24 de febrero de 2008

Calles de Madrid

Un día más la vida nos vuelve a llevar por caminos raros. Suena al piano Quique González en la radio del coche …“calles de Madrid, hasta tu barrio, últimas partidas al futbolín, coche para ir al extrarradio cantando alguna de Joaquín…”, por mi rostro asoma una lágrima de nostalgia o quizás tristeza porque ya no ocupas el asiento de al lado.

Los días de lluvia la ciudad desierta muestra su cara más amarga, la Puerta del Sol desfallece ante las gotas y no puedo evitar sentirte a mi lado con el pelo mojado, riendo, siempre riendo, pues la sonrisa era lo único que nunca llegabas a perder. Tu mano fría cerrándose en torno a la mía, tus abrazos y tu forma de quererme. A la hora de cenar el sitio no importaba, andábamos horas hasta que se hacía demasiado tarde y no podíamos seguir del dolor de pies que teníamos. Durante el paseo hablábamos de lo que nos gustaría vivir, de lo mucho que echabas de menos Asturias, de nuestros posibles planes de futuro.

La visita a la Casa del Libro era obligada, pequeños ratones de biblioteca, sintiéndose como en casa entre cientos de ejemplares que poblaban las estanterías, nunca fuiste consciente de ello pero te seguía entre los pasillos para la ver la cara que ponías al leer la reseña de uno de esos nuevos libros de fantasía, después me escondía y me divertía ver como me buscabas entre los pasillos para siempre aparecer detrás tuya abrazándote. Lo reconozco, era como un niño, pero me hacían feliz esas cosas.

De vuelta a casa en el metro, apoyabas tu cabeza sobre mi hombro y tarareabas canciones, de pronto todo se detenía y me hubiera gustado poder guardar uno de esos momentos en un bolsillo de mi pantalón para revivirlos ahora, cuando me hace falta dibujar una sonrisa.

Después pasábamos las noches escuchando los gemidos de los vecinos, o debería decir de la vecina porque era a la única que se la oía. Nos partíamos de risa hasta bien entrada la madrugada, cuando nos quedábamos dormidos abrazados.

Por la mañana no había quien nos despertara, un ratito más, un ratito más, que al final se convertía en dos o tres horas. Pero no importaba, porque tú estabas a mi lado y no pensaba en nada más, no había problemas, no había otra cosa que la paz que emanabas reposando bajo las sábanas.

Por eso todavía no alcanzo a imaginar mi vida sin ti. Te sigo echando de menos más y más cada día que pasa. Sigo sin ser consciente de que todo se ha terminado y de que los sueños que forjamos juntos jamás llegarán a cumplirse.

Sigo sin verle ningún sentido a esta ciudad sin tú no estás conmigo, no sabes lo que siento cuando despierto cada mañana y sé que no vas a estar ahí cuando termine el día.

Sigo sin entender nada y esperando, pues es lo único que puedo hacer, que algún día vuelvas a mis brazos. Siempre te estaré esperando.
“Cuando despiertas, ya no están aquí. Nunca revientan, en las calles de Madrid.”



8 Comentarios:

  1. Bueno, pequeño buda, se le ha otorgado un modesto premio en algun lugar de mi blog, asi que si usted desea recogerlo, el horario de apertura es permanente. Pásese cuando desee y un besito desde tierras manchegas de tu amiga cibernética.
    Un queso!!!!

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  2. que bonita la gran via, saludos

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  3. Me encanta este tono intimist que tienes. Eres muy bueno en las autoreflexiones y la intimidad (espoero que en esta caso sea ficción, sinceramente)


    Un abrazo,

    Pedro

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  4. uff hasta me ha dado pena el pobre chico. MAdrid puedo ser muy solitaria si.

    saludos oski

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  5. Con lo fria que puede llegar a ser Madrid. Entiendo perfectamente lo que dices, como las cosas pueden perder el sentido si no está esa persona en concreto.

    Pero a ti también te sucederá: llegará el dia que, de repente, dejes de esperar. Sin más. Porque ya no te hará falta.

    Un besote!

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  6. Como siempre, un gusto pasar por aquí, desde mi largo regreso a casa desde el pasado.
    Te dejo un abrazo

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  7. ¿¿Que ha pasado?? Como dice pedro espero que sea ficcion, sino lo es y necesitas hablar, ya sabes..avisa.
    Un beso!!

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  8. Sólo voy a decir que... la primera línea y esa canción de Quique González -que desde cierto me sé de memoria... jeje- me recuerdan a algo a cuatro manos de salió de nosotros... :P

    P.D. Y lo echo de menos eh... habría que sacar tiempo y sincronizar agendas... ¿no? ;)

    16 pares de besos, canijo!!

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