La belleza es caprichosa, puedes
pasarte una tarde entera buscándola y no ser capaz de verla por ningún lado o
puedes no esperar nada y de repente encontrarla.
Ella lo sabía perfectamente,
llevaba toda la tarde paseando por la ciudad con la cámara al cuello, buscando
la fotografía perfecta. Había tratado en balde de captar personas, edificios e
incluso aves que distraídas volaban o que picoteaban migas de pan. Apuntaba con
mimo y observaba atentamente cada nueva posible imagen a través del objetivo,
tras respirar pausadamente y realizar algunos ajustes en la cámara, se decidía
a pulsar el disparador con suavidad, una o varias veces. Después pasaba unos
segundos observando el resultado en el visor y al final negaba con la cabeza;
estaban bien pero les faltaba algo, un algo indescriptible e indefinible. Un
algo que sólo el buen fotógrafo es capaz de ver.
Tras seguir recorriendo algún que
otro sitio más tiró la toalla y tapó el objetivo; hasta la fotografía tiene
rachas y en esos momentos no parecía encontrarse en una buena. Dirigió sus
pasos de vuelta a casa, cabizbaja y pensativa hasta que un lejano rumor llamó
nuevamente su atención. Escuchó música que provenía de algún lugar no muy
lejano, levantó la cabeza y trató de adivinar la dirección de procedencia. Un
corrillo cada vez más numeroso de personas le indicó la ubicación exacta.
Una pareja bailaba cogida de la
mano, él vestía camisa azul y ella blusa roja. Se miraban a los ojos y no
parecían reparar en que otras personas los estaban mirando. Bailaban al compás
de la música que sonaba en un radiocasete barato, daban vueltas y sonreían. El
ruido de la ciudad se calló. Durante un instante parecía que una orquesta los
rodeaba y que estaban en un gran teatro solitario, bailando por y para los
músicos, el azul de la camisa se mezcló con el rojo de la blusa y las notas se
movían debajo de sus pies. La ciudad era para ellos un enorme pentagrama.
Y entonces se oyó un clic y en el
visor de la cámara aparecieron congelando el tiempo. La fotógrafa sonrió como
no había podido hacerlo en toda la tarde. Allí estaba ellos. Sin esperarlo
había aparecido el “algo”. La belleza en estado más puro. Siguió observando la
escena unos minutos más hasta que terminó la canción y detuvieron el baile.
Aplaudió y se marchó, feliz.
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Han pasado algunos años de
aquello, pero al desempolvar la fotografía que tomó, hoy todavía es capaz de
revivir lo que sintió en aquel momento y un ligero hormigueo recorre su
estómago, el mismo que la llevó un día a coger la cámara y a decidir plasmar en
imágenes aquello que otros no pueden o no saben ver.
Poder congelar el tiempo es un
don, te permite guardar historias, captar momentos. Encontrar ese “algo” que
habita por doquier en las ciudades y que sin embargo a la mayoría de mortales,
casi todos los días se nos escapa sin que sepamos verlo y sin que nos demos tan
siquiera cuenta.
NOTA: El relato se ha construído a partir de la fotografía y de las sensaciones que me produjo. Gracias Mar por tu arte, tu paciencia y tu buen hacer. Podéis ver más trabajos suyos aquí y también aquí. Fueron suyas también las fotografías que formaron parte de nuestro recital "Se llamaba Pandora", que podéis disfrutar en youtube en riguroso diferido.
Qué bonita combinación. Me ha encantado este texto, esa forma de contar sentimientos encerrados en una imagen.
ResponderEliminarLa guerra entre Eshe y tu se recrudece con estas nuevas armas...
Cuídate.
Muy bueno!
ResponderEliminarHay complicidad entre los bailarines y eso se nota en la foto, y eso se nota en el relato.
ResponderEliminarTambién debe de haber algo de complicidad entre los dos artistas que os habéis juntado para hacer esto ;)
Un abrazo!
Me gusta que de una foto salga un relato.. y me gusta el relato que ha salido...
ResponderEliminarEstoy con Ladrón de Guevara la combinación que has hecho me parece bonita y especial...
