La valla que separa la miseria de
la ruina está llena de cuchillas. Said la saltó ayer, encaramado a las alturas
y enredado en el espino se encomendaba a un dios que parecía no atender ninguna
de sus llamadas. Desde lo alto, veía a algunos de sus hermanos corriendo ya al
otro lado; cada uno en una dirección, obligando a los todoterreno de la guardia
civil a dividir sus objetivos y a perseguir tan sólo a unos pocos.
Intentó zafarse del metal que se
clavaba en sus brazos produciendo profundos cortes. Gritó de dolor mientras
alguien apuntaba un foco a su cara que lo cegaba. No entendía ni una palabra de
lo que chillaban desde abajo. Se aproximaban a él, muerto de miedo y sintiéndose
acorralado abrió las manos y se dejó caer. Durante los dos segundos que duró la
caída pensó que había fracasado, después vino un golpe seco contra el suelo y
todo terminó.
Abdul consiguió saltar con apenas
unos rasguños. Corría con todas las fuerzas que le permitía el no haber ingerido
alimento alguno en varios días. Escuchaba ruido de coches a su alrededor pero
no sabía si lo perseguían a él, por si acaso evitaba echar la vista atrás.
Tropezó y cayó de bruces contra el suelo, no tuvo fuerzas para volverse a
levantar. Mientras era esposado lloraba de vergüenza y resignación y esperaba
que alguno de los otros lo hubiera conseguido.
Hakim y Hamid ni siquiera habían
empezado a escalar la valla cuando fueron sorprendidos por la policía marroquí.
Levantaron los brazos en señal de rendición, aunque antes de poder hablar
fueron abatidos a tiros sin mayores contemplaciones. Apenas alcanzaban la
mayoría de edad.
Ninguno consiguió el objetivo
aquella noche y, mientras los sueños de tener una vida se desvanecían entre el
sudor y la sangre que emanaban los cortes de sus manos, observaban la valla y
sus cuchillas, sintiéndose tristes, cansados y ausentes, sin entender porqué
sufrían aquel castigo que los había condenado a nacer al otro lado y que
arrastraban a todos lados como si fuera una enfermedad.
NOTA: A veces pienso cuán diferente habría sido mi vida si en un
giro de los acontecimientos hubiera nacido en otro lado, pongamos por ejemplo África.
Seguramente no escribiría en este blog, quizás ni siquiera supiera escribir o
leer.
Siempre he creído que no debería
haber más frontera que la piel de cada uno, y lo pienso de verdad, no es una
idea poética que me ronde la cabeza; pero los que nos gobiernan ni siquiera se
aproximan a esta idea, tomando decisiones tan deleznables como la de colocar
cuchillas en la valla que separa Melilla de Marruecos y que día a día hieren a
personas que sólo tratan de buscar una vida mejor.
Tal vez somos tan afortunados que no nos damos ni cuenta. Yo ahora veo el otro lado de la valla y no me gustaría estar allí.
ResponderEliminarA mi tampoco me gustaría estar allí. Sólo pensarlo te deja mal cuerpo.
EliminarAbrazos.
yo pienso igual que tu.. y me da mucho miedo pensar lo injusta que es la vida por el "azar" de haber nacido aquí o allá.. lo cierto es que nosotros sólo podemos sentirnos afortunados ,dar gracias y aprovechar cada oportunidad que tenemos y luchar porque esto no sea algo de unos pocos y pueda ser disfrutado a nivel global, tal y como nos gustaría...
ResponderEliminarEso es, ya que tenemos la suerte de estar aquí lo menos que podemos hacer es luchar y pensar: "no tengo fuerzas para rendirme"
EliminarUn abrazo
Buenas tardes Oski. He leído tu relato con mucha atención porque estos temas me gustan y me dan que pensar tanto como a tí. Para mí, esas son las cuchillas de la miseria humana. El hombre pone barreras donde en los mapas aparecen cordilleras, valles, peñones, ríos, meandros, o a veces, solo desiertos. Son las cuchillas de la vergüenza.
ResponderEliminarUn abrazo por tus letras y por tu buena prosa que siempre me gusta leer.
Eso es precisamente lo que son, las cuchillas de la vergüenza y la estrechez de miras.
EliminarAbrazos, gracias por leer.
El problema no es en que lado de una vaya nazcamos, sino que hacemos para con los que nacen al otro lado. Es una cuestión compleja, pero al final tengo la sensación que la abordamos siempre de la peor manera posible.
ResponderEliminarCuídate.
Eso es, de todas las opciones posibles se elije siempre la peor de ellas.
EliminarPero lo peor de todo es que alguien crea que es la mejor.
Es suerte. Pero debería implicar una responsabilidad (como la fuerza, en star wars...) Quiero decir que tenemos suerte, pero deberíamos utilizarla para no ser los únicos.
ResponderEliminarCuánta razón tienes.
EliminarNadie merece un balazo por saltar una valla. Bajo ninguna circunstancia. Es increíble lo avanzados que somos para unas cosas y lo bárbaros que somos para otras.
ResponderEliminarSiempre hubo clases, hay cosas en las que nunca pasamos de la edad media, sobre todo en el hacer daño a los demás.
EliminarUn texto totalmente necesario. Triste, pero necesario. A veces no nos damos cuenta de que los humanos somos nuestros propios monstruos. Toda persona debería poder mejorar su calidad de vida, venga de donde venga. Sin duda, me quedo con esta reflexión: "Siempre he creído que no debería haber más frontera que la piel de cada uno". Creo que queda todo dicho.
