Réquiem por un escritor atormentado

De un tiempo a esta parte no sé lo que me pasa, al principio pensé que sería la primavera que más que alterar mi sangre consigue que me hierva o que todo era fruto de un cambio hormonal, algo parecido a una menstruación masculina. Es una situación vital extraña para mí y en ocasiones me rebelo contra ella, aunque al final siempre me gana la partida, no quiero reconocerlo pero me gusta, aunque haya mandado al garete mi fama de escritor atormentado.

Mis habituales quejas diarias de repente han desaparecido y en su lugar han llegado las sonrisas y todo parece menos grave de lo que antes me lo parecía. Se me ha ido el pesimismo y la triste-felicidad. Hasta la inspiración febril y cervecera que siempre me ha acompañado se encuentra adormilada y no busco ya absurdas musas a las que dar todo a cambio de nada.

Creo que tienes la culpa. O quizás la tengan tus ojos. O esa sonrisa que siempre te acompaña, o tu acento del sur que me vuelve loco. El caso es que tienes la culpa. ¿En qué momento has sido capaz de cambiarme los esquemas? ¿En qué segundo me has devuelto las ganas de creer en todo? ¿Cuándo te has puesto a remendar heridas?

No lo sé. No sé qué tipo de estrategia has usado (ni cuál he usado yo), no sé ni siquiera por qué aparecimos el uno junto al otro ni tampoco por qué acabamos besándonos a la luz tenue de una ciudad que no era la nuestra. Pero acabamos o mejor dicho, empezamos. Y con nosotros la primavera.

Dicen que la felicidad no se mide por las veces que respiras sino por las veces que te dejan sin aliento y a mí empiezan a faltarme dedos para contar. Escribo poemas y canto canciones que antes no cantaba (de las de a cien terrones de azúcar). Cuento las horas que faltan para volverte a ver y sonrío como un idiota que ha perdido el norte. Ni siquiera sé si en el metro van otras personas y con la de esta mañana ya van cinco ocasiones en las que me paso de parada. Seguro que mañana voy a por la sexta, siempre fui muy de batir récords. No sé lo que me pasa. O quizás lo sé demasiado bien. Pero me encanta(s)

Me frustra no encontrar las palabras adecuadas, ni siquiera escribiendo, la tecla más desgastada de mi teclado es la de borrado. Supongo que por primera vez en mi vida lo digo todo con mi sonrisa.

Y la culpa es tuya. Y me encanta(s).

A la mierda la poesía.

Imagen: BreakEven93

NOTA: Quizás hayáis notado que tardo más tiempo del habitual en leeros y visitaros. Mi desaparición se debe enteramente a motivos laborales que se alargarán hasta comienzos de Junio. No obstante, según vaya sacando tiempo iré pasando por vuestros blogs, que echo de menos leeros. Gracias por estar siempre ahí.