Te extraño. De un tiempo a esta
parte te extraño mucho. Cargo con un sentimiento de ausencia en el estómago tan inagotable
e inabarcable que no me deja dormir. He tratado de ponerle nombre, de dar forma
a algo que se me escapa por cada poro y que no consigo descifrar. Nunca fui bueno con los acertijos, mucho menos
con los que me azotan la cabeza a cada segundo.
Ya salí de otras malas épocas antes
pero no fueron como esta. No tenían tanta fuerza, no estaban tan arraigadas, no
me pudrían tanto por dentro. No me ataban a la desidia, a la desazón, al
desarraigo.
Tal vez sea que no queda ni un
atisbo de inocencia en mí, que las desilusiones han terminado por hacer la
grieta tan profunda que necesito una hormigonera para taponar las fallas. Que
el timón da vueltas como loco y ya no hay nadie que gobierne ni quiera
gobernar.
Trato de mentalizarme de que
malas rachas las tenemos todos y sonrío a menudo por si el bálsamo del buen
humor hiciera efecto, pero no hay nada más ruin que el autoengaño.
Echo de menos saber trazar el
mapa, conducir por mis recovecos sin miedo a la muerte, usar la nostalgia como
arma arrojadiza y las letras como vía de escape. No me voy a ir, porque al
final siempre vuelvo, disparando letras en cualquier dirección por si alguna
acertara en la diana. Me siento como uno de esos concursos televisivos de
sobremesa que nadie ve ni tiene en cuenta pero que sin embargo, cuando dejan de
estar en la parrilla se echan de menos.
No, no estoy hablando de amor ni
desamor, esto es más profundo, esto tiene otro calado. Hace tiempo que dejó de
preocuparme estar solo porque a fin de cuentas así nací y así vivo y sé
manejarme sin problemas. Me aterra desconocer la profundidad que tiene este mar
de tristeza, no saber encontrar los salvavidas ni las salidas de emergencia, no
saber la altura que alcanzan mis rascacielos ni si habrá ascensor para llegar a
la azotea.
Al final tal vez, todo se resume
en que jugué como nunca pero perdí como siempre y ya no me encuentro en nada ni
en nadie. Y me extraño. Me extraño cada vez más.
Still miss you by David Cifuentes
Óscar, no sabes cuántas veces me he sentido tal y como describes. Yo habría sido incapaz de expresar mejor ese vacío por todo y por nada, que muchas veces me ha acompañado.
ResponderEliminarEs un post fantástico, a pesar de las connotaciones "negativas" que conlleva.
Me ha encantado esta entrada, aunque te deseo que pronto, muy pronto, encuentres lo que buscas o simplemente "te encuentres a ti mismo".
Un abrazo fuerte.
Gracias Magdalena :-)
EliminarNo quería cargarlo de connotaciones negativas pero supongo que al final me quedó demasiado "oscuro".
Un abrazo.
Las tres últimas frases se clavan como lo hacen las verdades que más duelen, con el escozor de la puta realidad en la que todos nos hundimos.
ResponderEliminarLo mejor de todo es que, incluso cuanto más escarpada es la montaña, más profundo el abismo, y menos aire queda en los pulmones, la vida te sorprende con un salvoconducto que jamás pudiste imaginar.
Besos!!!
Sí, eso pasa, a veces hasta en las peores tormentas se viven situaciones bonitas. Será cuestión de dejar de aferrarse a la idea de que todo es caer y caer.
Eliminar"A tientas coño, si hace falta te levantas y avanzas"
https://www.youtube.com/watch?v=oUm70sW88u4
…. Y no te puedes hacer una idea de cuánto te entiendo.
ResponderEliminarYo creo que tenemos el “síndrome del verano”. Todo el mundo cree que el verano es la mejor parte del año, pero yo nunca fui de contrastes, fui de medias tintas y el calor me derrite, me agota.
Ya queda menos Oscar.
Al final habrá que aprender a nadar o al menos a flotar.. Los salvavidas, no siempre están cuando se les necesitan, porque necesitan de alguien que te lo tire y alguien que recoja con fuerza el flotador con tu ser. Demasiados factores.
Puede ser, tal vez sea el verano que me derrite las ideas o que sobrecalienta algunas en exceso.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo en que hay que aprender a nadar, no se puede esperar que vaya a haber siempre alguien dispuesto a tirar un flotador. Lo mejor, siempre, es ser autosuficiente, hasta para salvarse.
Un abrazo
"No hay nada más ruin que el autoengaño". Ay amigo que razón tienes y cuan ruines somos todos nosotros. Luego nos extrañamos y no de añorar sino de dudar, de desconfiar de que nos hemos perdido, y claro nos echamos de menos, pero... ¿y qué esperamos cuando estamos evitando la realidad? Aun así, es bueno echarse de menos para luego echarse de más.
ResponderEliminarAbrazos patunos :)
Me gusta esa frase "echarse de menos para luego echarse de más". Supongo que todo esto es necesario para seguir avanzando.
EliminarAbrazos.
