La rosa negra: Parte I

Le escuché en silencio porque escupir aquella historia parecía costarle demasiado. Me senté y la miré a los ojos, pude ver el miedo, el frío, la derrota sosteniéndose al compás de su mirada.

No puedo negar que se me hizo un vacío en el estómago cuando escuché su confesión: -Fui yo quien lo arrojó al vacío desde la ventana - me dijo bajando la mirada.
Cualquier otro día hubiera suspirado de alivio, sería otro caso resuelto, y se acabarían las investigaciones engorrosas y los interrogatorios pero ese día no podía sentirme aliviado, no podía porque se me acababan de romper todos los esquemas. ¿Su propia hija había sido quien había arrojado a su padre por la ventana?

- ¿Por qué lo hiciste Marta?
- Puso una canción que no me gustó nada, le dije que la quitase y se negó. Se puso a fumar junto a la ventana y lo empujé.
- ¿Y por qué no quitaste tú la canción? pudiste desconectar el equipo de música.
- Pude, pero no quise, esa canción me volvía loca, no sabía lo que hacía, no era dueña de mi misma-dijo mientras se echaba a llorar y escondía su cara entre las manos.
- ¿Recuerdas sobre lo que hablaba la canción?
- Vagamente-me dijo entre sollozos-hablaba de rosas negras, de soledad, frustración, era demasiado triste.
- ¿Rosas negras?- dije algo sorprendido- Junto al cuerpo de tu padre había una rosa negra, ¿La pusiste tú?
- No, yo no bajé a verlo, ni siquiera he visto una rosa negra en mi vida, cuando lo arrojé al vacío empecé a golpearme contra la mesa de cristal del salón, hasta que perdí el conocimiento - su cara estaba llena de cortes, por lo cual era bastante creíble su versión de los hechos.
- Muy bien Marta. Por hoy basta de confesiones. Llevaósla de aquí-dije mientras mantenía pulsado un botón que había junto a la mesa, al momento entró un policía de uniforme y se la llevó.

La historia de Marta era la décima de ese mes. Siempre la misma rutina. Una canción que enloquecía a las personas y las llevaba a matar y autolesionarse. La canción hablaba sobre rosas negras, siempre aparecía una rosa negra sobre el cádaver pero el homicida siempre aseguraba haber perdido el conocimiento y no recordar nada. Los testigos tampoco habían visto a nadie acercarse por allí a dejar una rosa sobre el cuerpo...

La policía trabajaba a destajo para intentar descubrir de que canción se trataba, pero nadie, nadie, había encontrado ni conocían una canción que cuadrara con la descripción. Ahora estaban buscando en el registro de propiedad intelectual...por si estuviera registrada, pero encontrar algo concreto entre los millones de canciones era un trabajo faraónico y casi imposible.

Eran las dos de la madrugada, había dormido una media de 4 horas la última semana y necesitaba descansar. Decidí irme a casa.

Aparqué junto a la puerta, bajé del coche y empecé a escuchar una melodía que venía del edificio de enfrente, no puedo describir la sensación de soledad que me vino a la mente en ese momento...Después vi un cuerpo que salía despedido por la ventana desde el cuarto piso.

CONTINUARÁ

NOTA: Este relato forma parte de mi participación como miembro de "El cuentacuentos". Se encuentra bajo una licencia © Creative Commons.