La rosa negra: Parte II

-Nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado. Después escucha esa canción enloquece y se tira por la ventana, fin de la historia.
-Todo eso está muy bien pero algo sigue sin cuadrarme, ¿quién pone esa canción y por qué? ¿quién elige cada víctima?- me sentí algo aturdido y tuve que sentarme en una silla cercana.-Yo mismo escuché esa canción y casi puedo asegurar que si esa chica no se llega a estrellar contra el asfalto despertando mi interés, hubiera sentido ganas de coger mi pistola y sólo Dios sabe lo que hubiera pasado.
-¿Recuerdas algo de esa canción?
-Simplemente sé que encajaba con la descripción que todos nos han dado, rosas negras, desolación tristeza, nunca me había sentido así.
-Y la rosa...¿viste a alguien acercarse al cuerpo?
-El único que se acercó a la chica fui yo, salí corriendo hacia ella dos segundos después de su caída, la rosa ya estaba allí tirada sobre su cuerpo, como si alguien la hubiera colocado a conciencia, pero puedo asegurar que no vi a nadie -estaba derrotado, por primera vez en mi carrera policial me sentía impotente, sin ganas de nada. Salvo de descansar.
-Siento lo de esa chica, y siento que tuvieras que verlo y vivirlo en primera persona. Pero tenemos que llegar al fondo de este asunto. Los periódicos sensacionalistas empiezan a inventar historias, la gente empieza a tener miedo.
-¿Podemos terminar esta conversación por hoy Hellen?, tengo ganas de descansar un poco, ha sido un día duro.
-Por supuesto, mañana seguiremos con esto. Buenas noches-puso su mejor sonrisa y me dio un beso en la mejilla.-Que descanses
-Buenas noches-me tumbé en el sillón y me quedé dormido.

-Buenos días caballero-dijo la florista sonriendo, era una mujer mayor de unos 60 años-¿Qué desea?
-Una rosa negra-contestó una voz grave y seca que provenía de un hombre alto y corpulento con gabardina. Llevaba un sombrero y gafas de sol.
-Un momento por favor-dijo a la vez que se metía en la trastienda y rebuscaba entre las macetas llenas de flores. Al final encontró lo que buscaba y se dirigió al mostrador de nuevo.-Aquí tiene ¿desea algo más señor?
-No-contestó fríamente a la vez que tiraba sobre el mostrador varias monedas y salía de la tienda sin despedirse.

La florista sacó temblorosa una tarjeta de un cajón con un número escrito, cogió el teléfono y marcó a toda prisa el teléfono que le indicaba. Un tono, dos tonos, tres tonos...
-Buenos días, inspectora de policía Hellen Morris ¿qué desea?-contestó de mala gana, y bostezando, acababan de despertarla y eso no le gustaba lo más mínimo.
-Hola llamo de la floristería "Dreams and Flowers" ¿recuerda que estuvo usted ayer por aquí?
-Sí sí-dijo despertándose de golpe y prestando toda la atención posible-dígame que sucede.
-Un hombre muy extraño acaba de comprarme una rosa negra. Acaba de marcharse.
-¡Maldición!, tengo que hacerle algunas preguntas, mandaré un coche patrulla para que la recojan. Gracias por su colaboración- dijo la vez que colgaba.

En la calle justo enfrente del local un taxi derrapó y se estrelló contra el escaparate de un restaurante. En la radio sonaba una extraña canción...hablaba de rosas negras.

CONTINUARÁ

NOTA: Este relato forma parte de mi participación como miembro de "El cuentacuentos". Se encuentra bajo una licencia © Creative Commons. Dedicado a María autora de la frase con la que empieza este continuación de "La rosa negra". Nada más despertar me giré y descubrí este relato a mi lado. Gracias por la inspiración.