Las luces de Septiembre en pleno Agosto

Vuelvo de vacaciones y lo primero que me encuentro en el buzón es un paquete en que mi nombre y dirección figuran escritos en tinta negra con caligrafía pulcra. No tiene remite pero sé de sobra quien me lo envía.

Lo abro nervioso y temblando y descubro un libro en su interior “Las luces de septiembre” de Carlos Ruiz Zafón. Sostengo el libro entre mis manos y paso algunas páginas buscando la tan esperada dedicatoria. Por fin la encuentro:

“Para Oski, mi hermanito canijo y de adopción. Una vez que te haya llegado te explicaré los porqués…
De momento tan sólo te diré que el personaje de Ismael me recuerda a ti.

María”.

No se puede explicar lo que uno siente cuando alguien te hace un regalo tan especial, sólo se puede decir que, por suerte, todavía quedan personas que te reconcilian con el mundo y María es una de ellas.

He tenido la suerte de compartir letras contigo en dos ocasiones. He tenido la oportunidad de sumergirme en tus palabras casi a diario pero me faltaba algo de tu puño y letra, ahora ya lo tengo para leerlo y releerlo en mis días rojos.

Me has hecho sentir importante con esto y espero poder recompensarte como te mereces. Ambos tenemos un sueño, tú estás cerca de alcanzarlo (ya sabes a lo que me refiero) sin embargo te falta dar el salto final a la piscina. Yo estaré cerca por si necesitas un empujoncito, que la distancia no es tanta cuando se comparten ideales.

Solo decirte que te debo una invitación a comer algún día y alguna que otra sopresilla.

Gracias, gracias y gracias otra vez.