño debate moral sobre si poner esto o no, perosupongo que sería un poco hipócrita por mi parte callármelo.
ResponderEliminarAlgunas personas no pueden ser certezas. Diría todas, pero voy a quedarme en algunas y ya sabes de quién estoy hablando ;) Algunas personas son demasiado "inestables" para ser certezas. Son como el pilar maestro de una construcción que un día son de hormigón, otro de corchopán y otro han decidido moverse a una esquina sin ninguna razón aparente, sin ningún tipo de intención, buena ni mala.
Te hablo de un tipo de personas que rechazan sistemáticamente la palabra certeza porque no le produce ningún tipo de confianza.
No me malinterpretes, esa persona se siente profundamente halagada con este texto, con que la hayas considerado una certeza, esa persona va a estar ahí siempre que lo necesites, pero... eso no le convierte en una certeza.
¿Quieres una gran certeza? ¿Una sólida e inamovible? TÚ: http://utopiaendiasrojos.blogspot.com/2010/11/duenos-de-matices.html
Creo que esto es muy malinterpretable, pero creo que tú lo entenderás tal y como es.
Un abrazo
Ehse
En la orilla norte lisboeta hay una proa de un barco rumbo a mar abierto. De piedra si, pero cuando la ves sucede que te ves de repente surcando la mar oceáno y sintiendo tantas emociones como ilusión ante lo que puedas descubrir.
ResponderEliminarMira a tu alrededor, estás rodeado de pequeñas grandes cosas por descubrir, de personas que creen en ti, en la sencillez de la magia.
En marcha!! :)
Siempre podrás ser todo aquello que deseas, porque al desearlo, tú mismo te conviertes en ello.
ResponderEliminarPorque lo eres. Eres eso. Sí, mírate, eres lo que sueñas.
Y es que, eres un sueño...
Porque contigo no existen sólo porqués ni respuestas premeditables, contigo los unicornios cambian de color, y el cielo se viste de cuadros blancos y negros.
Un 46 dejó huella en un charco portugués, para que siempre recordase la magia que surgía cada vez que entrelazábamos las manos, nos mirábamos, y nos sonreíamos.
Obrigad@...
:)
Me ha encantado, y me ha tocado.. de verdad.. No sabes cómo te comprendo en estos momentos, la diferencia entre nosotros es que tú sí dispones de ciertas tristezas que te endulzan la existencia.. Suerte con ellas, y fuerza para salir de esta monotonía, para volver a encontrar la puerta hacia Nunca Jamás.. (:
ResponderEliminarDices "No sé si llegaré a ser algo" y ahi ya te estas engañando porque eso que quieres ser lo eres desde hace mucho, solo tiene que aceptarlo y una vez lo hagas, disfrutalo, no esperes a cumplir "objetivos" ya que al terminarlos otros ocuparan su lugar, aprovecha el camino en si.
ResponderEliminarUn saludo del bardo
Todo siempre es cuestión de tiempo...
ResponderEliminarUn abrazo
Hoy tengo la certeza de poder escribir, ellas van y vienen, las que mañana serán ciertas, pasado tal vez no lo serán, posiblemente no vea los mismo colores, las mismas figuras, todo cambia, certero que percibiremos otras sensaciones, aunque la única certeza que tengo clara en ser uno mismo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, buen fin de semana.
Cómo es éso que no sabes si llegaarás,ya lo creo que has llegado dentro o lejos de Lisboa, que te ha acunado como lo ansiabas.
ResponderEliminarHas llegado a cultir un talento muy especial para expresar tu vasto y sensible mundo interior, y eso, enga hombre, que es nuy valiioso.
No cualquiera.....sobre todo con el remate hermoso que le has dado.
Que hermosas certezas ;) Tres cosas que solo tu sabes lo valiosas y lo grande que son para ti, y sobre todo para tu corazón y tu vida ;)
ResponderEliminarNo hay nada mejor que cuando estas en ese bucle infinito de luz y neblina darte un tiempo, salir de él y respirar aire nuevo ;)