A mi sobrino Álvaro.
Me miras con tus ojos cargados de inocencia, sonríes y empiezas a correr ausente de todo problema y cualquier preocupación. Me pides volar como lo hace tu muñeco de Super Coco, con una palabra mágica que a duras penas alcanzas a pronunciar: “ratón”. Vuelves a estallar en carcajadas y siento que el mundo es un lugar pequeño donde sólo cabemos nosotros. Alzas los brazos victorioso y señalas una fruta, se te iluminan los ojos cuando te enseño una mandarina y te cabreas cuando te pido un abrazo a cambio. A regañadientes me lo das y luego exiges la recompensa. La agitas en el aire mientras de oreja a oreja dibujas una sonrisa. No tardas en contagiar a todo aquel que te rodea. Eres feliz y soy feliz.
No puedo evitar pensar que un día crecerás y perderás la inocencia. Te sentirás triste sin razón y volar ya no te servirá de nada. Descubrirás lo que significa la palabra “preocupación” y muy probablemente sientas ganas de llorar. Te enamorarás y es posible que te partan en dos el corazón, el mundo será cruel a veces y tendrás que aprender a llevar el timón de tu propia vida.
Por muy mal que te vaya recuerda que nosotros lo pasamos mal también, sufrimos con las derrotas y aprendimos a base de tropiezos, pero conseguimos levantarnos y seguimos adelante. Descubrirás que cuando amanece todo tiene otro color. Confiarás en que todo cambie y tendrás en tu mano decidir el camino que quieres seguir, serás el dueño de tu destino y tendrás que luchar por ser feliz.
Tú, que hoy me sonríes desde tu corta estatura, serás nuestro futuro, en ti confiamos los avances, el mundo que a su vez confiaron en nosotros. Quizás tengas la oportunidad de verlo florecer de nuevo, de ver como las enfermedades desaparecen, de ver como vencemos a las guerras y aprendemos a ser hermanos. Quizás puedas ver como los ríos recuperan su color y los mares dejan de oler a petróleo. Tú, serás nuestro mañana.
Por eso, cuando te encuentres perdido, debes recordar que un día fuiste niño. Debes mantener la esperanza pase lo que pase y no debes perder nunca las ganas de volar. Es fácil, sólo tienes que pronunciar la palabra “ratón” y allí habrá alguien dispuesto a cogerte en brazos para imitar a Super Coco.
Algún día, verás a tu sobrino o a tu hijo como yo te veo hoy aquí. Te hará sonreír con las cosas más insignificantes y olvidarás toda preocupación o duda. Te hará volver a ser un niño. Yo lo había olvidado, pero tú, con dos años, me lo has recordado. Bendita sea esa edad en la que todos somos catedráticos en la universidad de la vida.
Gracias…
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25 de abril de 2010
Volver a ser un niño...
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qué negro lo ves todo oscarcito...!
ResponderEliminarpero qué adorable es alvaro :)
Qué bonito y qué triste y qué acertado. Me recuerda a Palabras para Julia, de Goytisolo ;)
ResponderEliminarTu blog sigue tan apetitoso como siempre. Un abrazo.
Precioso :) Seguro que algún día, que ojalá sea lejano, a Álvaro le encantará leer lo que escribió su adorable tío para él :) Es curioso, coincido con el comentario de la señorita Marina Casado :) A mí también me ha venido a la cabeza "Palabras para Julia" :)
ResponderEliminarUn abrazo enorme Oski Pan!!!
:-)
ResponderEliminarY que me vas a contar a mí ;-)
PD: Pero la canción que me viene a mí a la cabeza es "Palabras para Julia" de Paco Ibañez, no sé si la habrás escuchado :)
ResponderEliminarCreo que ya lo hemos hablado alguna vez, no creo que la felicidad sea solamente eso, el sentimiento estático de sentirse un niño. Eso está bien para poco tiempo, pero el ser humano necesita avanzar... y retroceder, pero moviéndose. Descubrir cosas nuevas, sean buenas o malas.
ResponderEliminarLa felicidad en punto muerto no me parece una meta. Creo que ni siquiera me parece sincera.
Disfruta de tu sobrino todo lo que puedas, pero de ahí a aspirar ser eternamente como él... en fin, ya hemos hablado de esto más veces ¿no? XD.
Un abrazo!
Un texto muy tierno :)
ResponderEliminarEducadle bien.
Un beso,
Mun
A Luna Méndez: Ver negro es totalmente subjetivo. Te aseguro que para mi, el texto ha estado cargado de optimismo.
ResponderEliminarA Marina Casado: Gracias por tus palabras, siempre es un placer tenerte de vuelta por el blog. Por cierto, he visto que has nombrado los días rojos en el tuyo. Cuando tenga un rato te dejaré comentario como se merece.
A Pedro Escudero: Que te voy a contar que tú no sepas. Cuida a la pequeña y que no se te caiga mucho la baba con ella :-)
A Favole: Me ha encantado la canción de Paco Ibañez. Sólo conocía el poema de Goytisolo. Gracias por el descubrimiento.
A Ehse: No es que aspire a sentirme eternamente como un niño, a eso se le llama Síndrome de Peter Pan, es simplemente que cuando te olvidas de vivir, ser feliz con poco te ayuda a recuperar la sonrisa.
