Hoy he visto a un perro
caminar con una elegancia sublime, trotando como si fuera un caballo,
con la cabeza alta, con el pelaje negro brillando al viento y la cola
bamboleando alegremente de lado a lado. Pisaba el suelo firme y
rítmicamente, como si el mundo fuera suyo, como si pudiera ir a
cualquier lugar sin miedo. He querido tener ese perro y he envidiado
a su dueña, que le seguía al paso mientras escuchaba música con
sus cascos. Ella caminaba de la misma forma, alegremente, casi
bailando, con la cabeza bien alta y la espalda recta. Jamás vi una
estampa tan hermosa antes de entrar a trabajar. Ojalá se pudieran
grabar ciertos momentos para reproducirlos una y otra vez.
Me ha dado por pensar en
como afrontamos los problemas, en cómo cuando algo nos preocupa
agachamos la cabeza y evitamos mirar al frente. En cómo caminamos
como almas en pena que parecen moverse por unos hilos invisibles pero
sin la voluntad real de caminar. Parece mentira que la mejor lección
del día la haya aprendido de un can.
Durante años me empeñé
en no levantar la cabeza, en no mirar a los ojos a los que me
hablaban, siempre tímido, siempre con miedos, esperando el momento
en que esa persona aprovechara cualquier resquicio de mí para
hacerme daño. Y así, poco a poco y sin darme cuenta, me fui
blindando y me fue costando cada vez más caminar.
Llegó un punto en que me
replanteé seriamente todo. Mis opciones, mi camino, la amistad, el
amor. Estaba triste día sí, día también. La tristeza lo consumía
todo hasta tal punto que llegué a considerarla mi aliada. No nadaba
en fango. El fango nadaba en mí. Levantarse y acostarse eran casi la
misma cosa, me desprendí del reloj y las ataduras. Y pasaron noches,
días y otra vez noches y el tiempo pasó sin darnos cuenta. Sin que
nadie se diera cuenta tampoco, desaparecí. O eso creí yo. No avisé,
no dije nada, simplemente me esfumé.
No puedo contar la
cantidad de folios en blanco que maté, vomitando letras sobre ellos,
escupiendo todo lo que me ardía por dentro. Cuando no podía más
por puro agotamiento, leía y escuchaba música para después seguir
escribiendo. Así día tras día. Cerrando aún más la armadura.
Llegando a asfixiarme.
Pero de repente el aire
llega, porque hay personas que aprovechan cualquier resquicio en tu
vida para colarse. Personas que si ven las persianas bajadas tiran la
puerta abajo para que entre la luz y te hacen saber que no estás
solo. Personas que te quieren, que te cuidan. Personas que
probablemente han pasado por la misma situación que tú. Personas
tesoro.
Y son precisamente esas
personas las que te hacen ver que hay que caminar con la cabeza alta
porque ellas caminarán contigo, personas que te darán las alas.
Personas que al fin y al cabo quieren que te preocupes de una vez por
ti. Porque el camino lo hace uno mismo pero se camina más seguro
sabiendo que alguien te cubre.
Por ellos y sobre todo
por mi, empecé a caminar de nuevo, como ese perro-caballo que trota
al lado de su dueña, feliz, seguro, sabiendo que el mundo es suyo y
que tiene grandes cosas que aportar. Nunca supe darles las gracias,
espero que esto sirva.
Como siempre sin palabras..y es q es cierto q después de lo malo siempre llega lo bueno, tan sólo hay q ser paciente y rodearse de amigos!!
ResponderEliminaray. querido.
ResponderEliminarno es el mejor día del mundo. De hecho, hoy es un día horrible.
He perdido mi puesto número uno en el ranking de los comentarios. Intentaré compensarlo para la siguiente.
Solo quería dejar constancia de que estuve aquí. Tan rápido como pude. Y de que me gusta cómo describes el andar del perro.
Volveré.
Me alegro de que ese día vieses a ese perro-caballo con su radiante dueña, porque gracias a esa estampa, a lo que tu vistes y está te transmitio has conseguido a ir hoy con la cabeza alta orgulloso de ser quien eres y lo que es más importante feliz por como eres y lo que tienes ;)
ResponderEliminarEspero que esa enseñanza no se te olvide nunca ;)
De todo aprendemos. Incluso de los días tristes. Pero caminar no es una opción entre muchas, sino la única para llegar a... bueno, eso es otra cuestión.
ResponderEliminarCuídate.
Hay personas a las que debemos cuidar por cuanto su amistad (ha aportado, aporta y aportará) a nuestra vidas.
ResponderEliminar¡Cuántas veces nos hemos cerrado al mundo por el dolor que nos causaron! Me parece una reacción totalmente válida y buena. No cerrarse sería demasiado peligroso para la salud de nuestro alma y corazón. Pero no hay que permitir que nos roben las ganas de vivir. Y por supuesto agradecer a las personas que estuvieron a nuestro lado, ayudándonos a caminar y a volver a sonreír.
