Recuerdos de Abril

Su boca se encontró con mi boca antes de que consiguiera meter las llaves en la cerradura. Intenté abrir con una mano mientras la otra se perdía por su espalda. No dejó de besarme ni siquiera cuando la puerta se abrió y se cayó encima de mí.

Entre risas me agarró de la mano y corrió por el pasillo. Me tiró contra el sofá y se subió encima. Su lengua ya no era suya y hablaba todos los idiomas. 

Noté su pulso palpitando cuando mis labios se acercaron a su cuello y se perdían con los pliegues de su piel. Se nos aceleró la respiración y mis dedos acariciaron la suavidad de su cuerpo de arriba abajo. Su espalda se arqueaba como el vaivén de las olas. Despojé la camisa de su torso e intenté desabrochar el sujetador sin éxito. Esos cierres no se hicieron para mí. Se rió, quitando peso a mi torpeza y se lo quitó ella misma. En ese momento vi el futuro ante mis ojos. 

Me desnudó. La desnudé. Me perdí por sus piernas. Entre sus piernas. Sudamos juntos. Estalló un volcán y fuimos lava. Se me grabó su olor a primavera. Me abrazó, la abracé. Deseé que aquello no terminase nunca. Suspiré. Suspiró. Lloré y lloró. Fuera comenzó a llover también. Nos dimos alas. Nos dimos fuerzas. Navegamos en nuestras miradas. Nos dimos todo. Cabalgamos juntos. No era sexo. No fue un polvo. Cualquiera que hubiera estado en nuestros ojos sabría que aquello era amor. Volví a llorar y la abracé. Volvió a llorar y me abrazó.

La amé. 

Me amó. 

Y entonces desperté con la almohada empapada y ella no estaba, en ese momento alguien cantó: “No pienses en él esta noche y dime que me amas, que él no te oye…”

Dibujo: "Lover's Embrace"
Autora: Lianne Issa

NOTA: La estrofa de la canción a la que hago referencia al final del relato pertenece a la La ciudad parece un mundo de Ismael Serrano.