Yo tampoco pienso que la felicidad consista únicamente en sentirse un niño. Pero bueno, la felicidad no es un ente que se pueda generalizar, lo que a mi me hace feliz quizás a ti no y viceversa.
En cualquier caso no es un texto que abogue por quedarse siempre en la niñez. De hecho se da por sentado que la niñez quedará atrás. Aboga simplemente por no olvidar que alguna vez fuimos niños.
De todas formas gracias por tus comentarios sinceros. Supongo que ya lo debatiremos más a fondo.
¡Un abrazo!
A Mun: Se hará lo que se pueda. Gracias por el comentario.
¡Qué bien leerte de nuevo! Me alegra que no cerrases este sitio. Me quedo sobre todo con la última frase: "catedráticos en la universidad de la vida", tenemos mucho que aprender de los pequeñajos ;) Un besazo.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente lo que querías decir con el texto, pero es que nunca me ha gustado el tópico de "tenemos mucho que aprender de los niños", me parece un poco simplista y en cierto modo incluso falso.
ResponderEliminarIgual mi infancia ha sido una mierda, pero creo que he disfrutado mucho más de la vida conforme he ido cumpliendo años.
A Sechat: No puedo cerrar este sitio. Es una droga para mi. Igual dentro de poco vuelvo por Nunca Jamás, tengo que asentar unas cosillas antes. De todas formas gracias por estar siempre ahí.
ResponderEliminarA Ehse: Siempre hay algo que aprender de los niños, de los ancianos o de toda persona que ha vivido o empieza a vivir. Sé que entiendes lo que quería decir y sé también que te mola debatir (cosa que en cierto modo agradezco sobremanera jejeje). Personalmente no creo que tu infancia fuera una mierda, ha forjado a un tipo duro que más de una ocasión me ha salvado de la quema con sus reveses. Es cierto que se disfruta más según vives y avanzas pero eso no quita que se pueda mirar atrás alguna que otra vez.
Así es la vida, un ciclo que encierra espirales y altibajos: que mezcla sueño y realidad, locura y cordura. Una pura y mágica contradicción de sucesos de los que nosotros somos los responsables a veces, y a veces no.
ResponderEliminarDesde aquí te manda un abrazo una niña grande que no ha perdido su sonrisa y que todavía tiene muchos sitios que recorrer...volando, por supuesto.
Y un día, da igual cual, (porque pasan veloces los anteriores o eso te parecerá en ese momento) todo lo cotidiano, malos, buenos momentos, recuerdos, sí, todo seguirá su curso también despues de ese momento, porque como se suele decir la vida sigue, pero, ( :) y por fin voy a desvelar cual es ese momento) ese día, por muchas veces que lo haya dicho antes, ese día te emocionarás cuando escuches decirte "tio Oski" y la vida seguirá pasando, pero ese día te habrá dicho todo, y sonreirás.
ResponderEliminarY merece mucho la pena vivirlo.
Che bello é vivire! :)
Un abrazo!
En tu texto pusiste "No puedo evitar pensar que un día crecerás y perderás la inocencia".
ResponderEliminarTengo una noticia mala, muy mala.
Eso depende de vos. Perderá la inocencia si nadie le enseña a conservarla...
espero una huella por mi blog
www.tercerasalida.blogspot.com
dejale ser niño, no le presentes una utopia que no existe, el mundo será peor y tendra que esforzarse en recordar tus palabras de aliento.
ResponderEliminarespero equivocarme por su bien y la de los que vendran. Nosotros ya lo tenemos todo decidido, pero ellos... dejalos que vivan en su mundo de esperanza y que crezcan lo mas tarde posible.
un abrazo oski
por cierto, has escuchado el ultimo de Ismael? me suena algo distinto a mi..
¡Qué bonito! Pareciendo triste, pero tan alegre, la alegría del amor de un tío con su sobrino al que quiere tanto que desea protegerlo de todo mal sabiendo que es imposible y tropezará y aprenderá y será mayor y volverá a desear ser un niño cuando esté con su sobrino...
ResponderEliminarPorque siempre se habla de paternidad, de maternidad, pero al hecho de ser tío o tía ni siquiera se le ha puesto un nombre (que yo sepa) y yo, como tía de dos niñas, me he sentido identificada con tu texto, aparte de haberme encantado, literalmente (un encantamiento maravilloso).
Qué suerte tengo de que hayas venido a mi blog y te haya seguido, Oski. Me uno a tu blog y al que compartes con esos otros dos pedazos de escritores y seguro que también personas, jiji.
¡Gracias!
Ah, aquí se muestra perfectamente el pesimismo cargado de tremendo optimismo que aparece en tu, ahora mismo, última entrada, y que también comparto. Y que también me ha encantado y atrapado.
ResponderEliminar¡Saludos!
Aprendi mucho
ResponderEliminarYo creo que aun no he dejado de ser niña, que tengo muy presente mi espiritu infantil, aunque eso no significa que no sea responsable, madura y tenga los pies en los suelos, ya que en verdad me molesta mucho las personas que creen que por seguir teniendo ese espiritu tan presente en ti eres menos adulta que otros no se acuerdan que algún dia ellos tambien lo tuvieron..
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