Llega el día en que te
das cuenta que te has hecho mayor. Empieza de repente, sin avisar y
con pequeños gestos cotidianos, primero es esa cajera del
supermercado que te trata de usted, luego es ese niño que dice
“señor, ¿tiene hora?” y más tarde son los viernes en que no te
apetece salir por la noche porque has tenido una semana dura en el
trabajo y estás hecho polvo.
Supongo que en el momento
en que preferí una mantita y peli en el salón a ir al cine debí
temerme lo peor. Quizás debí interpretar que todos esos consejos
que me pedían mis amigos sobre tal o cual cosa eran síntoma
inequívoco de que me consideraban un hombre experimentado, nada
tenían que ver con la amistad en realidad.
Y entonces empiezas a
asumirlo y te ves cansado en el espejo. De repente aquella canita tan
graciosa de tu sien empieza a dejar de ser graciosa y la barriguita
cervecera es en realidad un tripón. Ya no te hacen gracia las mismas
cosas, has cambiado de gustos y puede que incluso te hayas vuelto un
poco más aburrido. Discutes de política en lugar de fútbol o
videojuegos, si llueve coges el paraguas y en cuanto sopla un poquito
el viento te abrigas como si no hubiera un mañana. Te has vuelto
previsor, la vida ha dejado de ser improvisada.
Los culos apretados y las tetas operadas ya sólo te motivan para un revolcón, ahora buscas profundidad en los ojos y esperas que la otra persona te transmita algo. Le has dicho que no cuatro veces a la tía buena del segundo porque no sabe cuanto son dos más dos y siempre tienes que explicarle cada uno de tus chistes. Le tiras los trastos una y otra vez a aquella chica tan simpática, en la que nunca antes te habías fijado, que está con un capullo que la hace llorar todos los días y al que probablemente nunca dejará, antes de lo que ella cree dirá que está “felizmente casada”.
Hay gente a la que no
soportas y a la que evitas cada día, huyes de las reuniones
familiares incómodas, donde se juntan primos y tíos a los que has
visto tres veces en tu vida. Ya no aceptas los sí porque sí y todo
tiene sus matices. El vaso ya no está ni medio lleno ni medio vacío,
es sólo un vaso que de vez en cuando riegas con whisky, botella gran
reserva, nada de aquella mierda de a seis euros la botella con la que
te pillabas los mayores ciegos de tu vida en los botellones del
barrio, donde siempre acababas liado con alguna, que al final no
sabías ni como se llamaba y que se iba de tu cama, o tú de la suya,
sin hacer preguntas. Que tiempos aquellos, te empalmas sólo de
pensarlo.
La gente ya sólo te
habla de hipotecas, de tener niños, de ganar mucho dinero. Ya casi
nadie te dice que sueña con tal o cual cosa, renunciaron a todo eso
y si hablas de conseguir algo que a ellos les parece imposible te
dicen que tienes demasiados pájaros en la cabeza. La comodidad se ha
instalado en sus vidas.
Te olvidas de comprar “el
Jueves” y antes de que te des cuenta te has convertido en ese tío
gris al que hacía diez años habrías llamado panoli o pardillo. Ya
no te callas las cosas, has llamado estúpido a más de uno y payaso
a más de dos, aunque te hubiera gustado darles un par de buenas
hostias y, por sincero, hay muchos que prefieren no verte, no siendo
que les digas algo totalmente cierto y eso sea peor que un puñetazo.
Eres el broncas de tu
trabajo, defiendes a capa y espada tus convicciones y los jefes no
quieren ni verte el pelo. Eres demasiado hasta para los
sindicalistas, que huyen a tomar café en cuanto apareces. Siempre
hay alguno que comenta que si no fueras tan broncas, con el talento
que tienes, serías director. Como si dirigir fuera una meta y se
pudiera conseguir de una forma que no sea chupando pollas, cosa que
ellos no han parado de hacer durante toda su vida.
Y antes de que te des
cuenta serás un viejo cascarrabias que va cada día a las obras para
dirigirlas, que observa la vida desde un banco del parque negando
cada cosa que ve a su alrededor y que levanta agitando el bastón de
forma amenazadora cada vez que algún chiquillo chuta un balón que
pasa rozando a sus pies.
-------------------------------
Te cuento todo esto
mirándote a los ojos mientras tomamos cervezas para celebrar mis
recién cumplidos veintiséis. No puedes parar de reír y casi me has
tirado el vaso encima un par de veces.
– ¡No te rías! ¿Qué culpa tengo yo de que mi vida vaya a ser una maldita broma?
Y entonces clavas tus
ojos en los míos, me miras sonriendo y me acaricias la mejilla. Y
entonces yo, me olvido del calendario y pienso en lo bonito que sería
envejecer a tu lado y ver tus ojos cada día.
