Hoy te he visto otra vez
esperando en la estación, sentada sobre tu maleta, aguardando la
llegada de ese tren que te llevará lejos. Quizás con la intención
de no regresar.
Te observo fijamente
desde el otro andén mientras jugueteas con una de esas pulseras que
adorna tu muñeca. Sonríes levemente y puedo detener el tiempo en tu
sonrisa, lástima no tener una cámara de fotos para inmortalizar
este momento. Nadie parece reparar en tu presencia, viajeros con
prisa pasan por delante de ti una y otra vez y ninguno se detiene tan
si siquiera a mirarte.
Un tren entra en la
estación y detiene su marcha, durante unos minutos se interpone en
mi campo de visión y te pierdo de vista. Pienso que en cuanto
arranque de nuevo te habrás subido y habrás emprendido el viaje.
Sin embargo, cuando arranca y recupero otra vez toda la visibilidad,
sigues sentada sobre tu maleta. Sonríes nuevamente y ésta vez sacas
un cuaderno, te veo garabatear algo sobre él, quizás escribes sobre
las personas que se van en cada vagón, sobre el paso del tiempo o
sobre los lugares que te gustaría visitar, quién sabe, tal vez
dibujes paisajes y sonrisas o, tal vez, tan sólo estés haciendo la
lista de la compra. En cualquiera de los casos la estampa se me
antoja hermosa: tú, tu maleta, el cuaderno y la estación.
Pasa otro tren y yo no
recuerdo si era el mío. Tampoco subes en este y la estación vuelve
a quedarse vacía excepto por nosotros dos. Durante un leve instante
pienso que has reparado en mi presencia, miras hacia donde yo estoy y
te vuelvo a ver sonreír, ligera e imperceptiblemente, casi con
tristeza. Con la tristeza de aquellos que no saben lo que buscan, o
lo saben, pero nunca vieron la oportunidad de encontrarlo.
Me pregunto que será lo
que te trae aquí cada tarde. Qué clase de dolor arrastras para
observar pasar los trenes una y otra vez sin coger ninguno. Tal vez
para ti sea un ejercicio tan balsámico cómo para mi resulta mirarte
sentada sin esperar nada a cambio. ¿Un amor mal curado? ¿la
necesidad de un cambio de aires? ¿la inspiración que sólo el ir y
venir de personas pueden proporcionar? Es probable que sea todo y
nada a la vez. Si soy sincero, yo tampoco conozco muy bien las
razones por las que empecé a venir aquí y sin embargo vengo cada
día.
Pasa otro tren. Y otro. Y
otro. Y otro más. Y permaneces en tu sitio. Sigues siempre el mismo
ritual: “sonrisa, cuaderno, sonrisa”, mientras la tarde se va
escapando poco a poco. De repente te levantas como si acabaras de
llegar, coges tu maleta y te marchas. Ahora la estación se ha
quedado sola e incluso más triste. Cinco minutos después yo también
abandono la estación.
Al día siguiente,
puntual, vuelves a estar en el andén. En la misma posición que
siempre, con la misma sonrisa triste, con la maleta y el cuaderno.
Creo que una vez más vuelves a mirarme, pero después centras otra
vez toda tu atención en el papel.
Pierdo la cuenta de los
trenes que pasan y en los que ninguno de los dos se sube. En cuanto
un convoy abandona la estación, lo primero que hago es buscarte con
la mirada, que se choca con la tuya, para después ambos sonreír con
calma y otra vuelta a la rutina. Pienso que daría exactamente igual
que estuviéramos de espaldas, parece que nunca subiremos a un tren
pase lo que pase y que nos divierte esta espera que casi se ha
convertido en juego. Creo que los dos tenemos una apuesta secreta a
ver quién es el que se marcha antes.
Ha entrado un nuevo tren
en la estación. Suena el silbato que anuncia que las puertas van a
cerrarse y en un alarde de valentía me lanzo dentro, sabiendo que tú
te quedarás y que esa será la última vez que te vea. Las puertas
se cierran y desesperado te busco en el andén a través de una
ventanilla. No estás donde siempre has estado, tan sólo hay
viajeros que abandonan con prisas la estación. El tren empieza a
rodar sobre las vías. Trago saliva giro la mirada y te encuentro
dentro del vagón. Los dos nos sorprendemos de vernos. Los dos
sonreímos al unísono.
