Todas aquellas palabras que en su época fueron escritas, ahora no tenían ningún sentido.
¿Es posible que un perro aprenda a ladrar a través de un manual o que una gallina aprenda a poner huevos siguiendo las instrucciones de un libro? Sinceramente pensaba que no.
Cinco duros años en la escuela militar, estudiando antiguas batallas, analizando estrategias, descubriendo los secretos del combate y aprendiendo a guiar a sus hombres hacia algo más que una muerte segura, se convertían ahora en una absoluta pérdida de tiempo. En menos de diez minutos el acero de las espadas haría saltar chispas al chocar, correrían ríos de sangre y muchos de los allí presentes no volverían jamás a casa.
Sus hombres esperaban alguna frase de aliento que fuera capaz de eliminar el miedo de sus corazones, una frase que fuera capaz de convencerlos de que en caso de caer durante la contienda, su muerte habría servido para algo, pero Lu-Tzu, se sentía totalmente impotente.
Desde la colina podían observar el avance implacable del enemigo, sus armaduras doradas lanzaban destellos y cegaban a los hombres que las observaban. Sus estandartes morados ondeaban al viento y la representación de un dragón sagrado bordado en ellos parecía cobrar vida con el movimiento. El terreno se encontraba totalmente embarrado, grandes charcos decoraban el paisaje, sin embargo nada detenía su marcial avance. Se mantenían en línea, aguantando la formación.
No había caballos, eso inquietaba a Lu-Tzu, calculó por el volumen de la formación que serían unos tres mil hombres. Su ejército apenas estaba compuesto por mil, algunos de los cuales ni siquiera alcanzaban los dieciocho años. Pero, a pesar de su juventud, notaba que lo seguirían hasta el final del combate y que nada los haría retroceder.
Montó su caballo, cubierto con una coraza que protegía sus partes vitales. Se colocó su casco protector adornado con un par de cuernos a los lados y situó una máscara roja sobre su rostro. Desenvainó su katana y la alzó. Como si se tratase de un ritual, todos los hombres montaron sus caballos, se colocaron sus cascos, adornados con diferentes motivos y después ajustaron sobre sus rostros sus respectivas máscaras. Se dispusieron rápidamente en formación y Lu-Tzu pasó trotando varias veces por delante de la primera fila manteniendo la espada en alto.
-¡Ha llegado el momento del combate, nuestro pueblo espera que aniquilemos al enemigo invasor y que devolvamos la grandeza que antaño tenían éstas tierras, hemos sido oprimidos durante años, nuestras mujeres violadas, nuestros hijos esclavizados, es hora de que pongamos fin a todo eso! ¡Por la victoria! –su caballo se levantó a dos patas y después comenzó a galopar bajando la colina.
-¡Por la victoria! –todos sus hombres empezaron a cabalgar siguiéndolo, mientras lanzaban gritos y vítores.
Colina abajo el ejército enemigo seguía avanzando, cuando vieron aparecer a los jinetes, desenfundaron sus espadas y empezaron a correr en formación hacia los atacantes mientras gritaban.
Lu Tzu hizo una seña y algunos hombres hicieron apartar sus caballos para dejar paso a otros armados con arcos que empezaron a disparar sin descanso contra el enemigo.
Las primeras bajas empezaron a cubrir el terreno. No tardaron en encontrarse frente a frente ambos ejércitos y el eco de las espadas al chocar inundó todo el lugar. Muchos jinetes fueron derribados y los caballos emprendían la huída desesperadamente.
Lu-Tzu todavía no había sido derribado, avanzaba sin tregua entre los invasores mientras blandía su katana a un lado y otro e iba sesgando la vida de cuantos se cruzaban a su paso, su perfecto diseño hacia resbalar la sangre que iba dejando un rastro por donde cabalgaba su caballo.
Al cabo de pocos minutos, pocos fueron los hombres que todavía se mantenían en pie, un hombre fornido, cubierto por una gran armadura y un amplio casco de forma triangular estaba causando estragos entre los aliados. Cubría su rostro con una máscara azul, y sostenía dos espadas, una en cada mano. Con una desarmaba y con la otra hería de muerte a todo aquel que osaba acercarse.
Lu-Tzu no lo dudó, dirigió su caballo a toda velocidad hacia él. Asestó un golpe descendente con toda la furia que fue capaz y consiguió que una de las espadas se escapara de las manos de aquel guerrero. La brutalidad del golpe lo desequilibró y en un momento de despiste otro soldado logró clavar una lanza en una pata de su caballo haciéndolo caer al suelo. Rodó varios metros, pero consiguió que su katana no se escapase de sus manos, dos hombres intentaron rematarlo en el suelo, pero su habilidad en el combate consiguió librarlo de aquellos dos inesperados atacantes y ahora yacían con las cabezas cercenadas.
El extraño guerrero de la máscara azul se dirigió lentamente hacia su posición, recogió por el camino la espada de alguno de los hombres que yacían sobre el campo de batalla y volvió a tener dos katanas en su poder. Empezó a darles vueltas, entrecruzándolas con asombrosa rapidez en un estilo de lucha que le resultó profundamente familiar.
El extraño le atacó primero, con una fugacidad impresionante, consiguió bloquear una de las espadas pero la otra se clavó ligeramente en su hombro y un hilillo de sangre empezó a fluir manchando su armadura. Cuando su enemigo lanzó la segunda embestida, cruzando las espadas horizontalmente a la altura de su cabeza, él ya había conseguido agacharse para esquivar el golpe y clavó profundamente su katana contra el pecho rompiendo su armadura. Inmediatamente soltó las espadas y se cayó hacia delante.
