Me encontraba descendiendo tranquilamente por las escaleras mecánicas de la estación de metro de Colonia Jardín, cuando una voz a mis espaldas gritó:
-¡Eh! ¡espera chico, por favor!
Me giré y una chica sonriente corría bajando las escaleras de dos en dos con agilidad, dirigiéndose hacia mi como si me conociera de toda la vida.
-¿Te conozco? —pregunté dubitativo cuando llegué al rellano de la estación, junto a los tornos de acceso.
- Sí y no —respondió en tono jovial.
Observé su rostro escrutándola, buscando en mi memoria una imagen mental que me pudiera dar la clave de quien se estaba dirigiendo a mi en esos momentos.
-¡Tú eres el de Utopía en días rojos!, ¿a qué sí?
Me quedé de piedra y sin saber que decir ante la sorpresa.
-Sí…—respondí timidamente.
-¡Vaya, el mundo es un pañuelo!, nunca he dejado un comentario en tu blog pero leo todo lo que escribes y he de decirte que me encanta. Aunque me gustaría que me contaras algo sobre ciertos relatos. Si tienes unos minutos claro.
-Jajaja, por supuesto —contesté lleno de gozo.
Este fue el inicio de uno de esos días, llamémosle casuales que de repente aparecen ante ti.
-¿Tienes algo qué hacer?
-Pues ahora mismo iba a Callao a comprar un par de libros, pero aparte de eso nada más —contesté.
-Pues sino es molestia te acompaño y te invito a un café, no todos los días me encuentro con una persona a la que leo desde hace año y medio.
¡Año y medio!, madre mía, ahora si que empezaba a alucinar, nunca me había pasado nada parecido y sentía algo que vagaba entre el estupor, la alegría y el orgullo.
El viaje en metro fue de lo más cordial, hablamos del mundo en general, política, economía, inquietudes personales, anécdotas. Ana era una gran conversadora y conseguía que me sintiera a gusto con cada nuevo tema.
El tiempo se pasó volando y a pesar de los trasbordos llegamos pronto a Callao. Entramos en la Fnac y sin que yo le hubiera hablado en ningún momento de lo que tenía pensado comprar me dijo:
-Terry Pratchett ¿eh?
Mi cara en esos momentos debió ser un auténtico poema porque se echó a reír con ganas.
-Vaya…otra que aciertas, jajaja.
-Leyendo a los demás se aprende mucho.
Y me quedé pensando unos segundos en esa frase y llegué a la conclusión de que tenía toda la razón del mundo. Me sentía un poco cohibido porque parecía saberlo todo de mi y yo nada de ella, sin embargo, lo supo mostrar de tal forma, que en ningún momento eso representó una amenaza, más bien al contrario.
Y compré dos libros más del maestro del sombrero para mi colección.
-¿Pondrás una reseña cuando los leas?
-No te quepan dudas de ello.
Nos dirigimos a una cafetería para la “entrevista” acordada, y allí salieron a relucir ciertos relatos que tenía en el olvido:
-¿Qué pasó con La Balada del Lago, Oski? y ¿Con la Rosa Negra?, ¿Vas a escribir sus continuaciones algún día?
-Bueno, eso nunca se sabe, soy poco metódico, me suelo rendir pronto con los proyectos a largo plazo. Sin embargo te confesaré que los tengo en mente y que algún día, habrá nuevas partes.
- Vaya, pues quiero ser la primera en enterarme ¿eh? —Dirigió acusadoramente su dedo contra mi pecho—. ¿Y qué me dices del amor ¿seguirá siendo un tema recurrente?, creo que sabes llevarlo de una manera magistral, sin embargo últimamente veo un poco de oscuridad en ese tema, como si renegases de él.
-Bueno, no me gusta que me encasillen en uno u otro género, por lo que trato de distanciarme un poco del mismo, quiero escribir más sobre otros temas, probar otros estilos, no sé, me tildaron una vez de cursi y rosa, así como de sensiblero y quinceañero enamorado…
-¿Y te importa lo que los demás pienses de lo escribes?, siempre habrá gente que discrepe o critique lo que hagas, para gustos los colores Oski…
-Sí, imagino que tienes razón, antes me importaba más que ahora la verdad, creo que ahora escribo porque me gusta, sin buscar reconocimiento, el que quiera leer que lea y el que no…puerta. Así de simple.
