Madrid en Navidad tiene un color especial. Las luces colgadas de farolas o de árboles brillan a lo lejos como luciérnagas.
Hay parejas abrazándose, niños corriendo, grupos de amigos riendo a las puertas de los bares y yo sentado en un banco echándote de menos e intentando escribir una historia en mi cuaderno lleno de dudas.
Tras tachar un par de bocetos, desisto y clavo la mirada en el infinito. Cuando el frío inmoviliza mis dedos me levanto y me marcho. Camino con la cabeza gacha, pensando, siempre pensando. Pero tampoco sé muy bien en que.
En mi cabeza hay mil preguntas que no encuentran respuesta, recuerdo algunas canciones y tarareo para mis adentros. Cuando me doy cuenta han pasado más de sesenta minutos desde que comencé a andar sin rumbo y el hambre acecha.
Busco algún lugar donde poder saciarla, miro a través del ventanal del primero que veo y descarto la idea, demasiado tranquilo, mala señal. Busco un segundo lugar y la gente se aprieta para poder pedir en la barra, demasiada concentración de gente, no es lo que quiero en estos momentos. Sigo caminando y una tenue luz alumbra la calle, proviene de un local que me resulta bastante familiar. Me detengo un segundo a observar por su cristalera y de repente noto como se me para el corazón, en la primera mesa hay una chica morena sentada. De repente me mira, la miro, me sorprendo, se sorprende. Pronto aparta la mirada nerviosa, vuelve a mirar pero yo ya no estoy. He salido corriendo.
Duele tanto encontrarte, saber que nada fue real y que los sueños, si los hubo alguna vez, se evaporaron hasta convertirse en humo, que mi libreta no tiene espacio suficiente para contar como me siento.
Así que en la primera papelera me paro a tomar aire y la tiro dentro. Después me alejo otra vez con la cabeza gacha, intentando no cruzar mi mirada con nadie. Observo un termómetro en el cartel luminoso de un bar, marca -173ºC, se ha vuelto loco, pienso. O es que Madrid se siente igual que yo...
Vuelvo a casa en metro, es tarde y está lleno de chavales a punto de irse de fiesta, las risas inundan el vagón, que suerte que ellos sepan como se hace, yo lo olvidé el día que te fuiste.
Y hay que seguir, yo mismo intento convencerme de ello, pero no sé si seguir va a suponer recordarte eternamente. Cada mañana intento sonreír, me digo a mi mismo que todo está bien. Pero es mentira, nada está bien, porque yo no estoy bien. Y mis ganas no pueden hacer más que nombrarte una y otra vez.
Mientras arranco el coche y enciendo la radio Silvio canta: “ojalá pase algo que te borre de pronto”, sonrío por primera vez. Quizás sólo así, Madrid en Navidad deje de dolerme.
Suscripción
Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Top 5 entradas
-
Dicen que hay una regla básica y fundamental en esto de las relaciones amorosas cuando todavía están por comenzar. Algunos la llaman "...
-
La mente humana nunca dejará de sorprenderme. Puedes olvidar a una persona, olvidar su rostro, sus gestos, su nombre y, un día de repente, m...
-
Voy a tratar de no contaminar lo hermoso de mi esencia, no cambiar sus palabras si brotan como luceros alados, disfrutar de las vistas qu...
-
Es extraño sentirse parte de nada, añorar con nostalgia tu planeta preguntar si volverás o si acaso, tan siquiera existe, naufragar ca...
-
Sé que llevas dentro de ti los escorpiones de la ausencia. Que te aguijonean con su veneno y se alborotan si consigues ignorar su presencia...
