A veces pienso en el tiempo que
me costó darte un abrazo. No recuerdo la cifra exacta pero fueron meses. Y yo
que pensaba que eras la persona más difícil el mundo y voy y me entero que
mientras yo trataba de conquistar la cima de tu Annapurna otros llevaban meses
mojándose en tus playas.
Supongo que ya no tiene sentido
sufrir por tu derrota, ni pensar que inundé este mismo espacio de líneas que
hablaban de ti, de todos esos radares que saltaban al paso de mi corazón
desbocado o de la desgracia rubia que siempre fuiste, con sonrisa de lado. Pero
cómo negar que todavía sonrío al recordar tu risa cuando atardece y Madrid
ahoga recordándome que aprendí a disfrutar de la soledad un poco más. Hoy me
parecen una terrible pérdida de tiempo aquellos mensajes tratando de
convencerte de que creyeras en ti, el tiempo demostró que tú ya creías en ti,
sólo que no conmigo. Debería haberme guardado esos mensajes para mí, para
recordarme que tan sólo eras una más a la que daba una importancia inmerecida.
Supongo que al final mi historia
se repite y me empeño en imaginar historias que nunca llegan a escribirse. Que
vacío tercios de vida y que todas las mujeres me saben a cerveza, aunque sólo
sea la segunda la que se queda siempre. Fiel compañera de mis noches eternas.
¿Cuántas veces puede quebrarse un
corazón hasta que el daño sea irreparable? Tal vez no exista un límite, o ni
siquiera sea algo que se pueda romper porque ni siquiera exista, quizás todo
sea mentira y el corazón sean los padres. No lo sé.
Podría ser que creo firmemente en
aquella frase de Gala que decía "el amor es una amistad con momentos
eróticos" aunque mi experiencia me haya demostrado justamente lo
contrario. En fin. No cejaré en mi empeño de estrellarme contra todos los muros
posibles, alguno, digo yo, aunque sea por descarte, será de cartón.
Mientras tanto me quedan los
recuerdos, los atardeceres, las cartas, la poesía, la música. Al fin y al cabo
cada uno se mata como quiere. Y yo siempre estoy abocado a matarme pensando en
ti cuando Peter Bradley cierra canciones cantando "down, down, down."
Imagen:"Feathers and Down" by Zuhal Koçan
Up up up...Resistirás y lo superarás...¡Claro que lo harás!
ResponderEliminarUn abrazo enorme! ;)
Claro que sí, no pensé que había dando tanta sensación de hundimiento jajajaja. Tendré que revisar mis formas.
EliminarAbrazos!!!
Up, up, up
Un corazon se puede partir tantas veces.sean necesarias para repartirse. Cuando uno se da, inevitablemente se entrega a otro.
ResponderEliminarCuidate Oskitar!
Hasta que no quede pastel... ¡¡En fin!! Seguimos en la brecha.
EliminarAbrazotes.
Alguno de esos muros esconderá detrás alguna maravilla inolvidable, y entonces dejarás de golpearte sin sentido en busca de un sentido que siempre es un enigam ante nuestros ojos...
ResponderEliminarUn abrazo.
:-) claro que sí, es cuestión de tiempo y un poco de suerte.
EliminarMe encanto el post! la verdad que ya no creo en el amor, quizás es como decís, el amor sea el "papa Noel" de los sentimientos. Yo me canse de dar amor, y no recibirlo. Me vacié. Deberé encontrar quien me llene...
ResponderEliminarBueno, yo creo que en algún sitio "el amor" espera y que tarde o temprano aparecerá. ¡No te rindas!
EliminarFuerte abrazo.
Yo estoy sumergida en el amor, creo que todos necesitamos partirnos, hasta que las piezas queden esparcidas, para luego, en calma, rearmarnos, continuar, y encontrar lo que buscamos...
ResponderEliminarBesos muchos Oski!
Tal vez tengas razón, después de partirse viene el rearmarse, a lo mejor con más fuerza.
EliminarBesos!