ResponderEliminar"Homo homini lupus" que dijo Hobbes. Triste, pero cierto...
Eliminar" La realidad empieza cuando acaba el espejismo"
ResponderEliminar¿Por qué no puentes y sí muros, no? Una verdadera lástima, y mucho más que lástima para estas personas, que no son lamentablemente sólo personajes.
¡Abrazo grande, Oski!
Ojalá algún día se desvanezca el espejismo y los muros dejen paso a los puentes.
EliminarFuerte abrazo transoceánico. (Mira, con esto si que tendemos puentes :-)
Gran texto y compleja reflexión, resulta tan triste pensar en lo que ocurre al otro lado, tal vez somos afortunados pero tal vez lo seríamos aún más si no existiesen "vallas".
ResponderEliminarDesde luego es toda una atrocidad, algo inhumano lo que han hecho poniendo esas cuchillas...Por eso a veces cuesta sentirse afortunado.
Oski como siempre, con tu sensibilidad a flor de piel, un abrazo .
La humanidad brilla por su ausencia en este mundo, por desgracia...
EliminarUn abrazo sofya.
Aunque este texto es un relato escrito en un blog, bien podría ser una crónica plasmada en cualquier diario.
ResponderEliminarHistorias con vida, con rostro humano, historias reales que suceden día a día. Historias estremecedoras donde la palabra libertad queda cuestionada y supone una utopía. Quién sabe sin en días rojos...
HD
Un relato que por desgracia, se está haciendo real cada día sin que seamos conscientes de ello.
Eliminar¡HD!
Un texto que se lee con el corazón en la mano. Con la sorpresa y la rabia de ver que Voltaire tenía razón cuando decía aquello de...
ResponderEliminar..."La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona"
Nunca me quejo de mi vida, porque hay tanto dolor desgarrado e insoportable por ahí que me parece obsceno.
Si fuéramos coherentes con lo que sentimos deberíamos iniciar una campaña contra esas cuchillas hasta conseguir que las quiten.
Me cuesta creer que alguien sea tan inhumano. Que el gobernador de Ceuta y Melilla, con un nombre muy parecido al de los protagonistas de tu relato, las defienda.
Ningún animal tortura a otro animal, sólo el hombre.
Un texto que me conmueve, Oski, y una foto que estremece.
Un beso,
Qué razón tenía Voltaire. No tiene nada que ver, pero no sé si has visitado el museo de la inquisición en Santillana del Mar. Yo salí con mal cuerpo de allí y creo que es un reflejo perfecto de esa frase.
Eliminar¿Has escuchado las palabras de "nuestro" presidente? en la radio? Diciendo que no sabe si las cuchillas provocan daño en las personas y que habrá que revisarlo y encargar un informe. ¿De verdad hace falta un informe a alguien para saber que las cuchillas son un despropósito? No evitan que la gente deje de saltar y les provoca daños terribles...
En fin. Creo que se ha generado una gran controversia con este asunto, se está debatiendo en los medios y creo que pronto las cuchillas serán retiradas, o eso espero...
Y tienes toda la razón cuán diferente sería todo si hubieras nacido en el otro lado de la valla, o simplemente en otra familia, con otros padres, otros hermanos, otros abuelos, otros tios... Y es por eso, por lo que siempre debemos sentirnos afortunados por tener lo que tenemos, somos grandes privilegiados
EliminarCreo que moralmente les debemos al menos tratar de mejorar las situaciones injustas que viven.
EliminarUn abrazo grande.
No es un relato más sobre lo que está ocurriendo al saltar la valla que separa la miseria de la ruina y está llena d cuchillas. Tiene corazón porque tiene personas con nombre que les identifica.
ResponderEliminarEmotivo y desesperante.
Por desgracia sí, y no parece que esto se vaya a solucionar a corto plazo, sólo hay que oir a "nuestro" presidente diciendo que no sabe si las cuchillas causan daño a las personas. Todo es tan ilógico que hasta resulta surrealista.
EliminarUn abrazo, gracias por venir siempre.
Hola, Oski:
ResponderEliminarPues sí, más afortunados somos, aunque quién sabe por cuánto tiempo.
Me ha emocionado tu texto ¡Conseguiste tocarme el corazón! Y me ha encantado. Muchísimas felicidades y... esta vida cruel...
Por cierto, echo de menos cuando contestabas con audios ¡Jeje! Pienso que fue una idea genial y muy original. Un saludito :)
Gracias por venir Esther. Es una realidad triste pero ahí está, no podemos darle la espalda.
EliminarJajaja ¡¡y yo que pensaba que eso no lo escuchaba nadie!! lo dejé de hacer porque me llevaba mucho tiempo y al final sólo pensar que tenía que hacer podcast me metía en el círculo vicioso de no hacer entradas...
¡¡Salud!!
Ojalá no hubieras tenido que escribir esta historia y yo no tuviera que leerla. No añado más porque ya está todo dicho en lo que ella transmite y en los comentarios de arriba, la sensación de asco y vergüenza no se va con nada, no sé como los que firman y hacen esas cosas pueden dormir ni comer ni vivir. Te dejo esta viñeta que me encantó/desagradó a partes iguales: http://instagram.com/p/hybrFtSdKd/
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