Necesito que me devuelvas el
lunar que me dejé en tu espalda el otro día. Lo digo en serio. Devuélvelo. Ya.
Ahora. No empieces con juegos de “yo te beso, tú me besas” ni acaricies mi
cuello juguetona, que no lo he asegurado a prueba de bombas y tus dientes
podrían hacerlo estallar de un solo mordisco.
No te rías y devuélvemelo, esto
no es ninguna broma, necesito ese lunar. No introduzcas tus manos heladas por
debajo de mi camiseta y masajees mi espalda, no empieces a poner caras de “yo
nunca he roto un plato” y deja de acercar de una vez tu boca a mi boca, no
hagas que quiera explorar los siete mares a tu lado ni empieces a quitarme
botones de la camisa y de paso la tuya.
Esto no es un juego. Devuélveme
ese lunar, y de paso la cordura. No te desabroches el sujetador que yo venía en
son de paz, no lo tires a un lado como diciendo “y ahora qué, valiente”, no
tamborilees tus dedos por mis brazos ni acerques tus labios a mi pecho. De
verdad que no.
¿Pero quieres dármelo ya? Estoy
perdiendo la paciencia. No sé qué hacen esos pantalones en el suelo ni que hago
yo con mis dedos sherpas explorando la inmensidad de tu cuerpo. Venga dámelo
ya. Si está justo ahí, a tiro de piedra. Lo ves, justo ahí. En el centro donde
ahora converge mi lengua. Joder. ¿Qué hace mi lengua ahí? ¿Dónde lo has
escondido? Pues parece que por aquí no estaba...
Venga dámelo ya. ¿Por qué estamos
sudando? Qué se supone que hacemos debajo de las sábanas y dónde está toda la
ropa que hace un momento estaba aquí. Qué haces recorriendo mis fronteras. ¿Por
qué tenemos el aliento entrecortado y se te arquea la espalda? Yo no entiendo
nada.
¿Me lo vas a dar o no? Necesito
ese lunar de una vez. Qué hacen mis manos en tu cadera, acompasándote y por qué
estoy viendo ahora todo el universo delante de mis ojos. Qué hace tu pelo
cubriendo mi cara y que hacen mis dientes en tu yugular. No lo entiendo. No sé
cómo hemos llegado hasta aquí. Yo sólo venía a buscar un lunar.
¿Qué dices de un tal dios? ¡Pero
si yo no creo en ninguna divinidad! Aunque he de reconocer que en algún momento
te he empezado a ver casi divina e infinita. ¿Pero qué estoy diciendo? Dame ese
lunar ya. Es la última advertencia que te hago. Lo necesito ahora.
¿Y ahora por qué estallas? ¿Por
qué estallamos? En qué momento nos hemos convertido en volcanes, estás ardiendo
y me estás quemando. Y yo sigo sin el maldito lunar.
Joder. De repente hay calma y tu
cabeza está reposando junto a la mía. Nuestras manos entrelazadas y el mundo
explotando fuera. Pues que explote. Qué más da. Ahora me da todo igual. Ya ni
me acuerdo del lunar y era lo único que yo venía a pedirte y sigo sin saber
dónde narices lo tienes guardado.
¿No piensas devolvérmelo verdad? Ojalá
nunca descubras que he dejado ahí todas mis ganas de construir mundos, mi
manual de vuelo, el secreto de una sonrisa permanente…
¿Qué dices de volvernos a ver
mañana? ¡Pero que yo sólo quiero mi lunar!
Ha amanecido, nos hemos despedido,
te has marchado y todavía sigo sin él.
Creo que mañana
tendré que volver a intentar conseguirlo.
Original manera de describir esa tensión interna que todos hemos sentido alguna vez. Espero que encuentres tu lunar y que, mientras tanto, disfrutes de la búsqueda.
ResponderEliminarNo es llegar a Ítaca lo que cuenta sino las paradas del camino jajaja.
EliminarSalud!
pues si prefieres el lunar tu te lo pierdes.
ResponderEliminar¿te sirve una peca?
Jajajaja, siempre haciendo pensar aunque escueta y directa, podría pensarme lo de la peca :p
EliminarSalud!
Me gusta todo lo que escribís pero esto fue un WOW gigante... me encantó
ResponderEliminarGracias Neri, fuerte abrazo transoceánico!
EliminarPrecioso, Oski, sensual, divertido, descriptivo como un viaje con destino cerrado.
ResponderEliminarEspero que nunca encuentres el lunar, pero sobre todo que no pierdas las ganas y la pasión por encontrarlo.
Un beso, poeta.
Las ganas y la pasión son lo último que se pierde (¿o era la esperanza?)
EliminarUn besoo
Los lunares son la cruz de los mapas del tesoro. Quiás se esté escondiendo para que nunca lo encuentres y tengas que seguir buscando.
ResponderEliminarMe encanta como lo cuentas.
Un abrazo.
Puede ser, puede ser, qué listo el lunar...
Eliminar:-)
Gracias por tu comentario.
Abrazos
Suerte, escritor, espero encuentres tu lunar perdido, aunque preferiría continuara en ese estado de búsqueda. Así, daría paso a nuevos mundos eróticos.
ResponderEliminarUn abrazo.
De momento sigue en busca y captura.
EliminarMuchas gracias por pasar!
Salud.
Me da risa, porque es suficientemente gráfico y aún así está bien contado.
ResponderEliminarGracias Beatriz
EliminarSalud!
Qué lío con el lunar, tiene ritmo y picardía, me ha hecho sonreír.
ResponderEliminarPoniéndome al día.
Me voy al siguiente :)
Jajajaja, menuda se ha líado con el lunar.
EliminarSalud!
Pero qué genial. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn besote!
Gracias Ali!!!
EliminarBesos