– En ti.
Vuelves a reírte, me
empujas cariñosamente y te lo tomas a broma. Y yo que esperaba un
buen beso de película para cerrar esta historia…
NOVEDADES1: Ya está colgado el vídeo de lo que fue nuestro recital "Se llamaba Pandora", si no pudiste ir, fuiste y te apetece volver a verlo o simplemente tienes curiosidad, pincha aquí.
NOVEDADES 2: Recientemente he estrenado un blog satélite musical "El día en que desabroché tus canciones" y trabajará en paralelo junto a este. Me encantaría que te pasaras para desabrochar canciones juntos.
NOVEDADES 2: Recientemente he estrenado un blog satélite musical "El día en que desabroché tus canciones" y trabajará en paralelo junto a este. Me encantaría que te pasaras para desabrochar canciones juntos.
NOVEDADES 3: Desde esta semana, el blog se actualizará semanalmente, todos los miércoles a las 12.00 hora española habrá entrada nueva.
Ay, me quedé muy contenta con esta entrada. Porque seguí perfectamente en hilo conductor y lamentablemente es muy real todo esto. Lo bueno es que lo adviertas ahora, con posibilidad de cambiarlo y hacer las cosas de otra manera.
ResponderEliminarBesos, muchacho.
Bueno Oski, no todo el mundo termina así, aunque es muy real, si, y aunque me resisto a envejecer de esa manera, sé que estoy destinada a ello, lo llevo escrito, jajaja.Aunque haya cerrado mi blog, te seguiré leyendo. Un beso
ResponderEliminarP
Y se te ha olvidado achuchar a las jovencitas y mear en cada árbol del parque porque la próstata no perdona. Si todos los demás han pasado por eso, ¿qué nos hace pensar que nosotros seremos diferentes?
ResponderEliminarGran reflexión
Me ha encantado el proyecto de Pandora... He visto el recital entero, o sea una hora en youtube, sentada en esta silla y enganchada a las palabras que versábais.
ResponderEliminar¿Dónde podría encontrar todo el texto que se recitó? (incluídas las canciones).
Es precioso, es que, me he quedado sin palabras. Enhorabuena por el proyecto y por conseguir hacer soñar a todos los que os escucharon y vivieron los personajes en nuestras mentes. Es maravilloso.
Hola Oski!!!!
ResponderEliminarMe parece que te llevo ventaja, jaja, a mi hace ya bastante tiempo en que los jóvenes me pedían la hora llamándome señora!! y me sigue dando rabia, pero qué le vamos a hacer!!
Pero espera que ha sido tu cumple Felicidades!!!!!, que casi se me olvida, Oscar no te preocupes, eres muy joven y tienes muchísimo camino por recorrer, disfruta cada momento, recoveco, cada paso que des, pues es tu vida la que andas y la que te lleva hacia donde tú quieras ir.
No te preocupes de la barriga cervecera, ni en que te conviertas en un viejo cascarrabias... si ha de ser, que sea, porque tú así lo quieres.
He visto el vídeo del recital de Pandora, me habéis dejado impresionada, tus amigos y tú, recitando y la música buenísima.
Mi enhorabuena a los cuatro!!!!
Un abrazo!!
PD.Por cierto sí te ha salido gracioso el texto, aunque digas muchas verdades, es mejor decirlas con humor.
Me he sentido en tus palabras. Demasiado.
ResponderEliminarLa vida a veces parece un modelo standar, con lo diferentes que somos...Tal vez no somos tan diferentes...Me ha gustado mucho el proyecto de Pandora, lo vi en youtube, sois unos artistas...
ResponderEliminarUn abrazo
Una entrada muy buena Oski,sabes yo ya llegue a esa etapa en la que aveces me llaman señora y ciertamente sienta raro estraño porque yo no me considero mayor incluso aveces creo que hago locuras y eso me gusta.Asi que amigo no todo tiene que ser exactamente como deberia,me encanta romper esos canones de la edad.Felicidades por Pandora lo acabo de ver y me parece un trabajo excelente de gran calidad,besitos mil amigo
ResponderEliminarTenemos muy dramatizada la idea de ser mayor y eres muy yogurín. Hace poco, en mi muro de FB, compartí un texto alentador de una amiga para los que estamos entre los 15 y los 30.
ResponderEliminarDe lo que temo de la vejez, no es dejar de ser hermosa, sino que mi cuerpo empiece a fallar.
Y el monólogo me ha encantado.
Un beso,
Laura
Impresionante relato. Crudo y muy bien contruido. Muy currado.
ResponderEliminarEhse, ándate con ojo que Oski pisa fuerte!
