La música empezó a
sonar y cerré los ojos unos segundos. Dejé que las notas entraran
lentas por mis oídos. Respiré profundo y casi pude olerlas, encendí
un par de velas y sentí su calor. Me mirabas desde el sofá mientras
acompasabas el movimiento de la canción con la cabeza. En ese
momento te sonrojaste y viniste hacia mí, dejando sobre la mesa la
copa de vino que hasta hacía unos segundos sujetabas.
Pasaste tus brazos por
encima de mis hombros, apoyaste tus codos sobre ellos y con tus manos
acariciabas mi pelo por detrás de mi cabeza. Entonces te besé
despacio, siguiendo el ritmo de la música dejé que nuestras lenguas
se juntaran, puse mis manos en tus caderas y empezaste a bailar
conmigo. Mis dedos se colaron hábiles por debajo de tu ropa y
comenzaron a recorrer tu espalda como si pulsaran las teclas de un
piano o acariciaran las cuerdas de una guitarra. Retiré tu pelo a un
lado y besé tu cuello mientras seguíamos bailando. Decidiste que tu
boca no quería estar sin la mía y esta vez fuiste tú la que me
besó con intensidad, convirtiendo dos lenguas en sólo una. Supimos
entonces que la ropa nos sobraba.
Gemías mientras mis
manos recorrían tu cuerpo desnudo y grababa a fuego en mi retina
cada uno de los rincones de tu piel. No hubo parte donde mis labios
no se posaran. No hubo esquina que no fuera debidamente acariciada,
humedecida y absorbida. Mi boca sabía a ti. Arqueaste la espalda y
suspiraste.
El disco que sonaba rompió como una ola que rompe contra el acantilado en su máxima intensidad. Casi pudimos ver la espuma en el salón. Te pusiste encima, durante un leve instante creí que habías saltado, erigiendo tu figura como una diosa en actitud de batalla que miraba el cielo. Y en busca del clímax pasamos a ser música. Nuestras manos eran notas que fluían por el pentagrama de nuestros cuerpos y, el deseo que parecía iba a hacer estallar nuestros estómagos, el director de orquesta.
Y aunque había techo
pude ver el cielo lleno de estrellas, mientras bailábamos sexo con
sexo, mientras nuestros cuerpos se frotaban y estrellaban en un
frenesí que olía a pasión y sabía a fruta fresca. Mientras las
caricias, besos y miradas se unían como corcheas y cantaban
canciones que iban y venían con cada sacudida de tu cuerpo. Tus ojos
alumbraban dando más luz que las velas y tu sudor resbalaba para
mezclarse con el mío, hasta que jadeando terminó la música. Te
dormiste con la cabeza apoyada en mi pecho y se detuvo el tiempo en
tu abrazo y en tu cuello. Sonreí como nunca y besé la paz que
reposaba sobre tus párpados.
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Después no sé bien lo
que pasó. Supongo que al tiempo la música se fue parando y dejamos
de cantar y bailar canciones juntos. Quizás pensamos que nos iría
mejor danzando en otros cuerpos.
Ahora cada vez que
escucho ese disco me acuerdo de ti. Me hace el amor de la misma
manera que aquella vez tú me lo hiciste, aquella vez en que fuimos
notas y después música. Nunca he estado en un concierto mejor.
Y lo dimos nosotros…
NOTA:El relato ha surgido a raíz de las votaciones que se realizaron en una encuesta que abrí en facebook, empataron con cinco votos cada una las opciones "relato erótico" y "relato a partir de una canción" así que decidí hacer algo conjunto uniendo esas dos ideas, ya me diréis si lo conseguí, gracias a todos los que participásteis. Toda mi gratitud para Julián Bozzo por darme el título de este relato sin darse siquiera cuenta. El disco al que se hace referencia en el texto es "Cuando vuelva la marea" de Andrés Suárez, mi agradecimiento infinito para él también.
