Tu primavera

En tu ilusión podrían construir fuertes contra la tristeza. Te ríes como una niña que salta en los charcos un día de lluvia y, aunque sabe que pronto la descubrirán sus padres y se llevará la bronca del siglo, le da absolutamente igual y sigue saltando, disfrutando del momento. Y me encanta.

A veces yo también me río, cuando imagino que de tu pelo rizado van a salir pájaros de papel volando en medio de una tormenta de alas. Llenando esta ciudad de letras y disparando versos a los transeúntes que aterrados saldrán corriendo, protegiéndose la cabeza para que el conocimiento no sea capaz de alcanzarlos.

Creo que nos entendemos sólo con mirarnos. Que hablamos el mismo idioma pero, que a pesar de ello, es como si viviéramos en países distintos por lo que nuestras vidas han de transcurrir separadas. Una melodía de un músico callejero cualquiera basta para imaginar una escena de película contigo, en medio de este Madrid de locos que detendría su ritmo frenético para vernos canturrear bajo los árboles mientras una legión de personas nos sigue haciéndonos los coros. Es extraño sentirse tan cerca de alguien y a la vez tan lejos.

Lo confieso, te he imaginado desnuda, cubierta tan sólo con unas pocas flores en la espalda y el estómago, y he tenido que detener esa escena por si el horario infantil y las denuncias. Pero puedo afirmar que he visto florecer tu primavera y que no hay alergia posible que debilite mis ganas de pasear por esos jardines.

Así que sonríe. Sigue sonriendo. No pares de hacerlo. Porque en tu risa siempre es primavera y encontraremos la fuerza y el motor necesarios para sobrevivir a este mundo lleno de cuerdos que se empeñan en querer volvernos cada día, un poco más locos.

Autumn new pleasures by Javier Gonzalez Pacheco