Siempre supe que estabas hecha de
viento, lo sentía con cada ráfaga de aire que levantabas al caminar o cuando
nos matábamos a caricias en la habitación que recorrían mi cuerpo como una
ligera brisa y mantenían todas mis banderas ondeando.
Después te fuiste y vino la calma
llena de guerra, se me desinflaron las velas y quedé al pairo, el velero en que
me había convertido estaba parado en medio de un océano y no sabía si era mejor
el hundimiento definitivo o esperar. Nunca se me dio bien improvisar y la
ausencia me pilló desprevenido.
Hube de asumir a golpe de
realidad que todo había cambiado y que no ibas a volver. Tendría que vivir sin
tus tormentas y sin lluvias por un tiempo y empezar a aceptar que todo puede
cambiar de golpe.
En mi nuevo viaje me encontré con
otras personas, otras historias, algunas más tristes que la mía, y a golpe de
gemido traté de recuperar el ritmo que había perdido. No puedo mentir, estuvo
bien como desahogo, pero no como solución a nada, ya que cada mañana volvía a
sentir tanta soledad como siempre, tal vez un poco más.
Después busqué escupir metáforas
como terapia, como el que saca la rabia de muy dentro; pero tampoco funcionó,
porque no te marchabas, ni aunque te imaginara saliendo por la puerta. Me
aferraba a tu recuerdo como el que se aferra a un clavo ardiendo y no quiere
soltarlo aunque le abrase.
Creí poder encontrar en otros
ojos el brillo que los tuyos desprendían, esperando la sustentación necesaria
para levantar el vuelo. aunque era habitual que al borde del despegue, esos
ojos y sus promesas se cerraran de golpe. Tardé en comprender lo que pasaba o
quizás no quería darme cuenta: no me miraban, ni me veían, porque tan sólo
buscaban un punto de anclaje para superar sus miserias anteriores. Y yo estaba
dispuesto a dejar entrar a cualquiera sólo para no sentir el vacío de tu nada.
Hoy comprendo esa tristeza y la
acaricio.
Porque nadie tiene la culpa de
estar roto.
Broken dreams by Angelika
NOTA: El sábado 9 a las 19.30 estaré con mi guitarra en el Dog&Roll de Madrid junto a Kris León, Alba Jiménez, Gabriel Guerra y María Part. Más info aquí.
Siempre llega un momento de aceptación y reconstrucción...y siempre es preciso perdonarse uno.
ResponderEliminarUn saludo :)
Sin duda, un saludo, gracias por pasar.
EliminarGran verdad, amigo... Cuando perdemos a la persona amada, todo se va al pairo...
ResponderEliminarTe dejo un enlace a mi nuevo blog, ya que por motivos técnicos me he visto obligado a cambiarlo...
http://ildefonsorobledo.blogspot.com.es/
Un abrazo
Nos leemos en el nuevo ;-) Gracias por pasar.
EliminarAbrazos.
Todos estamos rotos de alguna forma, hechos de remiendos incluso, aunque ni nos demos cuenta.
ResponderEliminarPero tú lo cuentas tan bonito...
Besos.
Es imposible vivir sin algún descosido. Qué le vamos a hacer.
EliminarSalud y besos.
Quizá ha llegado el momento de reparar las velas, de buscar corrientes alternativas, de barajar más opciones que el hundimiento o la inanición.
ResponderEliminarDicen que en las relaciones de pareja siempre hay uno que da más que otro, pero nunca sabemos hasta pasado el tiempo quien sirvió de ancla a quien.
Intacto sólo puedes estar si no has vivido.
Hermoso relato, Oski, me gusta mucho eso de no poder olvidar a alguien...
...porque no se marcha, ni aunque lo imagines saliendo por la puerta. Hasta que un día la puerta se cierra detrás de ti y tienen un nuevo camino por delante.
Un beso,
Exacto, sólo se ensucia el que trabaja y en la vida es lo mismo, si no te mueves, no te dañan, pero tampoco disfrutas de nada.
EliminarSalud y besos
Y que rotos tan preciosos, tan necesarios, puñeteros pero inspiradores... espero que no intentes ser puzzle, que sigas acariciando tus trozos de esta manera tan tuya como hermosa, pero que también mires un poco más a la izquierda y veas ese corazón rojo palpitante que te llena de luz, toda esa vida que te muestran los anteojos y como buen buho sigas el vuelo, no porque debas, sino porque sientes que te apetece tambien sentir el viento rozando tu sonrisa.
ResponderEliminar:-) Gracias por tus palabras Noelia.
EliminarUn abrazo.