— ¿Y ahora a dónde vamos? -me dices.
— No tengo ni la menor idea -respondo.
Sonríes nuevamente y te
mesas el pelo. Te sientas a mi lado mientras el tren abandona la
estación, donde tanto tiempo hemos planeado futuros juntos, sin ni
siquiera hablarnos.
En ese momento, en la estación, alguien encuentra un dibujo tirado en el suelo, arrancado de un cuaderno de notas.
Mi eterno y más sincero agradecimiento a Laura, por ilustrar y dar vida con su arte a este relato, por conseguir que nacieran estas letras con tan sólo observarlo un rato. No dejéis de visitar su blog, "De mis bocetos y los vuestros" seguro que os encantará tanto como a mi.
NOVEDADES1: La editorial Hipálage, ha seleccionado mi relato "Flores nuevas" para formar parte del libro "Libérate hasta de tí". Pinchando aquí se puede ver la portada. Próximamente lo colgaré gratuitamente en el blog, junto a otros tres relatos míos que fueron seleccionados en los libros "A contrarreloj I", "A contrarreloj II" y "Cuentos para sonreír" que publicó la misma editorial.
NOVEDADES 2: Recientemente he estrenado un blog satélite musical "El día en que desabroché tus canciones" y trabajará en paralelo junto a este. Me encantaría que te pasaras para desabrochar canciones juntos.
NOVEDADES 2: Recientemente he estrenado un blog satélite musical "El día en que desabroché tus canciones" y trabajará en paralelo junto a este. Me encantaría que te pasaras para desabrochar canciones juntos.
NOVEDADES 3: Desde la semana pasada y en lo sucesivo, el blog se actualizará semanalmente todos los miércoles a las 12.00 hora española.
Muy buen relato, me ha recordado a "El Columpio", es un corto de hace ya unos años, no voy a hacer ninguna comparación por si acaso no lo has visto.
ResponderEliminarTe dejo el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=DkkKlwRvf2I
Muchas gracias Oski, me encanta cómo ha quedado la ilustración unida a tus palabras. Acabo de crear el enlace en mi blog de "palabras" (demispalabrasylasvuestras.blogspot.com), y seguramente recibirás alguna visita que desee leerlo o escucharlo.
ResponderEliminarVeo que has sido seleccionado en "Libérate hasta de tí" ¡¡nos leeremos en ese libro de papel!!, porque yo también he sido seleccionada.
Y también observo que eres amante de la música. ¡Muy completos tus espacios!!. De momento me quedo los miércoles por este espacio. ;)
Un abrazo desde mis palabras, que a veces, son...bocetos.
Tal vez era un tranvía llamado deseo.
ResponderEliminar¡Felicidades por tu publicación!
Conozco los dibujos de Laura, porque es mi amiga bloguera...A ti no te conocía, gracias a ella, hoy estoy aquí leyéndote y te diré que me ha gustado mucho, mucho tu relato.
ResponderEliminarYo sueño con esas imagenes que tu describes, no sólo eso sino que las imagino, las maquino y las invento, a veces las escribo, otras se quedan ahí. Por eso me ha encantado desde el principio hasta el final que le has dado, que mejor que el dibujo para quedar redondo, sí porque lo has bordado. Felicidades por tus palabras escritas.
Besicos
Siempre es complicado intentar internarse en una mente ajena. Es un abismo sin pistas en el que generalmente tomamos el camino equivocado. Pero parece que tú sabes cómo moverte en esos laberintos.
ResponderEliminarPor cierto, enhorabuena por lo de Hipálage, ya me contarás :)
Un abrazo!
Un relato precioso. En él flota esa magia tan especial que despiden los trenes y las estaciones. Y el amor que se enreda suponiendo nostalgias, que surge, siempre bienvenido y renovador.
ResponderEliminarEncantada de conocerte, Oski. Vengo desde Laura y es la suya una recomendación magnífica. Me gusta como escribes y, con tu permiso, por aquí me quedo.
Un abrazo.
Lo he ido leyendo intrigada, emocionada.. y me ha sorprendido el final.
ResponderEliminarVengo del blog de Laura y como a ella le he dicho, habeis hecho una buena pareja. Me ha gustado mucho el relato.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que la vida esta llena de momentos que el tren pasa por delante de ti y tenemos que tomarlo porque nunca màs volverà a pasar.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Me encantan los trenes, incluso los que no cojo...Me encanta tu entrada, ¡y la ilustración de Laura!...
