Acabábamos de ver “No es país para
viejos”, todo nos iba genial, era el día de mi cumpleaños y por
primera vez sentía que alguien me entendía.
Al llegar al coche me dijiste “tenemos
que hablar” y yo me eché a temblar. Afirmaste que eras feliz a
medias, que no era por mí, que era por ti, que no pegábamos y que
lo entendiese, que tus amigos no eran los míos y que ni siquiera les
caía bien. Que no compartíamos aficiones y que todo lo que me
gustaba a mi tú lo odiabas. Que no lo hiciera más díficil. Habías decidido trazar otro camino.
Recuerdo que te pusiste a llorar y te
consolé “no pasa nada, todo se soluciona, lo entiendo…” Pero
en realidad no entendía nada. Me pediste que te llevara a casa y eso
hice, durante el camino no dejaste de llorar y yo no dejé de cantar
canciones de los Beatles. “Me sorprende tu entereza, gracias” dijiste mientras me dabas un beso en la mejilla antes de marcharte.
“No hagas tonterías con el coche, mándame un sms cuando llegues”.
A mi también me sorprendía mi
entereza, tanto que todo el camino a casa lo hice llorando mientras
conducía pisando huevos, no fuera que me matase y eso te hiciera
sentir aún más culpable. Al llegar te mandé el sms. Recibí
respuesta al momento “Gracias por tu comprensión. Seguro que
encontrarás a alguien mejor.”
Me fui a dormir para ver si todo era un
sueño pero al despertar el cielo ya no volvió a ser azul. Ni
siquiera gris. Ahí empezó mi decadencia. Este el relato de los días
más oscuros de mi vida y de como aprendí a olvidarte, de la vida
que quedó después de ti.
*Hace poco leí un libro de Douglas
Coupland que se titulaba “La vida después de Dios”, el libro
está compuesto enteramente por microrrelatos a modo de diario. De
ahí saqué la idea. De eso y de un “no hay huevos” vilmente
pronunciado por el bueno de Ladrón de Guevara, buscando reinventar mi manera de
escribir o simplemente hacerme pagar alguna ronda de cervezas. Pero haberlos, haylos, y yo no regalo birras facilmente. No sé cuantas partes tendrá pero
iré publicando poco a poco y alternando con otro tipo de entradas.
Para este tipo de micros no haré podcast.
Gran entrada y buena idea, creo que tendra muy buena acogida ;)
ResponderEliminarRespecto a la historia narrada, aunque ahora duela, supongo que era lo mejor, ya que al dejar las cosas claras tambien te permite a ti tenerlas y poder abrirte puertas y ventanas nuevas ;)
Siempre hay un amor que marca un antes y un después. Hasta que llega otro en el que todo se reduce a un presente infinito y consciente... sin final. Y se acaban para siempre los anocheceres.
ResponderEliminarMientras, escuchar a los Beatles me parece una forma maravillosa de combatir crepúsculos ;)
Preciosa entrada. Un abrazo.
Veo que fue una ruptura sin odios ni culpabilizaciones. Lo afrontaste de manera muy madura y eso dice mucho de ti.
ResponderEliminarY con 26 años uno tiene mucho amor que dar y que recibir por delante.
Un beso,
Mun
Por un momento me he puesto en tu piel y un escalofrío ha recorrido mi cuerpo al completo.
ResponderEliminarPrefiero pensar que así ha comenzado un nuevo capítulo en tu vida, que ojalá esté lleno de estrofas alegres e ilusionantes.
Un beso fuerte
Touché, amigo mío.
ResponderEliminarGran comienzo.
Cuídate.
Dicen que no hay laxante más efectivo que el "tenemos que hablar".
ResponderEliminarAsí que aquí comienza una nueva serie... habrá que seguirla entonces, empieza interesante.
Un abrazo!
Gran carga emocional y mucha contención se respira en tu texto, triste y maravilloso Oski...
ResponderEliminarUn abrazo
Cuando las vivencias negativas se plasman en el papel, pierden fuerza, parecen más sostenibles y además tenemos la suerte de compartirlas contigo. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarBueno, bueno. ¡Habemus saga, libro o lo que vaya a ser esto!
ResponderEliminarNo podemos afirmar que después de la muerte hay algo pero sí después de una relación. Las despedidas son duras y más cuando son inesperadas. Sin embargo, no son más que retos para llegar a la recompensa final.
Abrazos cua cua :D
Este relato me recuerda a cómo empecé yo mi blog, por algo parecido, y después de todo, visto con la distancia que te da el tiempo, como me dijeron un día... Que no te den, todo lo que tu cuerpo pueda soportar...
ResponderEliminarUn abrazo Oski.
Hay huevos, los hay ;)
ResponderEliminarTambién mantuve la entereza y también lloré cuando estuve sola.
ResponderEliminarBueno, entonces que no se diga más, esperaré más relatos, porque este está lindo! *.* Claro, ¡Hazlo a tu manera!
ResponderEliminarSabes, disculpa mi ausencia, y que no haya respondido tus comentarios en el momento, pero siento que estoy sin inspiración... pero eso no me impide regresar a visitar a mis bloggeros! :P
¡Adieu!
En esta ruptura ha salido ganando ella porque ha hablado y le has dado a entender tu no preocupación. Luego vemos tu manifestación exterior y el mundo interior, a ese tendrás que plantarle cara o te la plantará él a ti. (me dirijo al protagonista)
ResponderEliminarFeliz fin de semana
No hay inicio más fúnebre que el jodido "Tenemos que hablar".
ResponderEliminarDicen que el dolor nunca se pasa, pero te acostumbras a vivir con él.
Un abrazo
Muy bueno, tienes el don de expresar cosas que mucha gente tiene dentro pero no sabe como sacar. Esta serie promete bastante.
ResponderEliminarUn abrazo!
Creo que nunca sabemos muy bien como vamos a reaccionar frente a una ruptura, hasta que llega el momento. Si somos capaces de volver a construir sobre una pequeña ruina al final seguro que hacemos de nuestra vida un proyecto mucho más elevado y enriquecedor. Lo mejor siempre está por llegar...
ResponderEliminarAy, el desamor que nos rompe por dentro y por fuera. Y cuando alguien dice tenemos que hablar, se inicia el rompimiento.
ResponderEliminarCreo que el protagonista tiene una actitud madura, pues en asuntos de amor, deseo y pasión no se debe implorar.
Llorarle al que nos deja, suplicarle, es antilujuria, peor sobre todo inútil para retenerlo.
Oski, me ha encantado este micro.
Un beso,
Despues de..., el inicio de todo, otra vez.
ResponderEliminarBesos
Todo final marca un nuevo principio. Entiendo esa sensación.. Ese querer mantener la compostura y no romperse en mil pedazos. Pero sabes? Todo se supera. O no. Pero de lo que sí estoy segura es que todo te hace aprender y.. Crecer! Y te lo dice una que no puede vivir sin amor.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
Es muy típico eso de que una persona deja a alguien, y el que se lleva la estocada acaba consolando al otro, que también es víctima, pero pardiez, ¡que menos que un poco de empatía! Leo esto y en fin, tengo una especia de dejà vu, y de vaticinio también, algún día te explicaré porqué, cuando tengamos tiempo ;)
ResponderEliminarComo siempre, genial escrito.
Esperaré ese día, me ha picado la curiosidad :-) supongo que la situación es habitual cuando uno quiere dejarlo pero el otro no. Cosas de la vida.
Eliminar