El
curling es un deporte absurdo. El mero hecho de llamarlo deporte debería ser
considerado delito. Un tío barriendo hielo delante de un pedrusco en dirección
a una diana. Vamos por favor, supongo que fue inventado por un abuelo Noruego
aburrido de que las condiciones climatológicas de su nación no acompañaran para
jugar a la petanca.
Pero
lo que es todavía más absurdo es jugar al curling cuando vives en Almería y aquí el hielo sólo
se ve en los cubatas.
Todo
empezó el día en que María trajo a casa aquella especie de huevo negro que a
todos nos flipó. Vale que nos habíamos fumado un par de porros y que cualquier
cosa nos hubiera sorprendido, pero aquello sin duda cambió el curso de esta
historia:
—
Es un huevo de murciélago -dijo sin contemplaciones mientras nos lo mostraba
orgullosa. — De aquí nacerá un pequeño hijo de puta chupasangres.
—
Ohhhh -contestamos al unísono a la vez que intentábamos cogerlo.
—
Se mira pero no se toca, dijo María guardándoselo. Me han dicho que para que
nazca tenemos que jugar al curling con él. Pero que tenemos que hacerlo
descalzos.
—
Tú estás fumada tronca - dijo el Luke. — Los murciélagos ni siquiera ponen
huevos.
—
Ya está el listo que todo lo sabe abriendo la puta boca. Que te den por el culo.
Yo pienso comprobarlo.
—
Pero María, vivimos en Almería...
—
¿Y eso qué importa? Tenemos playa. No puede ser tan diferente del hielo...
Armados
con un par de escobas fuimos a comprobar in situ si la historia de aquel huevo
era verídica, pero pronto comenzaron nuestros problemas. El puto huevo no
rodaba ni se deslizaba por la arena, era tirarlo y quedarse clavado de forma
automática, en ese momento el Luke empezaba a barrer como un poseso la arena
(aunque más que barrer lo que hacía era golpearla una y otra vez) consiguiendo
levantar una polvareda de mil demonios y haciéndonos cerrar los ojos. María le
insistía que parase, que en la tele no se jugaba de aquella manera; por otro
lado la arena quemaba como el mismísimo infierno por lo que saltábamos como
poseídos mientras gritábamos cosas ininteligibles.
Tras
cinco minutos de hacer el pardillo y de levantar la curiosidad de unos cuantos
guiris que nos sacaban fotos y nos señalaban descojonados de la risa. María dio
por finalizada nuestra primera intentona. Recogimos el huevo que no se había
movido ni un milímetro y nos marchamos cabizbajos, pensando en nuestro próximo
plan de acción.
Tras
media tarde de beber cerveza y fumar porros al Luke se le ocurrió una idea.
—
Chavales, ya sé dónde vamos a poder jugar al curling.
El
plan del Luke era infalible. Su idea consistía en ir a una bolera y aprovechar
la pista resbaladiza para jugar. De diana podíamos usar los bolos. Era un plan
perfecto. Tendríais que haber visto la cara del chaval de la bolera cuando nos
vio aparecer con dos escobas. No dijo nada pero nos miró como si estuviéramos
locos. Pero su cara fue aún peor cuando le dijimos que no íbamos a necesitar
zapatos.
Aún
así decidió que lo más sensato era pasar de nuestro culo y dejarnos hacer lo
que quisiéramos
A
esa hora la bolera no tenía mucha gente, fuimos hacia la pista central y nos
descalzamos. Cogimos las escobas y María hizo los honores. Se concentró y lanzó
el huevo suavemente, este empezó a deslizarse lentamente. Con rapidez aproveché
para saltar a la pista resbalándome nada más poner mi pie descalzo sobre la
madera encerada y caí de espaldas. El Luke iba corriendo por el carril derecho
intentando alcanzar el huevo y se puso a barrer como un loco por delante de él,
el problema es que nunca ha sabido medir las distancias y golpeó el huevo con
la escoba, que salió disparado como un disco de hockey hacia mí. De la sorpresa
el Luke puso un pie en la pista y se cayó dentro de ella, deslizándose a toda
velocidad en dirección a los bolos.
De
repente se oyeron varios gritos. El mío al recibir el impacto del huevo en los
cojones, el del Luke al estrellarse contra los bolos y el del encargado de la
pista que se dirigía hacia María como un psicópata mientras esta corría
señalándonos.