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha encantado el relato Oski,dos vidas unidas en un anden,dos personas que sueñan y mentalmente se unen en ese sueño, la ilustación magnifica,mis felicitaciones para Laura y para ti,besitos
ResponderEliminar¿Quien no ha soñado con una historia romántica que ocurre en un tren o en una estación?
ResponderEliminarAsí que no me extraña que el dibujo de Laura te haya inspirado este relato, porque cualquier romántico soñador lleva un viaje en su maleta...
... un viaje en tren, por supuesto, y un encuentro inesperado y feliz, aunque no tiene que ser perdurable, será por eso que es más fácil imaginar que sea feliz.
Un beso, Oski
Ah, y felicidades por tus relatos seleccionados, espero poder leerlos pronto.
ResponderEliminarMuy bonita historia, y quien sabe... a lo mejor ha ocurrido de verdad. Omo siempre un abrazo. P
ResponderEliminarUn buen relato, Oski, llevado con lentitud y con maestría.
ResponderEliminarTe felicito por la selección de tu relato "Flores nuevas" para un libro,y por la selección de otros para "A contrarreloj I y II". Es algo que ya te merecías.
Un abrazo.
No se muy bien que decir me he quedado un poco sin palabras tras leer tal preciosidad hecha palabras, es realmente increíble lo que me ha hecho sentir este texto. Has conseguido que me entré de tal manera en el texto que puedo decir que me he sentido hasta la protagonista, de verdad increíble.
ResponderEliminarIndudablemente me he vuelto a enamorar de tu manera de escribir ;)
Me hace acordar a una canción de Ismael Serrano que transcurre en un tren. Más allá de que ellos se conocen y que es un reencuentro si esto fuera una película esta canción sería ideal. Se llama Recuerdo, acá te dejo en enlace para que la escuches: http://youtu.be/BOCKYL8CNxc
ResponderEliminar¡Besos!
En primer lugar enhorabuena por la próxima publicación de tu relato. Para mí la única sorpresa es que no te hayan seleccionado mucho antes con cualquiera de los regalos que nos dejas en cada una de tus entradas.
ResponderEliminarEn cuanto a ésta, dos miradas que son capaces de sonreír, que se hablan sin palabras y que se comunican sin conocerse ¿Qué importancia puede tener el contenido de una maleta o el significado de unas letras? Tan solo nimiedades porque ellos ya saben lo único que necesitan saber el uno del otro.
¿Sabes que esta entrada podría convertirse en un maravilloso relato? un antes y un después, un ahora y un quizás mañana....... yo y mis retos......
un besazo enorme, como siempre me he perdido en ese anden de tu imaginación.
Y pasan los relatos con sus vagones llenos de palabras, con apenas días de distancia, y aquí permanecemos, sin subirnos a ellos, porque ya al leerlos nos llevan a los mejores destinos.
ResponderEliminarUn placer camarada, y podrías haber aumentado el número de trenes en esa estación que la narración mantendría nuestra atención puesta en ella, en ese viaje sin dueño.
Felicidades!!
Qué de cosas tan bonitas pueden ocurrer en una estación o entre vagones.. Historia genial, con un final, muy inesperado!! :)
ResponderEliminarLas estaciones de tren dan tanto juego... Me he pasado media vida entre vagones y estaciones de cercanías, quizá por eso me he imaginado de una forma tan viva esta historia.
ResponderEliminarMe ha recordado al cortometraje de Disney que se llevó el Oscar, Paperman. Si no lo has visto, te lo recomiendo encarecidamente.
Un abrazo de pato!!
Pd:Y yo como siempre haciéndome esperar. Comentarte días después va a convertirse en una costumbre como tu actualizaicón a las 12 en punto del miércoles de cada semana.
Querido Oski, acabo de darme una vuelta por el blog musical y me encanta. Me gusta la forma en que divides tus facetas sin descuidar ninguna de ellas. Sigue adelante con ese arte y con estos relatos maravillosos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué maravilloso relato! El tren como metáfora de la vida, ecos de encuentros, nostalgia de otras épocas de la vida. Aquí los protagonistas no perdieron ese tren.
ResponderEliminarCariñoso abrazo