Las historias de amor, sean de la duración que sean, no se olvidan porque su esencia permanece en aquellos lugares que las vieron nacer, crecer y desaparecer. Y eso aunque a veces nos destroce, es una suerte.
ResponderEliminarAbrazos patunos :)
¿Es amor cuando sólo fluye en un sentido, o deberíamos llamarlo putada?
EliminarAunque sea lo segundo sí, es una suerte tener la oportunidad de vivir cosas así, al menos te da para llenar un blog.
Abrazopato.
Soñar, recordar y amar, a veces es lo que nos mantiene.
ResponderEliminarA los juntaletras está claro que sí jejeje.
EliminarAbrazos.
Soneto XVII
ResponderEliminarPensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura,
que imaginar no puedo, aun con locura,
algo de que esté un rato satisfecho.
El ancho campo me parece estrecho;
la noche clara para mí es oscura;
la dulce compañía, amarga y dura,
y duro campo de batalla el lecho.
Del sueño, si hay alguno, aquella parte
sola que es ser imagen de la muerte
se aviene con el alma fatigada.
En fin, que como quiera, estoy de arte,
que juzgo ya por hora menos fuerte,
aunque en ella me vi, la que es pasada.
Garcilaso de la Vega
Sé que en poesía no eres demasiado de clásicos pero me has recordado a este de Garcilaso; y respecto al último párrafo, no se me ocurre mejor forma de matarse.
Un abrazo!
Pd: Up, up, up!!
Cuando iba al instituto (qué tiempos aquellos) tuve una profesora de literatura que amaba a Garcilaso, lo suyo era una devoción hacia él que superaba cualquier fenómeno de los grupos adolescentes. Sólo le faltaba llevar pegado su retrato en el cuaderno.
EliminarNo sé la de veces que habré medido la métrica de cada verso mientras la mujer cerraba los ojos y movía el pie ritmicamente como si escuchara una orquesta celestial. Suena peliculero y lo es, pero así es como recuerdo la clase jajaja.
Tiene un aire a mi texto pero con un olor de varios siglos antes, pero por dios, ojalá yo no fuera este hombre en otra vida, me daría un jamacuco.
Abrazos!!
Y yo me muero cada vez que te leo. Eres un grande, Oski. Me quedo con esta frase, simple y llanamente porque me ha hecho estremecer: "Al fin y al cabo cada uno se mata como quiere. Y yo siempre estoy abocado a matarme pensando en ti".
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Tú si que eres una grande :-)
EliminarSupongo que es la típica frase que te sale de tan adentro que parece que has vomitado un diccionario, ojalá no hubiera que matarse pensando en nadie, pero en fin, así es la vida, que siga el espectáculo.
Abrazos grandes, amiga.
Tres cosas tengo que decir:
ResponderEliminar1. Escucha Annapurna, de la Habitación Roja.
2. Gracias por el día en que me descubriste a Peter Bradley.
3. Desde aquí brindo con una cerveza, la que siempre se queda, por ti, por tus letras, porque ellas también están siempre y nos salvan a más de uno.
Abrazos entre libros y papeles, que ojalá estuvieran llenos de poesía en prosa como la tuya. Otro abrazo más.
Tres cosas tengo que decir:
Eliminar1: Una canción preciosa. Gracias por descubrirme a "La habitación roja". Queda guardada en mi lista :-)
2: En realidad se descubrió solo, ya sabes, la música elige a quién quiere hacer bailar.
3: Otro brindis por aquí, con esas cerveza que siempre guardo para cuando vengas.
Besoabrazos múltiples.
Está claro, hay cosas que están mejor en la memoria que en cualquier otro lado.
ResponderEliminarFinal apoteósico. Pero parece que el corazón es irrompible en un 100%, siempre le quedan pedazos que seguir destruyéndote. Consuélate con eso, aunque no sé si es peor.
ResponderEliminarTal vez se regenera aunque creamos que no. Interesante cuestión :-)
EliminarUn abrazote.