6 de diciembre de 2015

Decisiones

Si hace unos meses hubiera tenido la fuerza que tengo ahora, con toda probabilidad no habría permitido que el brillo de tus ojos me cegase. Sobre todo ahora que dudo si realmente brillaban, o era sólo el reflejo de los míos.

Caminar da sabiduría, pero me es inevitable maldecirme cuando he creado vínculos costosos y kilométricos, que ahora me obligan a pagar unas facturas tan terribles, que me dejan las horas en números rojos. Supongo que es cuestión de calma, aunque por lo que recuerdo nunca he conocido del todo esa palabra, he preferido vivir en huracanes y terremotos, vadeando personalidades tan arrolladoras que me dejaban sin aire y aliento.

Lo mejor (o lo peor según se mire) es que no me arrepiento lo más mínimo de haberme entregado, de haber apostado todo al viento que levantabas al andar y que pensé podría hacernos levantar el vuelo. Me equivoqué, pues había olvidado que ya soy capaz de elevarme sin necesidad de que nadie me ayude y, eso hizo que me mantuviera anclado a ti. Por horroroso que esto suene.

Pero así son las cosas, tú tomaste la decisión, no sé cuál pero una, y yo empecé a ahogar el olvido en cerveza, no sé cuál, pero alguno. Y no debe estarme funcionando una mierda, porque lo único que he conseguido es un historial de jaquecas horrible y las notas del móvil llenas de reflexiones absurdas, que no recuerdo haber escrito, con las que ni siquiera estoy de acuerdo. Aunque eso tampoco es raro, porque tiendo a contradecir lo que pienso de un día para otro. Soy un caso digno de estudio.

Aunque no lo parezca sigo adelante, con pocas ganas de hablar, pero sin embargo, conociendo personas cada día. Algunas de esas personas me están dejando roto con la luz que desprende su esencia, ya que ni siquiera me fijo en otra cosa, y estoy aprendiendo mucho de mí mismo viéndome a través de los demás y, meciéndome en una soledad interna tan buscada como necesaria.

Pero confieso que me siento un poco perdido. Que no tengo planeado mi siguiente paso y que a veces dudo si el rumbo que estoy llevando me conducirá a algún sitio. Dudo también de tener la fuerza necesaria para seguir rompiendo las cadenas de esta insatisfacción vital que de un tiempo a esta parte me acompaña. Dudo. Como si el dudar se hubiera convertido en un verbo clave en mi existencia.

Pero dudar, tal vez, me esté llevando a plantearme cosas que antes me pasaban de largo y que son la cura, a esas heridas que tengo abiertas, por no saber despedirme a tiempo.

O por no querer.

O no poder.

Yo que sé…

Doubt by David Schermann

INFO: El sábado 12 de diciembre daré mi último recital del año en Galapagar. Más información en la sección de eventos.

7 Comentarios:

  1. Bello texto
    Vamos escribiendo lo que sentimos y vamos creando con letras. Somos lo que aprendemos y quizas mas
    un abrazo de intelecto

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  2. Ni arrepentirse de lo hecho, ni pensar demasiado en lo que hacer a continuación. Es la mejor manera de VIVIR.
    Besitos!

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  3. Yo tampoco sé, hoy no te puedo decir mucho, pero desde luego no te arrepientas de nada, las decisiones que tomamos nos llevan a donde estamos hoy, a quienes somos y a seguir tomando otras decisiones.

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  4. Hay frases que ojalá hubiera sabido escribir yo porque reflejan esa forma de sentir, de vivir, o malvivir, que compartimos. Pero...¿sabes?, en esos momentos en los que uno está fuerte se da cuenta de que ese sentimiento de pérdida es el impulso que jamás conseguirá inyectar el mejor de los mapas para recorrer tu camino.

    Besazos!!

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  5. Hay que salir adelante, siempre, adelante, aunque a veces, nos detengamos, porque no tengamos fuerzas para continuar, pero después, siempre adelante.

    Me gusta la imagen que has utilizado.

    Un beso dulce de seda poético.

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  6. Y gracias por tu comentario, enlazo tu blog para no perderlo de vista.

    Otro beso.

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  7. Sin esa pérdida, desprendimientos y reconstrucción, casi continuos, no seríamos más que figuras hermosas y perfectas desgastándonos impasibles bajo la lluvia de agua, de tiempo...
    Si supiéramos siempre que somos con total exactitud, más exactamente tendríamos claro como destruirnos cuando llega la tentación.
    El desconcierto, el cambio, son en el fondo aliados que generan impulsos, contra la lluvia, contra el tiempo, contra la tentación de desgastarnos sin hacer nada en contra.

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