Han llegado las primeras lluvias
de Otoño a Madrid y con ellas los poemas y las ganas de quemar palabras. No sé
qué sensación me gusta más, si la de mis brazos bañados por el agua o el olor a
humedad que todo lo impregna y que me hace respirar profundamente, como si
mañana no fuera a poder hacerlo.
Se acabó el verano y cambiamos de
estación, yo también lo hago, como si tuviera un ciclo vital interno que se
repite incesantemente temporada tras temporada.
A veces creo que me paso la vida cerrando etapas, perdiéndome en los
abismos del no sé que será mañana, dónde la sensación de vacío vuelve y se
acrecienta por momentos ya que a pesar de los años y de las botellas vacías no
encuentro mi sitio aquí todavía. A veces me pregunto si tú te sentirás igual.
Si mirarás el cielo y los atardeceres con nostalgia pensando que aunque estamos
rodeados de gente, en realidad nos sentimos terriblemente solos.
Sé que con el tiempo hemos
aprendido a encontrar los caminos sin brújula ni mapa, esquivando baches de una
forma cada vez más peligrosa, sin aceptar las manos que otros tendían. Sabiendo
que esta forma de vida, a la larga, resulta cansada; supongo que por eso nos
encontramos el uno al otro y dibujamos nortes para perdernos juntos, en una
agradable y extraña conexión donde lo que pesa pesa menos y se nos acelera el
corazón al ritmo que marcan nuestras voces.
Pero sea lo que sea que me queda
dentro, algo me cosquillea en el estómago y, aunque temo descubrir que estoy
vacío por dentro, que no me queda corazón (al menos no entero) y que voy
perdiendo la esperanza fracaso tras fracaso, sé que me queda una mitad y siento
que a ti te queda otra que irremediablemente, se atraen cada vez más.
Tal vez sea pronto para que se
unan o demasiado tarde, pero de un tiempo a esta parte sólo quiero que llueva y
que nos perdamos juntos donde nadie pueda encontrarnos, dejando que el agua nos
moje y sea esta ciudad la que baile para nosotros.
Dejándolo todo.
Perdiendo la cabeza.
Pronto lloverá. Seguro.
ResponderEliminarY es que decir que me encanta tu manera de escribir es quedarme tanto en la superficie, que solo puedo escribir que en estas palabras muestras que aunque este por volver a reencontrarse consigo mismo ese corazón, cada pedazo de él es un valiosísimo tesoro que cualquier persona se sentiría privilegiada por poder ocupar.
ResponderEliminarPd: Me he sentido tan dentro de la historia, tan identificada, que en cierta manera me he sentido yo esa mitad.. FORGOTTEN WORDS ;)
Ha coincidido mi lectura de esta entrada con Andrés Suárez sonando de fondo. Sin duda ha sido una buena mezcla.
ResponderEliminarUn abrazo!
Nunca es demasiado pronto para perderse dos mitades que palpitan al unísono, aunque no llueva.
ResponderEliminar¡Qué bien escribes!
Abrazo.
quizas por eso a todos nos gusta de algun modo la lluvia, aunque mojarnos sea la forma de perder una parte de nosotros mismos.
ResponderEliminarYo por mi parte me alegro de haber aprendido a leer mapas y encontrar horizontes nuevos. Quizás haya perdido cosas durante mis viajes, pero me llevé mucho más de lo que dejé por el camino.
(copiaria tantas frases que creo que ha sido de las entradas que mas me han gustado)
un beso muaka
Escribes de maravilla, sabes narrar y llevarnos de la mano por tus letras.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Siempre asemejo la lluvia a una especie de suave caos que todo lo invade, haciéndonos torpes y aventureros al mismo tiempo.
ResponderEliminarCuídate.
La lluvia es terapéutica, nos renueva, empapa nuestras almas...Como tus escritos....
ResponderEliminarUn abrazo Oski
Oski, me encantará que utilices mi foto "Simetría del amor" para uno de tus relatos.