ResponderEliminarSaludos
La belleza como los Paraísos están a la vuelta de la esquina, y sólo hay que aprender a verlos y a disfrutarlos.
ResponderEliminarMe he sentido muy identificada con este relato, Oski, porque soy una cazadora de imágenes y prefiero la belleza y el humor en mis piezas cazadas al azar.
Has plasmado de cine como nos sentimos cuando no hay suerte y cuando lo conseguimos.
Un beso,
Me ENAMORA la fotografia, y lo hace porque es capaz de captar lo que no se ve, lo que no sabe bien como explicar..y lo hace por y para siempre, ya que por mucho que pase cada vez que mires la foto volveras a sentir lo mismo que el día que la hiciste y eso es realmente hermoso
ResponderEliminarMe encanta contar historias a través de fotografías (debería hacerlo en mi blog).
ResponderEliminarLa imagen expresa una magnitud de cosas por sí sola y digo cosas porque va más allá de emociones o sentimientos. Tú consigues que todas esas cosas tomen forman en el papel. En este caso, en la pantalla y eso no es de presidente. Eso es de maestro.
HG (Cuac Cuac)
Maravilloso relato sacado de una imagen, es todo un compromiso adquirido cuando la imagen nos trasmite buenas sensaciones.
ResponderEliminarun abrazo
fus
La fotografía hizo eterna la música, dio movimiento a lo quieto y la inmortalidad a ellos, lo tenía casi todo, solo faltaba ese algo invisible que capturaron las palabras.
ResponderEliminarEllas fueron la pareja ideal de la imagen, no mil sino solo las justas que escogistes para transformar ese todo en magia, en belleza.
Magnífico relato, un abrazo enorme camarada!!
Me encanta el corazón de este relato..me hechiza el alma de ésta fotografía..es como si ambos, alma y corazón, bailaran "a paso lento"
ResponderEliminarUn besito
Tienes toda la razón. A veces lo que tenemos delante es invisible a nuestros ojos. La belleza suele encontrarse, justamente, en aquello que tenemos delante.
ResponderEliminarCuando haces una foto y el tiempo a su alrededor se para, es magia.
Saludos! :)
También me gusta la fotografía, Oski. Las imágenes robadas al tiempo o a los momentos especiales son las que más me gustan.
ResponderEliminarQue la ciudad fuera un pentagrama para ellos, me ha parecido una sensación perfecta para ese instante.
Un beso por tu buen hacer. Un buen relato breve sin duda.
Una simple imagen lo que puede esconder... Es precioso el relato.
ResponderEliminarA mí siempre me ha gustado pensar (y escribir) sobre cosas probables que podían estar ocurriendo o que ocurrieron a raíz de una imagen.
Es mágico, no hay más.
Un abrazo :)
Qué preciado sería tener la cámara en los ojos y poder inmortalizar un instante con sólo mirarlo fijamente. Porque grandes instantes se pierden entre el ojo y el objetivo.
ResponderEliminarGran trabajo. Y el texto también. :)
Que extraña sensación la que nos producen las fotogafías, pasando de mariposas en el estómago a la más desgarradora sensación de tristeza, en este caso recuerdos felices
ResponderEliminarbessos!
Qué genialidad!
ResponderEliminarPaso lento pero sin pausa :)
Aquí me tienes! De vuelta a las andadas! Tengo mis días... la universidad me absorbe, pero sigo aquí!
ResponderEliminarMe ha parecido muy, muy bonito, Oski! De hecho, me ha hecho sonreír, y eso es muy bueno. Con los tiempos que corren, una sonrisa lo es todo, es el "algo" definitivo para sobrevivir. Y tú lo consigues siempre, porque la faena bien hecha, es placer, y no faena.
Muchísimas gracias por tu comentario, te he respondido , por si entrabas de nuevo! (es que ahora he activado la opción de responder a los comentarios, porque me parece que os merecéis respuesta y agradecimiento!)
Un fuerte abrazo!
Hay que saber mirar. Y para eso hacen falta pausa y ganas de ver..gracias por el momento. Alegra el día.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Cuando un texto y una imagen danzan juntos: Magia de la grande.
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