Acabamos
el día en comisaría y así fue como descubrimos dos cosas:
1:
El curling es un deporte de mierda que nadie debería intentar practicar en
Almería.
2:
Si una amiga te dice que tiene un huevo de murciélago que se abre jugando al
curling deberías dejar de ser su amigo de inmediato.
3:
Los porros son muy malos, pero como he dicho que sólo eran dos cosas, olvidad
el contenido de este punto para siempre.
Imagen: "Stone's throw away" by Kevin Hanes
NOTA: Relato surgido a raíz de una propuesta de "El club de las malas costumbres" en la que se me pedía elaborar un relato surrealista a partir de un título, en mi caso fue "Dos maneras de jugar al curling descalzo". No sé si conseguí que fuera surrealista pero al menos me divertí mucho ideándolo y dejando que cobrara forma.
Dios, me he reido como una loca leyendo.
ResponderEliminarHa sido un relato realmente original, divertido, ameno y gracioso.
Has conseguido que piense que tú eras el que estaba en la bolera y que te quedabas medio estéril.
Felicidades.
:-) jajaja, mientras escribía me descojonaba yo solo. Mi mente a veces crea este tipo de historias rocambolescas. Espero no haberme quedado estéril xD.
EliminarUn placer que la risa haya sido contagiosa.
jajaja muy bueno.... me hizo acordar de la época que salía con el grupo de amigos donde nada de lo que hacíamos era cuerdo!! nostalgia
ResponderEliminarCreo que todos hemos vivido situaciones de lo más pintorescas cuando nos juntamos con amigos jajaja. Tal vez no tan exageradas pero se acercan un poco.
Eliminar¡Divertido y genial!, no hay nada que la hierba no pueda conseguir, ni nada que se le resista a un grupo de amigos colocados...Ja ja ja...¡Creo que podría haber disfrutado como una enana jugando al curling con un huevo de murciélago!, ja ja ja ja....
ResponderEliminarun beso Oski!
Hay gente que sin hierba vive cosas como estas y aún peores jajaja. Yo creo que también podría haber disfrutado jajaja.
EliminarUn besote.
Felicidades Oski, de verdad, qué bueno poder leerte de todas las formas posibles. Nos arrancas la meláncolía, la sonrisa y la risa. Eres muy grande :)
ResponderEliminarGracias Saray :-) un placer haber conseguido en este instante arrancarte una risa. Ese era el objetivo.
EliminarAbrazos grandes.
Muy bueno, Oski. Creo que es el primer relato de humor que he leído. Es tremendamente difícil conseguir algo así.
ResponderEliminarUn abrazo! :)
Gracias Andoni, ha supuesto un reto, no creas que no jejeje, me alegra al menos que te haya transmitido buenas sensaciones.
EliminarMuy bueno, ja, ja, ja! Tienes un coco que ojalá no te lo quite los años.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, amigo :)
¿De tamaño dices? jajajaja, uso talla especial en los sombreros.
EliminarMuchas gracias Marina, un placer haberte hecho soltar unas risas.
Abrazos.
A partir de "De repente..." me has hecho soltar alguna carcajada. A priori creo que es bastante surrealista, aunque con la cantidad de Lukes que hay sueltos por ahí has hecho bien en meter un huevo de murciélago para asegurarte jajaja
ResponderEliminarUn abrazo!
Sí, eso pienso, que no es tan descabellado, el mundo está lleno de personajes como los del relato. Incluso de los que superan al surrealismo mismo.
EliminarUn abrazo
Y ahora me he divertido y reido yo leyéndote. Es realmente una locura surrealista y te ha quedado realmente bien!
ResponderEliminarUN abrazo oski!
Muchas gracias señor :-) un placer escuchar eso.
EliminarAbrazos.
Objetivo más que conseguido, Oski.
ResponderEliminarEl relato es divertido y muy surrealista, con buen ritmo. Y todavía me parece más bueno viniendo de ti que nos tienes mal acostumbrados a tus versos bellos pero tristes.
No veas lo bien que va, Oski, tomarse las penas de la vida con humor surrealista o negro. No se arreglan, pero al menos te ríes. Comprobado mil y una vez.
Un beso,
Gracias Tesa :-)
EliminarUn cambio radical nunca viene mal. Me alegro que hayas pasado un buen rato.
Un abrazo!