Hace un año este sofá vio nacer lo mismo que hoy muere y se escapa de las manos. Hace un año la libertad se colaba por cada rendija de la persiana e iluminaba el salón. Hace un año no tenía dudas, ni miedos, ni tiritas preparadas para curar cada herida. Hace un año no tenía nada.
Y de la nada se presentó Noviembre sin tener en cuenta que estábamos en Septiembre. Llené mi casa de velas y pétalos sin pensar en el mañana mientras de las paredes se caía la pintura y nos bañábamos con música y miedos a perder algo que todavía no nos habíamos ganado.
La vida se llenó de primeros momentos: las primeras cartas, las primeras risas, las primeras lágrimas, la primera noche juntos, los primeros viajes en Cercanías para verte, los primeros conciertos, las primeras fiestas, las primeras sorpresas, los primeros planes de futuro...
Por una vez no quería pensar en fechas de caducidad. No quería ahogarme en copas ni ocultar mi auténtico yo tras una nube de vapor. Intenté mostrarme como soy, sin máscaras. Pero quizás intentarlo fue el error porque nunca lo conseguí, al menos no de la forma que a ti te hubiera gustado.
Recuerdo cuando tuviste un accidente y me llamaste asustada. Yo estaba en el trabajo y cada minuto hasta la hora de salir fue un suplicio. En cuanto llegué a casa cogí el coche y me fui a verte, sin que lo esperaras, sin saber llegar a tu casa. Durante el trayecto sólo pensaba en ti y en tu sonrisa. Aún hoy cuando te recuerdo, me acuerdo de ese momento, del trayecto esperando verte, de las ganas de oirte decir: -“no pasa nada, estoy bien, sólo ha sido un susto”. Te juro que no respiré tranquilo hasta que lo escuché de tus labios.
Después llegó Salamanca, histórica, eterna. Llena de teatro, de luz y de nosotros. Del frío de Diciembre y de tu calor llenando mis manos. Uno de los viajes más bonitos que he tenido nunca. También dejó el listón bien alto Lisboa, con John Travolta en el cabecero de la cama, con sus monumentos y calles. Con la búsqueda casi imposible de un búho de recuerdo que al final conseguimos, porque no había nada imposible si nos lo planteábamos. La mejor sorpresa de cumpleaños que me han hecho nunca.
También estaban nuestras escapadas a Riaza, llenas de películas de terror desde la cama abrazados y pompas de jabón que encerraban sueños. Paseos entre árboles que perdían sus hojas y croquetas de boletus.
Y tal como llegó lo bueno, empezó lo malo. Empezamos a alejarnos sin saber bien los porqués y los pactos de no agresión se convirtieron en una rutina que rompíamos cada día. Unas veces por estar cerca, otras por estar lejos.
Y nos costó alejarnos. A pesar de que ya no podíamos estar juntos nos costó romper con todo. Y duele decirlo pero hasta romper fue bonito contigo. Más que una ruptura pareció una primera cita. Intenté hacerte varios regalos con significado, como había hecho siempre y aunque llegaran tarde y a destiempo y a ti pudieran parecerte que no eran suficiente para mi si lo eran.
Mucha gente dice que después del amor viene el odio. Que lo más fácil es dejar marchar y llenar de rencor los huecos. Pero a mi me es imposible. No puedo parar de darte las gracias, por llenar de recuerdos mi olvido. Por haberme dado la oportunidad de estar a tu lado. Perdón por la parte que me toca y por todas las lágrimas que te he hecho derramar sin merecerlo.
Hace un año te agarré. Hace un año te dije que no te fueras. Ahora es hora de dejar que seas libre y feliz de nuevo. Supongo que es la mejor manera de agradecerte todo lo que me has dado. Es hora de empezar de nuevo mirando hacia adelante...
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21 de septiembre de 2011
Y a fin de cuentas: Gracias
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Es el adiós más hermoso que he leído.
ResponderEliminarPocas veces en la vida se me deja sin palabras...esta es una de esas veces. Precioso:_) Un arazo inmenso TroBador!!!
ResponderEliminarGenialmente hermoso!