ResponderEliminarLuego vuelvo a leerte con calma.
Muchos besos,
La tranquilidad de tu lugar ha termimado por atraparme, al igual que la lluvia de tu relato me ha recordado al repiqueteo del cristal.
ResponderEliminarPerderse, dejarse manejar por el agua qye desciende, si no importa nada más, ¿quién no se apuntaría?
Una imagen preciosa, por cierto.
Un saludo :)
Lloverá, hará (más) frío y seguiremos siendo igual o más torpes en nuestros pasos, porque de cada uno hacia adelante damos dos hacia atrás o no dejamos de volver la cabeza a nuestras espaldas.
ResponderEliminarTienes corazón, porque sangras. Y no sólo sangran las heridas. Tienes corazón porque lates, mucho más fuerte con él en pedazos.
Un abrazo, de los que reconstruyen un poquito (como lo han hecho tus palabras).
El otoño parece la estación más májica de todas. Es cuando empieza el año de verdad, cuando mueren los paréntesis vacacionales, cuando surgen gimnasios, academias de inglés y proyectos de vida. Y muchas de las cosas que dices parecen recetarios para la soledad de todos, por paradójico que resulte.
ResponderEliminarUn abrazo
Dos mitades que hacen una sola. ¿Para qué más?. El temor a indagar por dentro y encontrar el vacío ¿no lo sentimos todos? Los días de otoño que nos restriegan la nostalgia. Esto es algo que nos pasa a muchos, entre las que me incluyo, y nos sacamos relatos de la manga que no se parecen a los que escribíamos en primavera. Así sea Oski, un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarSoy fan incondicional del otoño, la luz de los días soleados de otoño en Madrid son espectaculares, y la lluvia que viste de brillos las ciudades y les presta al asfalto el olor a tierra mojada.
ResponderEliminarOski, no te precupes, todos andamos buscando nuestro lugar en el mundo, y esa mitad con la que completarnos o perder la cabeza.
Lo más difícil es encontrar todo eso a la primera, y hasta cuando creemos que lo tenemos, empiezan de nuevo las dudas. Lo bueno, es que sólo pasa si estas vivo.
¡Los zombies, al museo de cera!
Es un texto precioso, Oski, que le va muy bien a mi melancolía otoñal.
Un beso,
Que bellas palabras!!
ResponderEliminarUn beso
Adoro la melancolía otoñal. Adoro el otoño en Madrid porque es un instante que me hace perder la cabeza.
ResponderEliminarHD;)
"A veces creo que me paso la vida cerrando etapas, perdiéndome en los abismos del no sé que será mañana, dónde la sensación de vacío vuelve y se acrecienta por momentos ya que a pesar de los años y de las botellas vacías no encuentro mi sitio aquí todavía."
ResponderEliminarLa descripción de mis devaneos casi diarios en un párrafo.
Me encanta lo que has escrito aquí, y me desencanta a la vez. Me encanta porque siento lo mismo, y aunque estemos solos en mitad de tanta gente, encontrar estas esquinas donde se comparten sensaciones y abismos hace que me dé menos miedo sentirme en ese acantilado, el cambio de estaciones y de etapas es un murmullo incesante y la sensación de brújula rota es siempre la misma. Me desencanta porque siento que los calendarios se repiten demasiado en estructura sin hallar soluciones, y que aunque llueva y vuelva a salir el sol, el camino se vuelve a desorientar y el rastro a perder.
Pero repito, que leerme en textos como éste es como leerme a mí misma, es una terapia y un alivio.
Genial escrito, un saludo otoñal (aún me niego a aceptar que estamos en invierno).
Supongo que escribir, ayuda en parte, a sentirse menos solo. Tal vez sea este uno de los textos más personales que he escrito en el 2013. Me sigue sorprendiendo que alguien al leer se identifique, pero es maravilloso en el fondo.
EliminarAunque estemos en invierno, el apoyo da todo el calor que le falta al tiempo.
¡Salud!