Sí señor, Oski, un relato lleno de erotismo y sensualidad (no hace falta que te diga lo que yo voté no :P) llevado desde la calma hasta el éxtasis como si fluyeses por un pentagrama. Muy conseguido.
ResponderEliminarUn abrazo!
Madre mía!!!Ufff...qué calor!!!
ResponderEliminarEs un relato precioso. Me ha encantado desde la primera línea.
Fantástico, sí señor.
Un saludo
Me ha encantado!!!!
ResponderEliminarPues no participé en la encuesta, pero lo has conseguido. Un relato en que el erotismo parece llevar el ritmo de una música y ambos siguen el mismo pentagrama hasta el final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi poca o nula comunicación con fb, me expreso mejor en espacios reducidos :)) hace que me pierda con certeza la riqueza que contiene en su interior, pero ya que hablo de interiores lo que no me pierdo nunca son las palabras que nacen del tuyo, como cuan escultor renacentista, aquellos que creían en la magia de la vida, les das formas, contornos, delicadeza, cuerpo y sobre todo música y pasión. Tus relatos siempre están vivos!
ResponderEliminarUn abrazo camarada!
Me ha gustado la forma en la que has convertido en momento en algo completamente ajeno al mundo. Creo que así (y sabiendo el disco al que hace referencia) la imagen cobra realismo en mi cabeza.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Cuídate.
Gran texto, una vez más conseguiste crear una de esas burbujas en las que merece adentrarse y perderse en ellas ;) Me encanta esa mezcla de amor, locura, sensualidad, erotismo y nostalgia que me transmite el texto
ResponderEliminarSinceramente Oski, me he llegado a sonrojar con el relato y eso que yo he escrito algunos también así medio eróticos, pero cuando lo estás leyendo y te imaginas esa escena, bueno, bueno, te vienen a la cabeza algunos recuerdos y la sonrisa aflora en mi cara. Muy bueno, muy erótico y muy elegante. Gracias por tus visitas y tus comentarios en mi blog. Un beso gordo.
ResponderEliminarEs un buen texto la verdad^^
ResponderEliminarPues creo que sí, lo conseguiste, pero es triste que se vayan cada uno por un lado; me gustaría que se hubieran quedado juntos para volar...
ResponderEliminarUn saludito.
Precioso relato, a tempo adecuado. Erótico y sin embargo elegante...Enhorabuena :)
ResponderEliminarUn relato con ritmo, con ritmo de sexo y amor. Con ese techo que se convierte en cielo, y ese concierto único ya para el protagonista.
ResponderEliminar¡Que nos quiten los bailao!, que diría un castizo!
Es muy romántico que las historias de amor acaben bien, y todos aspiramos a ese final feliz, pero ya lo dice Lorca,
"hay cuerpos que no se deben repetir al alba" o algo así.
Oski, el relato erótico es un género muy difícil, pues puede pasar de lo cursi a lo grosero si te descuidas, creo que el tuyo se mece ahí, equilibrado en la sensualidad a ritmo de "cuando vuelva la marea"
Un beso,
Vaya si lo has conseguido... Felicidades. Es precioso. Y el disco de Andrés Suárez es perfecto. Me encanta. No encuentro nada que objetar.
ResponderEliminarLa fusión está muy bien hecha, muchacho. Me gustó el relato, tiene el justo equilibrio.
ResponderEliminarBesos y gracias por tu comentario en mi blog. Nos leemos. :)
Pero no me hagas leer estas cosas de buena llamada, que queda un rato hasta que mi novio vuelva a casa :P
ResponderEliminarTe sugerí un texto erótico porque es un género que nunca te he visto y muy difícil; quería retarte y has superado el reto, enhorabuena :)
Un besote,
Laura
Dicen que más vale tarde que nunca y que lo bueno se hace esperar así que aquí va mi comentario muchos días después.
ResponderEliminarUn relato cargado de sensaciones que no todo el mundo es capaz de transmitir con tanta sensualidad y erotismo sin que llegue a sr obsceno.
Me gustan estas innovaciones ;)
Un abrazo de pato grande y fuerte!
Cua Cua