Hoy soñé contigo en una ciudad en
la que no he estado nunca pero de la que sin embargo conocía perfectamente el
nombre. Se parecía tremendamente a otra en la que he estado hace muy poco en
algunos aspectos, pero en otros distaba en gran manera. Supongo que mi mente ha
construido un escenario, modificando uno que ya era conocido.
Nos encontrábamos
y a mí se me aceleraba el corazón y la respiración. Yo te vi primero, pero
agaché la cabeza, en un gesto que reconozco me es característico, inconsciente
y aprendido desde hace años, supongo que por timidez o autoprotección. Pero de
repente me llamabas. Me habías visto y venías hacia mí. La voz se me quebraba. Me
hice el sorprendido. Pensé que nos daríamos un abrazo y sin embargo simplemente
nos miramos cara a cara, como desafiándonos. No recuerdo ni siquiera si
llegamos a darnos dos besos. Me citabas para comer y tener una larga
conversación en esa misma calle un domingo a las cinco, una hora extraña para
comer, pero supongo que siempre fuiste de ese tipo de personas que no siguen
ningún horario. Creo que puse mil excusas para no acudir a la cita, para no
satisfacer esa petición que había salido de ti. Y sin embargo pensaba en
cancelar todos mis planes de domingo para poder estar, aunque algo me ardía
dentro imaginando que luego no ibas a acudir a la cita.
El despertador me ha sacado de la ensoñación sobresaltado y
por alguna absurda razón, he empezado a pensar que tal vez hayamos estado los
dos en esa calle a la misma hora, en el mismo sueño y que ha sido exactamente
igual para ambos. Y que ese domingo tiene que llegar tarde o temprano…
Por si lo lees. Por si te llega. Por si estuviste. Escríbeme, llámame, da señales de vida y sueño…
Por si lo lees. Por si te llega. Por si estuviste. Escríbeme, llámame, da señales de vida y sueño…
Holaa! Oye me ha fascinado mucho lo que has escrito, de verdad que.. acabo de descubrir tu blog, y me ha agradado.
ResponderEliminarEspero y nos seguimos.
Saludos
-Esther
http://entrefrasesyversos.blogspot.com/
Bellísimo relato, amigo, en el que la vida y la ensoñación se confunden... Me encantó
ResponderEliminarUn abrazo
Un relato entrañable.
ResponderEliminarGracias, Oscar, por llegar
hasta mi casa en la que te doy la bienvenida.
Por aquí estaré también leyéndote.
Un saludo
un placer ha sido descubrirte
ResponderEliminarIncreíble lo que nos hace la mente...
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