Me cruzo cada día contigo más o menos en el mismo punto y
nunca te he dicho nada. Siempre a la misma hora, las 8:10 de lunes a viernes, los dos casi
corriendo y con la lengua fuera, tú despeinada y con cara de "joder llego
tarde otra vez", yo con cara de haber dormido cuatro horas y de
"¿para qué corro si ya voy tarde?".
Nuestros caminos se cruzan durante un segundo cada día,
vamos con la cabeza gacha hasta que al coincidir nos miramos de forma fugaz, una manera particular de darnos los buenos días sin hablar. Después
cada uno sigue su apresurado camino y no nos vemos hasta el día siguiente. Juro
que salgo tarde de casa por casualidad, no porque espere el encuentro, pero
parece que mi reloj se retrasa automáticamente para que coincidamos. ¿Le pasará
eso también al tuyo? Hace ya aproximadamente dos años que esto se repite.
Siempre a la misma hora, si un día me adelanto no te veo y si me retraso
tampoco. Y entonces ese día noto que me falta un buenos días en la cartera y
que alguien me ha robado ese momento de felicidad efímera.
Si alguna mañana no nos vemos en el mismo punto de siempre, reduzco mi velocidad por si vas
rezagada y a veces funciona, consigo cruzarme contigo en otro punto y el que ya
iba a parecer un día de mierda, se pone a saltar en los charcos como un niño
pequeño que espanta a sus fantasmas.
La semana pasada tuvimos una novedad. Vi tu sonrisa por vez
primera, te hizo un chiste un jardinero que siempre está recogiendo hojas por
esa zona, fue en ese momento de despiste cuando nos cruzamos, pero no lo
hicieron nuestras miradas. Tragué saliva, por un momento odié al jardinero y me
acordé de toda su familia, el cabronazo rencoroso que llevo dentro quiso patear
todas sus hojas para que tuviera que recogerlas otra vez una a una, pero
después pensé que gracias a su chiste, te había visto por primera vez sonreír.
Y vaya sonrisa. Aún busco una palabra para definirla, pero sospecho que no
habría suficientes en el diccionario. Una sonrisa que sólo podía ser tuya.
Y aquí me tienes, tratando de plasmarte, dedicándote unas
líneas, con la absurda esperanza de que te lleguen de algún u otro modo. Si te
soy sincero siempre he tenido miedo de girarme y que tú no te gires, de ver que
soy el único que disfruta con ese segundo al día de cruce de caminos, de que
pienses que soy un colgado más que se dedica a escribir líneas a cualquiera.
Mañana volveré a cruzarme contigo, nos daremos otra vez los buenos días sin hablar y mi día será un poco menos rojo, sabiendo que tras las prisas se esconde una sonrisa que podría detener Madrid y todos sus semáforos en un sólo chasquido de dedos.
Mañana volveré a cruzarme contigo, nos daremos otra vez los buenos días sin hablar y mi día será un poco menos rojo, sabiendo que tras las prisas se esconde una sonrisa que podría detener Madrid y todos sus semáforos en un sólo chasquido de dedos.
Y algo hará "crack" otra vez, dentro de mi pecho.
Crossroad to Heaven by Mitch Weiss
Waaaaa, adoro esos momentos peculiares que el día a día nos ofrece. En mi caso el cercanías y el metro. Siempre acabas conociendo a alguien aunque nunca llegues a entablar palabra, les acabas poniendo peronalidad. Y el día que desaparecen, te hacen pensar, si se habrán puesto enfermos o simplemente se habrán quedado dormidos.
ResponderEliminarJaja, ahora que recuerdo, hace un par de años escribí una entrada precisamente sobre esto.
Un saludo!
Hay tantas personas que se cruzan en nuestro día a día y a los que nunca dirigiremos la palabra que da para pensar. Rozalén tiene una canción sobre esto:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=5K_8L93GFMA
Momentos que te alegran el día y te planteas una y otra vez si sentirá lo mismo que tú. Es toda una incógnita.
ResponderEliminarUn abrazo!
Probablemente no, tal vez ella también tenga su propio "cruce" diario con otra persona. Es algo que nunca sabremos jejeje.
EliminarUn abrazo.
Que no creo en las casualidades y que un abrazo fuerte :)
ResponderEliminarYo tampoco la verdad.
EliminarOtro para ti!!!
Ese crack tan común y efimero que a veces se queda dentro de nosotros, y no sé porqué suele provenir de la sencillez de una mirada o de una sonrisa de alguien ajeno...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo lo has expresado, así que solo queda agradecerte que lo compartas con nosotros :)
Gracias a ti por venir a leer.
EliminarUn abrazo!
El tiempo, el espacio y las emociones...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, algo que se supone que es una rutina y sin embargo,lo has dotado de una belleza especial, casi emocionante...
Besos Óscar!
Hay rutinas que dan la vida porque paradogicamente, te sacan de la rutina :-)
EliminarBesotes
Me ha gustado mucho; sobre todo la ruptura casi solemne del relato con la entrada del jardinero y ese despertar del lado oscuro que tenemos todos. Le da al texto un plus de verdad.
ResponderEliminarEra imposible no sacar al cabroncete que uno lleva dentro con un jardinero tan inoportuno jajaja.
EliminarMaquillar la realidad es absurdo. Nadie en su sano juicio le habría dado una palmadita en el hombro en ese momento :-)
Salud, gracias por leer.
Esas miradas cómplices son la vitamina que necesitamos, tan lindo cuando las encontramos, y tan duro cuando las perdemos.
ResponderEliminar:)
Y que lo digas... probar la miel y que luego te la quiten. Injusticias del mundo.
EliminarY sí, así hasta los madrugones resultan mágicos..
ResponderEliminarBueno, los madrugones siguen siendo una putada, pero está claro que con esto mucha menos putada.
EliminarHay tantos tipos de relaciones como personas en el mundo. Esta es de una sencillez genial.
ResponderEliminarUn abrazo!
Dicen que en las pequeñas cosas es donde más felicidad se encuentra...quién sabe...
EliminarUn abrazo!
Oski, ¡háblale! O:)
ResponderEliminarYo de vez en cuando me enamoro en el tranvía, pero no tengo un amor fijo aún jajaja.
Tienes magia en los dedos, pardiez, tienes y haces magia...
Sabes que no caerá esa breva, hay momentos que es mejor dejarlos en anécdota, quién sabe, tal vez se rompa la magia al hablar, mejor no comprobarlo jajaja.
EliminarUn besote!
PD: ¿Qué tienen los transportes ferroviarios que tanta inspiración aportan? No me lo explico jajaja.
Me ha gustado mucho el corto, no lo conocía, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarLo que se ve en el corto es lo que se siente cuando de repente pasan un par de semanas sin estos cruces jejeje.
Salud.
Una de las cosas que más me gustan de Madrid y sus calles, su transporte público, es precisamente esto que relatas. Esas miradas, esas sonrisas, esos gestos que compartes con gente desconocida y que de una forma u otra, cambian tu día.
ResponderEliminarCasualidades divinas
Abrazos patunos :D
Sin duda, pequeñas tablas para naufragios.
EliminarAbrazos.