Lu-Tzu desclavó su espada y pudo notar que aquel hombre todavía seguía vivo, envainó su katana y tumbó a su enemigo boca arriba, colocó sus manos sobre la máscara azul que cubría su rostro y la retiró con cuidado. La imagen que vio a continuación lo llenó de una profunda tristeza, su hermano Liu-Bei sostuvo su mirada temblorosa un par de segundos antes de cerrar los ojos para siempre.
NOTA: Éste relato forma parte de mi participación como miembro de "El cuentacuentos". Se encuentra bajo una licencia Creative Commons ©.
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28 de enero de 2008
Acero sagrado (Parte I)
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Jo... pero, pero, pero... :S [Aquí tocaría insertar una petición que sé que no tengo que acerte...] :P
ResponderEliminar¿Lo ves? por cosas como esta es por lo que yo sigo (y seguiré hasta que lo consiga) empecinada en escribir algo épico a medias contigo, porque me flipa como narras las batallas... Y sí, ya sé que decir "flipa" no es algo muy profesional (jajaja) pero tú ya me entiendes. Cómo ya te dije hace unos días: simplemente créetelo porque no te lo voy a repetir!
Do you remember canijo? ;)
Besotes, aplausos, flores y 16 pares de cosas raras (todas ellas, jajaja) para tí hermanito! :P
Hola Oski.
ResponderEliminarSólo dejar constancia de que me ha gustado mucho, y que ansío la segunda parte.
Coincido con María en lo de que narras muy bien las batallas. ¿Por qué elegiste lucha con Katanas? Es sólo curiosidad...soy chica curiosa.
Un saludo y ánimo con esa segunda parte
Muy logrado!!!!!. La verdad no sé que más decir, sólo que está perfecta la historia :)
ResponderEliminarY coincido con enheduanna, también esperaré con ansias la segunda parte.
Saludos y un abrazo.
Hola, pues nada encantada de que me visites, de visitarte. Ahora no tengo tiempo de leer nada, pero en cuanto lo tenga, eres el primero a quien venga a visitar, lo prometo.
ResponderEliminarSaludos alicantinos.
Ah.Una cosita : ¿Cómo acabaste en mi blog? (es una curiosidad que tengo nada más...)
ResponderEliminarPoco puedo decirte más que pusiste sonido al silencio que existía al leerte,y no era mediante sofisticados equipos de audición,sino a través de tus palabras.Hoy es un día especial para mi y tu final me ha impactado.Muy bien escrita Oski.
ResponderEliminarUn abrazo
bueno bueno bueno oski pues ya me lo he leido,me dijiste que necesitabas amigos que lo valorasen y no se en que sentido, si querias criticas para mejorar o como,ya me lo diras por el messenger y te contesto lo que sea
ResponderEliminarme ha gustado,en general la ambientación muy lograda!
Eres el ultimo samurai de aluche pequeño gran hombre!
Muy interesante. Me gusta mucho tu ritmo.
ResponderEliminarUff el momento en el que le quita la máscara es brutal... se presiente lo peor...
ResponderEliminarMe ha encantado cómo has narrado la batalla, por un momento he visto las imágenes en mi cabeza y me han recordado a las batallas del cine... muy buena.
Besos!
el bautismo de sangre para unos, y una batalla más para otros... genial!
ResponderEliminarme ha gustado mucho el ritmo y las descripciones, pero hay un momento en que Lu-Tzu corta dos cabezas de golpe en el que me he perdido un poco la verdad, de la descripción has pasado directamente a sugerir. no sé si me explico: durante toda la historia visualizas cada detalle de lo que esta sucediendo en el campo de batalla y de repente hay dos cabezas cercenadas. es un recurso chulo y quizás amplies el espectro narrativo (:P) pero a mi me ha dejado pestañeando, y he tenido que retomar la historia.
eso sí, la historia tiene una coherencia envidiable y un futuro muy prometedor. y el final me ha encantado.
un besillo guapo.
Oski:
ResponderEliminarAdmirable y estrmecedor relato, qu con tu pluma maestra, pone al lector en medi del campo de batalla, ora sobre un caballo, ora en medio del combate, ora palpitando la sutil diastancia entre la vida y la muerte en esas circunstancias.
Pensé ante de leer tu autoría algo relacionado con El Arte de la Guerra, si no me eqivoco d eun autor chino, y de hehco me trajo reminiscencias asímismo, de la inolvidabel escena incial de Gladidador.
No tienes nad aque envidiar ni a uno ni a otor, pues has lograod un clima impresinante, imagenes vívidas, sobre todo el isntnate de la arenga previa a la batalla, y el final, para un Ooooleeeeeeeeeeeee, digno d eun diestro de la pluma como tú.
Un fuerte abrazo, felicitaciones, y las disculpas por la demora en mi visita.
habemus libro!
ResponderEliminarun abrazo
Me ha encantado tu relato.... hace poco sucedio algo casi parecido aqui en mi paìs, dos hermanos se enfrentaron sin saberlo cada uno desde su frente... afortunadamente los dos desertaron y todo termino en un abrazo...
ResponderEliminarLunitas para vos
He de reconocer, a pesar de que las batallas me ponen bastante nerviosa, que el relato es fantástico... Me quedo con ganas de más, la verdad
ResponderEliminarBuaa, esta mejor no la leo, esperare a la segunda parte, que me da mucha rabia luego estar en vilo!!!!
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