Un abrazo
Sublime es lo que tú escribes, sublime es lo que tú eres...con tus pros y tus contras. Y lo digo desde la perspectiva de ser una de las pocas personas a la que has permitido ver parte de esas sombras y esas luces tan tuyas que te caracterizan. Te he visto ser roca y ser río, te he visto volar y arrastrarte a ras de suelo, te he visto perdido y encontrado. Has sido fuego y hielo, ansiedad y paciencia, melancolía y valor. Y siempre has sido tú, con todo lo que eso significa :) Te lo dije el otro día y te lo repito hoy: tus variaciones no son más que pequeñas partes de tu todo que han sido maravillosamente mejoradas. Y las otras partes, las que han permanecido inmutables...esas son eternas y son maravillosas en sí mismas y por sí mismas....nada puede destruirlas, ni siquiera tú. Así que puedes pasearte con la cabeza bien erguida...porque el mundo, al final, es de los auténticos.
ResponderEliminarBeso en el beso!!!
PD: Tengo problemas con mi ordenador desde ayer y no me deja escuchar el audio. Probaré mañana a ver ;)
Siempre hacia adelante, siempre con la cabeza alta, hasta en los momentos bajos, pues si irradias felicidad, sentirás felicidad. Hace tiempo que no me enfado, que no malgasto energías en ello y sabes? me siento genial.
ResponderEliminarBesos.
¡Ay Oscar!¡Cómo me has emocionado.
ResponderEliminarMe parecer tan real todo lo que transmites.
Toda mi vida llevo viviendo con perros, todos son distintos, tienen su idiosincrasia, pero cada una de ellos coinciden en una cosa, son fieles a sus principios y su principio fundamental es su amo, su compañero. Él sabe cuándo estás triste, cuando sufres. Entonces se sienta a tus pies, y te mira, diciéndote, tranquila, estoy aquí y lo estaré mientras que tú me lo permitas.Por eso los canes siempre miran de frente, con la cabeza bien erguida, porque no tienen nada que esconder.
Amigo mío, "se hace camino al andar" y en el caminar, unas veces más escarpado, otras más tranquilo y llano, te acompañará tu gente, esa que como mis perros, están siempre a tu lado, aunque tú no seas consciente de ello.
¡Qué alegría tenerte de vuelta! y poder disfrutar de tus entradas y de maravillosos comentarios como el de Favole, genial.
Un besazo guapo!!!!
Ah!!! se me olvidaba, Revólver me encanta, gracias también por esto y por tus comentarios hablados, es un verdadero placer escucharte y que tengas el detalle de contestarnos a cada uno de nosotros.
ResponderEliminarOtro besazo.
Oscar, hay dias en cuales
ResponderEliminarNO quieres ni ver el sol,que para
Mi es muy importante, para mi todo
Como la canción,,,, se hace camino al andar, caminamos a veces, sobre
Una cuerda floja, se tensa, y llegamos a caernos..Luego buscando Donde agarrarnos para intentar seguir...Nos escondemos en nuestro Yo para que nadie, nos vea
Ni como estamos y que pensamos
Luego viene, una mano amiga
Que te ayuda a levantar,a seguir..
Esas manos,mi querido amigo..
Son las cuales, tenemos que agarrarnos y seguir
Me ha encantado lo que has escrito
La vida misma...GRACIAS
Por pasar por mi mundo
Espero pronto, volver con fuerza
Un beso enorme....BRUJILLA****
Qué preciosidad. Me hubiera encantado ver al animalito ese :)
ResponderEliminarTus palabras desprenden ilusión, optimismo, vida. Y yo no puedo evitar acordarme de un texto de Cernuda que dice:
"Hay que continuar siempre. ¿No es ese tu secreto, Cadio? La sociedad es estúpida, pero el mundo es hermoso. Esas llamas, el sonido de las hojas en los vidrios de la ventana, el reflejo de la luz sobre las planchas del suelo: ¡qué maravilla! Todo ello existía, mas no sentía esa lenta caricia con la cual curan la más profunda herida del deseo. Tu presencia me dice que debe amarse la vida y el aire y la tierra divinos que la rodean. [...] No desdeñar lo natural: amar. Y si se ama, si se ama apasionadamente, nos olvidaremos de nosotros mismos. Entonces estaremos salvados."
Si los comentarios se pudieran dejar en modo audio, en lugar de por escrito escucharías aplausos sinceros en una secuencia interminable. Maravilloso relato, sobre todo los tres últimos párrafos: personas que derriban la puerta para que entre la luz. ¡Fulminante imagen!
ResponderEliminarSospecho que en estas líenas te desnudas un poco, pero lo que más me alegra es descubrir que estás de vuelta, Oski. Tú eres muy grande. Piensa que tal vez tú, seas una de esas personas-tesoro para otros.
Besotes.