Archivo del blog
14 de diciembre de 2008
La locura de los termómetros
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguidores
Etiquetas
- Audiopoemas (3)
- Ausencias (1)
- Cicatrices (8)
- Colaboraciones (3)
- Comunicados (2)
- Decálogos (1)
- Deprisa-Deprisa (1)
- Duelo (1)
- El club de las malas costumbres (4)
- Empezó con música (2)
- Entrevista (1)
- Entrevistas (1)
- Eventos (1)
- Fotopoemas (2)
- Guiones (1)
- Humor (1)
- La vida después de ti (3)
- Las letras donde me sumerjo (3)
- Literatura urgente (2)
- Microrrelato (86)
- Noticias (3)
- Novedades (1)
- Novelas (1)
- Podcast (1)
- Poema (5)
- Poemas (26)
- Poemas raros (1)
- Poesía (13)
- Prosa poética (7)
- Prosas (1)
- Prosas con audio (2)
- Publicaciones (1)
- Recomendaciones (1)
- Reflexiones (36)
- Relatos (53)
- Relatos a partir de un dibujo (1)
- Relatos a partir de una foto (5)
- Relatos compartidos (1)
- Relatos con podcast (5)
- Relatos de denuncia social (2)
- Relatos de ficción (1)
- Relatos dedicados (2)
- Series de relatos (3)
- Solicitudes de ayuda (1)
- terminó con letras... (1)
- Tropiezos y Trapecios (1)
- Vídeopoemas (4)
- Vídeoreseñas (1)
-173 GRADOS!!! QUE BARBARIDAD!!! Menos mal que volví a Valencia a tiempo de no morir congelada!!!
ResponderEliminarYo también te deseo que pase algo que la borre de pronto. ANIMO!!
Para hacer que la Navidad deje de doler, ¿sirve descubrir con una amiga que en Madrid hay -173 grados? ;)
ResponderEliminar173 besos
Mun
Navidad.. ¿Dulce..? Navidad.. si no estoy a tu lado.. el turrón no sabrá igual, ni quizás se me atraganten los polvorones de 3 en 3 si tú no estás ahí para pegarme la bronca..
ResponderEliminarQuizás me olvidé de nuevo y pelé los langostinos reservandolos en el plato.. por si te apetecía comerlos.. y quité los pipos a las uvas.. para que no tuvieras después "sorpresa" final.. y de nuevo, la misma historia.. NO-ESTÁS-AQUÍ.
Verás que entre el estruendo de las panderetas, la gente abarrotando las calles con los ojos iluminados con los ojos de 1000 bombillas que iluminen Madrid estos días y el ya casi desaparecido olor a castañas te harán empezar a SER.. y se llevarán tu FUIMOS. ;)
Un abrazo.. y un par de sonrisas.
Ojalá, ojalá... Ni viendo ni dejando de ver (les) se consigue borrar... El tiempo todo lo cura Oski, el problema es que se nos hace eterno. Ánimo, un beso
ResponderEliminarYo con que ya viera solo el signo - me conformaría,y si es -173 sería la leche!! :)
ResponderEliminarEse tipo de dolor sirve para sentirnos vivos compi,es el mejor anticongelante.Y esa sonrisa termina por vencerlo una batalla más.
El abracadabra de la expresión es la escritura y tú me dijiste escribe! y yo te digo no dejes de hacerlo! :)
174 abrazos!
Cuando nos tomemos esas cañas que no sea una guinness caliente!! :p
Voy el sábado para allá, al concierto de Ismael Serrano y veré si el Madrid navilleño me proporciona tantas sensaciones como a ti, o me vuleve loca como al termómetro.
ResponderEliminarEn cualquier caso, he de ir bien abrigada, por lo que veo...
Hace años que no viajo a Madrid en época navideña, antes lo hacía con frecuencia por motivos familiares, así que tengo unas ganas enormes de experimentarlo de nuevo.
Un saludo
Hoy dejo este comentario porque el que me amenaza es un mono con una ballesta. Y no es que me de miedo un mamífero peludo varón e inferior a mi estatura, es que puede hacerme daño con el trasto ese y el sábado no podré acompañar a cierto personajito al que adoro a un concierto que ya se ha citado por aquí.