-Bueno a mi personalmente me encanta como escribes…
Y me sonrojé, seguimos hablando durante mucho más tiempo de literatura, poesía, canciones y el tiempo siguió pasando veloz como un rayo. Llegó la hora de la despedida y el intercambio de direcciones para seguir en contacto, desastre de mi, perdí su dirección y teléfono y ella no apuntó los míos, porque le dije que no era necesario, que ya me pondría en contacto yo, maldita la hora…
Así que le prometí una entrada sobre nuestro encuentro, para que la pudiese leer furtivamente en una de sus visitas, y ya de paso me sirviera para actualizar el blog en momentos de baja inspiración, me dijo que sólo con una condición:
-Publícala el 7 de Octubre por favor, creo que ya conoces los motivos...
Y vaya si los conozco. Es impresionante lo mucho que me ha llegado a conocer tan sólo leyéndome. Así que, como muestra de gratitud por ese maravilloso día, dejo esta entrada en la fecha prometida (aunque el encuentro tuviera lugar hace mes y medio), una fecha que, sin esta entrada, sería mucho menos llevadera. Aprovecho también para pedir disculpas por mi mala cabeza, pero haber intentado arreglar antes el estropicio, hubiese supuesto romper la promesa. Espero sepas perdonarlo.
Un abrazo y gracias por leer.
Oski
Nota:*El nombre aquí mostrado es fictio por respeto a la intimidad de la protagonista.
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7 de octubre de 2008
El de "Utopía en días rojos"
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Se suele acudir al dicho de que la realidad supera la ficción cuando sucede alguna tragedia. Pero en este caso acudiré al dicho pero por todo lo contrario,es que esto que has escrito es precioso killo de veras.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Y es que los buenos momentos siempre surgen. Un abrazo!
Pues... ¿qué quieres que te diga? no me sorprende ni lo más mínimo que te pasen cosas como esta. Es que... si el nene lo vale, pues lo vale y punto, pelota, set y partido! :P
ResponderEliminarPero eso sí... que la primera en enterarse pueda ser más de una, eh! Que mi antiguedad y grado de hermana para algo me tendrán que servir... xD
Un besiño, enano!!!
jaja, pues sin duda es un acontecimiento.
ResponderEliminardebiste de sentirte como importante. En plan, me reconocen por la calle!!!
El día que me pase a mí eso (que por favor no sea nunca) digo algo así como: emm, se ha equivocado. Jajajaja.
ResponderEliminarAinss...Oskiii.No sé que parte de esto es real, y qué no. O si todo lo es. Yo creo que de la única foto tuya que hay en el blog, no sería capaz de reconocerte.
Sin embargo tiene su magia el encuentro. Y espero que también algo de real.
Un abrazo
Me ha gustado mucho esa frase "Leyendo a los demás se aprende mucho".
ResponderEliminarCurioso encuentro, a mi no me gustaria que me pase algo asi, jajajaja, es que soy recontra tímida (y seria imposible que me pase porque no hay ninguna foto mia en mi blog, jajaja).
Un saludo :)
Y no te pidió un autógrafo? 0_o
ResponderEliminarYo lo haría :P
Vine a visitar cierto tiovivo, por recomendación y también porque visitar a tios muertos me da mucho yuyu. Uy qué gracia...... ¬¬
Por allí te habré dejado alguna que otra xorrada mas. ¡fijo!
bienvenida al club de fans de Oski..."Ana"...tu por sus relatos y yo por sus pectorales ^^
ResponderEliminarte quiero neng! jaja
fmdo: topi
Jo, que cosa tan especial :)
ResponderEliminarEn cuanto a lo que te dijo...a mí también me gustarías aber cuando continuarás "La balada del lago", entre otro relatos. Supongo que están esperando el momento adecuado para salir ;)
Un abrazo,
Pedro.
He llegado a tu blog a través del de Ismael Serrano.... y lo poco que he leído me ha encantado... lo que te pasó en el metro es digno de una canción... jeje casualidad, destino???
ResponderEliminarpasaré más por akí...
un saludo!!