Cuídate.
Buen relato, pero no te creas que en ocasiones mola ser el cascarrabias.
ResponderEliminarUn saludo utópico.
Me has traído aquí a raíz de tu comentario en mi blog. Me ha encantado esta entrada en particular, pero creo que con 19 me estoy haciendo mayor muy pronto. ¡Tienes una voz preciosa!
ResponderEliminar¡La famosa crisis de los 26! ¿Quién no ha oído hablar de ella? ;)
ResponderEliminarHome visto así me pregunto aún como he podido superar los treinta y seguir creyendo en que Peter Pan puede volar :)
ResponderEliminarPero cuando miro atrás y veo gente como tú, camarada, pienso que el mundo está a salvo, que los que vienen tras de ti tienen referencias válidas y no las oficiales, y que quienes nos precedieron e indicaron el camino hicieron un gran trabajo, y el tiempo y las leyes físicas sigan el suyo que la esencia de vivir está a salvo!
Un abrazo!
Me he reído un montón. Querido. No quiero asustarte pero esto es sólo el principio de la decadencia más absoluta. Como sigas con estos pensamientos dentro de 20 años no remontas.jaja, aunque alguien que tiene un corazón lleno de pálpitos. Como tú, con canas o con tripita cervecera, no envejecerá nunca.. Un besazo enorme mi jóven amigo.
ResponderEliminarDudo mucho que una persona como mi presi se convierta en un viejo cascarrabias. Y no tenemos pájaros en la cabeza, tenemos millones de patos que nos ayudan a ser lo que queremos ser y a veces, no nos dejan (ni nos dejamos).
ResponderEliminar¡Felices 26!
PD: ¿Semanalmente a las 12:00? Pero qué british eres ¿no?
Abrazo de pato :)
Ay qué identificada me siento con esto.. Yo en breve también cumpliré 26 y el futuro me da miedo..
ResponderEliminarMe gusta, tiene mucho nervio, y por supuestísimo, felices veintiséis. Pero joder, no digas que uno se empieza a hacer mayor con tu edad, que me hundes xDD
ResponderEliminarMuy buena entrada. A veces, ser mayor y pequeño a la vez es posible..en cierto sentido, quizá no el primordial.
Un saludo :)
La edad no perdona... Al menos tú creces con las ideas claras, la mayoría de la gente lo único que hace es vegetar más y más...
ResponderEliminarUn abrazo!
Me encanta cómo lo has contados, Oski, aunque hay cosas buenas y mlas en lo de envejecer.
ResponderEliminarCreo que todos deberíamos aspirar a hacernos mayores, pero nunca viejos. Conozco gente de 30 que es más vieja que yo que ya voy para los 59.
Hay que poner siempre una pizca de locura en tu vida, no dejar que se oxide tu creatividad, cultivar el humor, tener siempre alguien a quien amar y un pequeño proyecto que te emocione y nunca serás ese hombre gris que temes.
Un beso,
Llego seguramente un poco tarde, pero me encanta este texto, y no porque vaya de tu cumpleaños, sino porque a pesar de creerte viejo no dejas atrás ese espíritu inconformista ni tu ideas. Yeso es más admirable de lo que en un principio puede parecer, ya que las ganas de volver a soñar siguen vigente en ti lo demostraste con ese inmejorable final que a mi en concreto me enamoro un poco más jejeje
ResponderEliminarTenías que haberte lanzado, un empijoncito de vez en cuando no le viene mal a las cosas ;) para la próxima apuntatelo
ResponderEliminarCreo que yo también me estoy haciendo mayor, coincido en más de una cosa de tu descripción, asi que quizá, la próxima vez que hable con él también recordaré que un empujoncito nunca viene mal
bessos!
Se nota cuando una persona escribe o no con el corazón. Una gran entrada, de verdad.
ResponderEliminarAun así, me niego a pensar que a todos nos vaya a pasar lo mismo. Vivir es lo que nos mantiene vivos, en el momento en el que nos dejamos abatir por lo que nos es exterior a nosotros, morimos; y lo hacemos para siempre.
Chiste agridulce cuando uno se da cuenta de que dejó de ser una criatura. Sin embargo, quien persigue ideales, construye sueños y espera besos de película, realmente, no ha envejecido tanto (ni se te ocurra dejar de esperarlos) :)
ResponderEliminarSe sonríe leyendo... Me encantó.
:-) recuerdo este relato con cariño. Lo pensé como una historia graciosa y mientras escribía me reía solo.
EliminarHace más de un año de esto y creo que sigo camino de convertirme en ese viejales cascarrabias jajaja.
Un abrazo, gracias por leer también entradas antiguas y hacérmelas recordar.