ResponderEliminarYo creo que tantos en un termómetro son imposibles de ver en vivo y en directo, te congelarías en el acto. Pero vamos, que si Oscar lo ha visto, habrá que creerlo...
Y bueno, que me ha gustado, petardo, y que no te permito escribir nada más triste hasta el año que viene, asi que tu verás como te las apañas.
Un hugecito.
Fila 16. ¡Ayss, qué ganas! Estuve en el comienzo de gira (24 noviembre), he estado aquí, en Santander (22 noviembre 2008, pero Madrid es otra historia. Se nota que juega en casa, jajaja.
ResponderEliminarSaludos
Oski, esa canción de Silvio es tan genial!! y dice lo que tu sientes ahora verdad? Las fiestas tienen estas cosas, recuerdan ausencias, dolores,recuerdos, no son tan felices como cuando eramos niños verdad? allí solo quedaba desesar que llegara Papá Noel y comer cosas ricas.
ResponderEliminarPero ahora es diferente. Intenta pensar en lo que tienes y en lo que deseas, en vez de lo que te falta, solo inténtalo. Quizá el termómetro entonces pueda volver un poco a la normalidad...
Besos
Resulta duro sentirse nostálgico en Navidad, porque la Navidad madrileña tiene algo que hace que los nostálgicos se sientan ausentes de su alrededor, como si caminaran a través de un sueño. Como si un cristal invisible pero demasiado grueso te separase del mundo. A pesar de ello, me gusta caminar por Callao, y la gran Vía, y luego pasar por la Plaza Mayor para ver el mercadillo al que iba (y sigo yendo) todos los años con mis padres.
ResponderEliminarSé lo que es tener un velo negro sobre el horizonte, porque actualmente también atravieso esa fase. Todo se vuelve borroso y ni las luces de Navidad logran iluminar las noches. Te dejo estos versos de Cernuda:
"Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,
aunque siempre nos falte alguno;
recoger la vida vacía
y caminar esperando que lentamente se llene,
si es posible, otra vez, como antes,
de sueños desconocidos y deseos invisibles. "
Un saludo y muchos ánimos.
Conta todo pronóstico, me quedé tranquila al leer este post, porque conmigo te has reído a carcajadas (demasiado contagiosas para mí. Cualquiera que me viese ahora, pensaría que estoy loca, porque me acuerdo y me rio sola... pero me da igual. No cambio una de tus carcajadas por nada).
ResponderEliminarEn cuanto a lo de los -173º, mi teoría es que el frio que tú sentiste, se le pegó a tu ciudad. ¿La parte buena? Es fácil: con cariño, carcajadas y muchos "huguecitos", el frío se pasa, aunque en la calle siga siendo invierno...
Un besiño!!!!
Vaya, otra triste historia de otoño en Madrid. Tiene mala pinta, mala pinta...
ResponderEliminarel tiempo la verdad qe hace milagros.. verdaderos milagros..
ResponderEliminary a veces el frio quizas no sea la peor parte.. si consigues sonreir a pesar de todo, has ganado media batalla..
escribe genial, te dedico una reverencia xD
por cierto, ese termometro mrcaba eso de verdad?
seguramente se habra vuelto loco... :)
un beso espero k estes bien!!
:o Precioso Oski, puro sentimiento. Tienes ahí un filón que tienes que explotar, aunque duela.
ResponderEliminarObservo un termómetro en el cartel luminoso de un bar, marca -173ºC, se ha vuelto loco, pienso. O es que Madrid se siente igual que yo... La leche...
Un abrazo,
Pedro.
Ps: te digo lo mismo que a Mun, no pudo ser más tiempo, pero el tiempo que fue me parecio estupendo,a ver si la próxima vez puede ser más ;)
El tiempo salta a tu favor... aunque ahora pienses que se ha congelado bajo esos 173ºC... en realidad se mueve... para delante... ¡ánimo!
ResponderEliminarBesos