5 de junio de 2016

Estrellas

Ella pinta estrellas que brillan cuando escribe. Desliza su mano con cuidado por el papel y su cuaderno parece la vía láctea. Repasa con cuidado sus trazos y una sonrisa antigua se dibuja en sus labios, como si le hubiera sido concedido un secreto profundo y milenario.

No recuerda el día en que vino a caer a este planeta y a veces lanza preguntas sin obtener respuesta. La nostalgia firma con su nombre y sus ojos son mares agitados inundados de azules.

Se descalza y baila con los párpados cerrados, dirigiendo con las manos una orquesta que sólo ella parece escuchar. En ocasiones se detiene unos instantes y olfatea el aire. Después continua bailando como si nada hubiera ocurrido.

Me divierte y me intriga observarla desde el sofá, me pregunto cuánto tiempo puede estar así, como en comunión con ella misma. De repente se para y abre los ojos. Me mira confundida y suelta una carcajada, dice que mi cara en esos momentos es un poema y a continuación me recita algún verso de algún poeta muerto que no conozco, se quita el vestido, me agarra con delicadeza las manos y hacemos el amor.

No deja de abrazarme en toda la noche. Se despierta varias veces y me muerde para comprobar si estoy o no dormido. Me dice que si ella no sueña yo tampoco y por alguna razón que desconozco, consigue hacerme reír. Adoro esa pequeña suerte de ternura y delicadeza.

Dice que no debo encariñarme mucho, que en cuanto encuentre la forma de regresar tendrá que abandonarlo todo. Incluso a mí. Pero que no me preocupe, que allá donde vaya dibujará una estrella a la que pondrá mi nombre. Literalmente le estalla la risa y me obliga a prometerle lo mismo. Yo no soy de prometer, pero a ver quién es capaz de llevarle la contraria. Me besa en los labios y nos dormimos.

Cuando despierto ya no recuerdo los meses que hace que no está. Siento como un mordisco en la espalda. Es de noche y la ventana está abierta, entra una leve brisa y las cortinas se mueven. Todo está en calma y no se escucha otro sonido que el del canto de los grillos.

Me asomo y miro el cielo. Es noche estrellada y entre todas las estrellas hay una que destaca mucho más que las demás y que parece llamarme. Con su brillo me acaricia y me llena de paz. Casi puedo escuchar su voz en mis oídos, recitando versos de un poeta muerto que no conozco. Si alguna vez tuve miedo, me desaparece de golpe.

Cierro la ventana y vuelvo a dormirme, con la esperanza de que tal vez en sueños, pueda estar con ella de nuevo una vez más.

Paint the sky with stars by Adrian Borda

6 Comentarios:

  1. Me ha encantado tu relato y he ido visualizando cada detalle.

    Chapó me encantó.

    Un beso.

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  2. Mientras puedas soñar, puedes vivir... Muy bello relato, amigo

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  3. He tomado un sorbo de esta mezcla de poema y relato.
    Excelente lectura.

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  4. Esto me inspira a hacer música, saludos!

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  5. Me ha encantado como la has retratado, hasta yo me he enamorado un poco, así; fugaz. Que nostalgia se siente ahora que se ha ido... creo que añoraba otro final

    Saludos

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  6. Bellísimo, me quedo para releerlo.

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