Creo que el verano es muy cabrón. Tenemos más tiempo libre pero las rutinas se nos van de vacaciones y nosotros no, que no tenemos ni para éso. No creo que pensemos cosas nuevas, sino que tiramos de todas las cosas que nos están golpeando últimamente y le ponemos la carga emocional negativa que no ponemos en tiempos de rutina, donde la emoción suele estar en otras peleas cotidianas. Me hundo en cada verano :D
ResponderEliminarMe he sentido identificado leyéndote.
Un abrazo!
Andoni
Justo hace unos días pensaba en esto, supongo que el calor del verano sobrecalienta ciertos temas que el resto del año se mantienen fríos, tal vez sea que ahora salen más a relucir y parecen inabarcables cuando en realidad siempre han estado ahí y son perfectamente manejables.
EliminarEn fin, cuestión de tiempo supongo.
Un abrazo.
Haz captado tristemente el hondo sentir que ahora me invade. Y no se si decir "que buenas letras, que bien escribes" o compadecerme sentidamente de que este, mi dolor, sea también vivido por otro ser en la tierra.
ResponderEliminarPero al menos puedo dar gracias por encontrar palabras para lo que yo no había logrado
Saludos
El dolor compartido es menos dolor dicen, al menos me alegra haber puesto palabras a lo que muchas personas puedan sentir.
EliminarSalud.
Cuánta tristeza desprende este texto. Deja que te cuente un secreto: la inocencia nunca se va del todo. Cuando te sientas perdido, la hallarás sin darte cuenta. Sí, sí. De verdad. La encontrarás en los columpios, en los niños, en un chiste tan sencillo que no has pillado. En un baño, en un juguete viejo. Y por último, en tu corazón. No digo que todo el mundo quiera mantenerla, digo que siempre queda un pequeño resquicio por si se quiere volver a sentir de nuevo. Porque al fénix le bastan las cenizas para renacer.
ResponderEliminarUna entrada realmente bonita. Siempre digo que la tristeza es una forma más de belleza, y leerte lo reafirma.
Un abrazo enorme, Oski. Sigue así.
Supongo que es cuestión de perspectiva o de cambiar la mirada de sitio cuando parezca que ya no hay cosas buenas.
EliminarUn abrazo.
Inevitablemente, nuestra fortaleza no puede estar siempre arriba. Al final caemos en estos agujeros, no podemos hacer otra cosa. Pero volver, sé que volverás.
ResponderEliminarUn abrazo!
:-) Gracias Ehse. Espero encontrar asideros pronto para salir del agujero.
EliminarAbrazos.
Estás es mi lista de lectura. Me gustas mucho :)
ResponderEliminarSigue escribiendo, a los que nos gusta hacerlo sabemos que es lo más bonito!
Un saludo!
Gracias, un honor :-)
EliminarPor aquí seguiré, lanzando al aire lo que llevo dentro.
¡Salud!
Es curioso la fuerza que tiene el sentimiento de soledad, la capacidad para aislar lo bueno y sentir que ni la sonrisa da calor... todos bajamos la cabeza y cruzamos los dedos deseando capear el temporal lo antes posible, no vaya a ser que tanta lluvia borre hasta el esfuerzo de llegar a puerto y las pocas líneas del mapa que quedan dibujadas...
ResponderEliminarY sinceramente creo que la inocencia que nos queda la plasmamos en los versos y palabras que escribimos... es la forma de mantener viva la parte más pura de nosotros mismos.
Solo te puedo decir que te entiendo y que mis mas sinceros ánimos para las malas épocas... te ofrecería una ayuda más tangible, pero creo en la autorecuperación, y en que cuando te sientas fuerte saldrás por ti mismo del abismo.
Mientras tanto te mando un fuerte abrazo!
Creo que una vez que uno se mete en el torbellino negativo ya no es capaz de ver la luz del sol, eso es un poco lo que refleja la entrada ;-)
EliminarUn abrazo.
No te imaginas, oski, cuantas sorpresas te quedan por gastar, cuantas risas, cuantas emociones y sí...cuantas lágrimas. Eso es vivir.
ResponderEliminarCuando estamos en lo más profundo del valle la cima de la montaña nos parece demasiado alta.
Se puede vivir sin amor, sí ya sé que suena horrible y lo es, pero no se puede sobrevivir sin esperanza. A esa hay que amarrarla, remendarla y recuperarla cada vez que intente abadonarnos.
Volvera la esperanza, Oski, y las sonrisas y la inocencia que nunca se pierde del todo...como "volverán las oscuras golondrinas sus nidos a anidar" que decía el poeta.
Las heridas se curan y las grietas se cierran. Pero es más difícil recuperar un corazón oxidado.Mientras sea capaz de añorar y desear estamos a salvo.
Muchos besos, poeta.
Si lo decía Bécquer, habrá que creerle jejeje.
EliminarUn abrazo grande, gracias por pasar.
Leí esta entrada en su día, como todas, que me van llegando al correo, pero por una cosa o por otra no podría comentar. Pero hoy la he recordado, y ya sabes porqué.
ResponderEliminarUna persona que escribe así no puede hacer más que comprenderme, y de nuevo veo tu corazón abierto al leer esto, y sé que sabes que siento lo mismo. Pero supongo, por las enseñanzas de cierto maestro, que poco a poco aprenderemos y dejaremos de echarnos de menos para saber estar bien con nosotros mismos.
:) gracias, a corazón abierto.