ResponderEliminarUna despedida dolorosa por todo el amor que encierra. Es sencillamente un relato inolvidable y espléndido. No es fácil plasmar tanta sensibilidad y sin embargo este relato aparenta lo contrario.
ResponderEliminarTe leo. Besos.
:O
ResponderEliminarSi este es el modo que tienes de decirle "adiós", ¿cómo habrá sido el "hola"? Precioso, sublime.
Alguien que siente como tu, que ama como tu, que escribe como tú, es un ser de luz, generoso, capaz de dar sin esperar recibir nada a cambio.
ResponderEliminarNo desesperes, da tiempo al tiempo, sigue siendo tan generoso porque la vida quita para regalar algo mucho mas grande. No te quepa la menor duda que en el camino siempre nos encontramos con aquello que nos hace amar, tan solo tenemos que caminar un poquito más despacio para no pasar de largo. Me ha encantado tu forma de expresar. Un abrazo muy fuerte.
Bonito. Triste. Desgarrador.
ResponderEliminarMe da pena pero, de alguna forma, es como si tuviese un trasfondo, algo muy, muy oculto, que deja ver un algo de esperanza.
No sé, llámame ilusa, pero si llegaste a ser así de feliz...Lo volverás a ser. Y a lo mejor esa vez te llena aún más. Quién sabe.
Lo único que saco en claro de esta entrada es lo que ya sabía, mi pequeño Oski, y es que tienes un corazón muy grande!
Las fechas de caducidad nos persiguen y se ciernen sobre nuestros pensamientos obligándonos a mirarlas de reojo... y al final, aunque no quieras, siempre pesarán sobre las cabezas. Y unas cabezas son más débiles que otras.
ResponderEliminarNo sé si será autobiográfico (muchas veces en estos lares la gente tiende a confundir realidad con ficción literaria), aunque a mi me pasó algo parecido. Aun no he conseguido decirle algo tan bonito y dejarle ir. Él tampoco. Y el bucle acabará con lo poco que queda del "nosotros". Es triste saberlo. Es mejor recordar solo los buenos momentos y no tener que llorar los malos.
Un abrazo Oski
Hola Oski
ResponderEliminarno tengo palabras para abrazarte y hacerte sentir mejor. Todo en tu carta es amor y bondad, es luz y tinieblas en soledad. No sé si se podría recuperar, no sé cómo abrir tus ventanas pero pase lo que pase, tu luz te rodea y nos ilumina para aprender contigo a seguir caminando.
Un abrazo lleno de cariño.
He pasado por ello, y el tiempo no puede destatuar de mi vida lo que viví entre tantos miles de kms y momentos que nunca se repetían y siempre eran el mejor vivido.
ResponderEliminarPero la belleza de tu relato, sin dejar de mirar hacia adelante conserva, ya para siempre, la belleza de lo que el tiempo nos guarda también para siempre.
Y hablando de tiempo, na de disculparte camarada! que no te leo desde agosto, creyendo que lo hacía en Trapecio :)aunque niente de excusas! Tenemos que reorganizar las guardias y no quedarnos dormidos!
Sé que somos un puesto olvidado en las Ardenas, pero sé que la Merckel entrará por aquí y somos la primera línea de defensa!
Un abrazen!
Que preciosa carta...
ResponderEliminary que triste y doloroso es decir adiós, despedirse de una persona que ha significado tanto...deja una huella indeleble en el corazón y en el alma.
Esteer
Que belleza de historia y que sublime punto final ;) En verdad es asi como deberían terminar todas las relaciones agradeciendo lo vivido, pidiendo perdón por el daño que pudimos causar, perdonando lo sufrido y andando hacía delante sin nada más que bellos recuerdos ;)
ResponderEliminarOjalá todos supiéramos ver el fin de las historias así. Creo que necesitaré usar este texto pronto, como casi un manual de autoayuda. Sé que lo escribiste hace mucho, pero en cualquier caso gracias, ya te lo han dicho en los otros comentarios, es precioso, me has hecho llorar, en el pasado, en el presente y en el futuro.
ResponderEliminarSaludos!