En este Madrid nocturno
de cerveza y vomitona
de nieve en los lavabos
y polvo en las esquinas rotas de la memoria,
no sé si podré salvarme
del filo de abrazos de paso
y besos con sabor a cenicero
de locales sucios
con carne al por mayor
y de escaso precio.
No sé si sabré remar en la dirección correcta
o si aprenderé a sonreír
con tanto halo de tristeza
pisando mis talones
y tu falda
y la muerte...
nuestra muerte
esperando en cada esquina
silbando ruido de ambulancias
y prendiendo la chispa de edificios en llamas.
No sé si tal vez
llegaré a comprenderla
o la consideraré un cuervo
que anida donde puede
aunque nadie diera permiso.
Y la soledad,
eterna compañera
que duerme en el armario
y grita en mi cabeza
cuando me rodeo de gente
tal vez conseguiré desahuciarla
cuando desaprenda mis caminos
y sienta que el tiempo
se me agota,
aceptando que no soy un gato
y sólo tengo una vida
y merezco otras palabras
no sé cuáles pero otras
que me hablen de nuevas ideas
en otros idiomas
y no duelan
ni me venzan.
Ya vendí mis pieles
sangré mis heridas
acariciaron mis cicatrices
¿y ahora qué?
sólo vacío
sólo duda
tan sólo un Madrid cansado
que me pesa
y acorrala.
No sé si llegaré a tiempo,
por favor dime,
¿sabrás huir de ti?
de cerveza y vomitona
de nieve en los lavabos
y polvo en las esquinas rotas de la memoria,
no sé si podré salvarme
del filo de abrazos de paso
y besos con sabor a cenicero
de locales sucios
con carne al por mayor
y de escaso precio.
No sé si sabré remar en la dirección correcta
o si aprenderé a sonreír
con tanto halo de tristeza
pisando mis talones
y tu falda
y la muerte...
nuestra muerte
esperando en cada esquina
silbando ruido de ambulancias
y prendiendo la chispa de edificios en llamas.
No sé si tal vez
llegaré a comprenderla
o la consideraré un cuervo
que anida donde puede
aunque nadie diera permiso.
Y la soledad,
eterna compañera
que duerme en el armario
y grita en mi cabeza
cuando me rodeo de gente
tal vez conseguiré desahuciarla
cuando desaprenda mis caminos
y sienta que el tiempo
se me agota,
aceptando que no soy un gato
y sólo tengo una vida
y merezco otras palabras
no sé cuáles pero otras
que me hablen de nuevas ideas
en otros idiomas
y no duelan
ni me venzan.
Ya vendí mis pieles
sangré mis heridas
acariciaron mis cicatrices
¿y ahora qué?
sólo vacío
sólo duda
tan sólo un Madrid cansado
que me pesa
y acorrala.
No sé si llegaré a tiempo,
por favor dime,
¿sabrás huir de ti?
¿sabré huir de mí?
A veces no hay que huír... Yo, por ejemplo, no me iría...
ResponderEliminarTe dejé un premio, por mis lares... ¡A ver si cruzás el océano Blogger y me visitás!
¡¡Abrazo enorme!!
" Y la soledad, eterna compañera que duerme en el armario y grita en mi cabeza cuando me rodeo de gente". Bonitas contradicciones.
ResponderEliminarEl "no sé" ayuda a hacer camino...
ResponderEliminarAbrazo!
Turbio. Has conseguido que me transporte y me sienta acorralada leyéndote, de eso se trata.
ResponderEliminar"No sé si podré salvarme", me has recordado a Bukowski. De hecho, tengo mi fragmento de cabecera en el blog. No sé si ya lo habrás leído, pero, por si acaso, te recomiendo "Nadie sino tú".
Le va genial a tu poema :)
Querido! Cómo te va tanto tiempo? Veo o, mejor dicho, leo, ja, que seguís escribiendo tan lindo como siempre, y me llega tanto como siempre también...
ResponderEliminarPero, tengo una sola pregunta, por qué sigue tan oscuro tu camino? Tan triste tu corazón?
Vamos! Fuerza, hay que saber recuperarse, superar y seguir adelante, así es la vida...
Besos muchos!!
Lo malo de Madrid es que cuando se huye por demasiado tiempo, se tiene la tentación de volver.
ResponderEliminarPor mucho que lo odies,
por mucho que nos odie.
Un abrazo!
Atrapa desde el principio... esos cuatro primeros versos se acomodan sin pedir permiso en el eterno rincón de las derrotas...
ResponderEliminarMuy bueno, Oscar
No me gusta nada eso de huir aunque lo haga a diario... a veces uno corre tan deprisa que no se da cuenta cuando da la vuelta completa y acaba donde comenzó. Me han gustado tus palabras, reflejan etapas que he vivido... de ese no saber, de esas dudas... se puede aprender mucho.
ResponderEliminarSaludos
Últimamente te leo demasiado y te comento muy poco..
ResponderEliminarTe sorprenderá saber que estos últimos días me siento muy identificado con tus letras.. aún a pesar de lo que ya sabes. Ojalá sepa dejar de buscar a los demás y aprender a encontrarme a mi mismo..
Brutal, Oski. Creo que es uno de los mejores que te he leído.
ResponderEliminarGracias por traérnosle.
Cuídate.
Lo importante es remar... la dirección adecuada la iremos descubriendo por el camino...remar... aunque sea para alejarse de esa soledad que se siente mientras uno está rodeado de personas, que es la peor de todas...
ResponderEliminarUn saludito!
Hay momentos así, donde la soledad y el desasosiego nos hace correr en círculos, sin objetivos que no sean huir de la tristeza, llegar hasta la luz aunque nos cueste creer que más allá hay luz.
ResponderEliminarNo importa si corremos en dirección contraria para alejarnos, eso no es huir, es poner distancia para ver la vida con perspectiva.
Se salva quien quiere salvarse, hay también personas a las que la tristeza les sienta como un traje a medida y no se atreven a desnudarse y descubrir que debajo todavía hay sueños y algo de esperanza.
Me ha encantado, Oski, eso que has escrito en mi blog...
"nos haces mirar todo aquello donde nunca se nos ocurre posar la vista"...
...porque mi idea como fotógrafo es mostrar con mi cámara esos otros mundos que estan en éste.
Un abrazo,